Como casi todos los productos de Mercedes, este C200 CDI más que rodar sobre la carretera parece que la sobrevuela. La rigidez del bastidor y el fantástico aislamiento sonoro consiguen que viajar en su interior sea una sensación que, sólo cuando se va en un Mercedes, se puede disfrutar. Naturalmente que hay otros muchos modelos con suspensiones absorbentes y de gran rigidez estructural, pero la sensación de coche bien hecho que se tiene en un Mercedes —con la sola excepción del Clase A— todavía no hay ninguna otra marca que la haya igualado. Quizás es que tampoco lo pretendan. ¿Quién sabe? Todo este positivo panorama se conjunta de cara a un habitáculo realizado con la clara idea de acoger a sólo cuatro adultos. El tercer usuario trasero, que también recibe su correspondiente apoyacabezas, tiene, aparte de poco espacio entre sus dos acompañantes laterales, el problema de dónde colocar sus pies, pues el túnel de transmisión es bastante voluminoso, tanto en anchura como en altura. Los asientos están bien cuidados, tanto delante como detrás, y son razonablemente firmes, por no decir duros. Su buen diseño ayuda a acomodar el cuerpo por largos periodos sin cansancio extra. Es curioso que el del conductor tenga, de serie, reglaje eléctrico en altura y de respaldo, mientras que el movimiento longitudinal haya que realizarlo con la típica palanca manual y el esfuerzo lumbar correspondiente. Cosas de los diseñadores. El equipamiento, tanto de confort como de seguridad, es amplio y sin que el primero pueda ser considerado el de una berlina de lujo, sí que contiene todo lo necesario para no echar de menos nada imprescindible en este nivel de precio. Hablar de terminación en un Mercedes puede parecer una obviedad, porque se presume como perfecta siempre, pero en este modelo hemos encontrado dos detalles que merecerían una explicación por algún técnico de la marca. En primer lugar, la separación entre el salpicadero y el revestimiento de ambas puertas es de, prácticamente, un centímetro, dejando un hueco poco acorde con la fama de la marca. Por otra parte, en la parte inferior del umbral de las puertas traseras, existe una pieza plástica, que protege del roce de las suelas de los zapatos, cuyo acople con la moqueta es deficiente. No queremos darle mayor importancia, simplemente son detalles para bajar la nota de la matrícula de honor al sobresaliente y que hay que buscar con lupa. Bajo una visión global, el C200 CDI puede catalogarse como un Mercedes de pura cepa, donde capítulos como confort, calidad y prestancia son sus más valiosas bazas. Un más que buen comportamiento y un motor muy agradable de utilizar y poco gastador se alían a aquellas. Las prestaciones no son su principal virtud pero, en conjunto, es un coche muy satisfactorio.
Mercedes C200 CDI Classic
Más que impresionar por su potencia, la versión 200 CDI del Clase C pretende entusiasmar con una suavidad de funcionamiento extraordinaria, asociada al refinamiento habitual de los productos de Mercedes.
