Si los vemos como dos lúdicos descapotables, hay versiones más baratas y sencillas en sus respectivas gamas y tan divertidas como las que nos ha tocado esta vez probar. Para disfrutar de la verdadera esencia de cualquier tipo de cabrio, prescindir del techo y experimentar las sensaciones que produce el golpe de aire y de luz en tu cabeza es más que suficiente para poner un descapotable en tu vida. Entonces, otras muchas cuestiones pasan a un segundo plano. Pero en este caso, mecánica y chasis también intervienen mucho en esas otras sensaciones por las que estos Mazda MX-5 y Mini Cabrio te seducen: su conducción llevada a un nivel casi de pilotaje.
El Mazda hace de su propulsión trasera con autoblocante mecánico y la "histérica" respuesta de su motor 2.0 atmosférico de 160 CV, empujando poco más de una tonelada de peso, un coche de sensaciones únicas a día de hoy. Por su parte, el sobrealimentado motor 2.0 de 192 CV hace del Mini Cabrio Cooper S un coche rapidísimo de motor y con un noble y eficaz tacto de chasis (tracción delantera) para exprimirlo.
Cualquier Mini es un coche muy especial entre sus semejantes, por diseño y tacto de conducción. Como lo es el MX-5 por simple concepción. Es un roadster en toda regla, diseñado tal cual, en el que sentirás más tumbado que sentado y embutido en un riguroso puesto de conducción, que no admite reglaje de altura de asiento ni de profundidad de volante; cuando el Mini Cabrio es una variante del Mini convencional, más versátil y no mucho menos especializado. Pero el MX-5 como deportivo y descapotable no está tan condicionado como el Mini y también por su condición de biplaza resulta más auténtico.
Mazda MX-5 & Mini Cabrio: tracción trasera o delantera
Desde que abres una puerta, sientes que el Mazda es un coche ligerísimo y luego en marcha, sin ser agresivo, aprecias su agilidad de dirección y lo liviano de inercias que es en curva. El Mini tiene un tacto firme y rápido (ya no tanto como antaño ni es tan agresivamente reactivo como fueron las siglas Cooper S), pero cuando te enfrentas a curvas lentas de montaña, dejándote llevar por su rapidísimo motor es claramente subvirador. Son 300 kilos de más los que debe digerir respecto al Mazda MX-5 y le condiciona en la entrada en curva. Pero sacrificando algo de velocidad, una vez apoyado y dirigido resulta extraordinario saliendo. Su motor es poderosísimo y totalmente aprovechable en marchas cortas para salir catapultado sin perder motricidad. En su caso es la electrónica emulando un autoblocante la que le asegura al Mini una altísima capacidad de tracción y salida neutra, o incluso buscando el interior de la calzada. Es ahí donde el Mini basa su poderío.
El Mazda tiene una entrada en curva mucho más neutra y despreocupada por el poco esfuerzo que te exige guiarlo muy rápido en curva, para luego amagar el sobreviraje que induce su autoblocante mecánico si en marchas cortas haces aullar a su motor. Te puede exigir el MX-5 una mayor pericia en ese punto, pero resulta tan equilibrada su "explosividad", que disfrutas su conducción de propulsión sin estresarte y sintiéndote un buen piloto. Además su capacidad de frenada resulta muy constante, cuando en el Mini, que te lleva al punto de frenada más rápido, sientes que llega a perder tacto y mordiente.
Mazda MX-5 & Mini Cabrio: motor atmosférico o turbo
Sus motores también buscan predisposiciones diferentes de quien los conduce... aunque menos de lo que puede sugerir que el Mini sea turbo y disponga de 192 CV y el Mazda siga ofreciendo un bloque atmosférico y en su caso de solo 160 CV. El 2.0 Turbo del Mini responde desde abajo con mucha fuerza, tanto que llegas a insertar la 6ª marcha en ciudad y moverte sobre las 1.000 rpm (unos 50 km/h) ya con cierta agilidad. Pero no es mucho menos el Mazda. Su motor 2.0 compensa su menor entrega de par con desarrollos más cortos y además tiene que mover muchos menos kilos de coche.
De hecho, sorprende más lo que da de sí el MX-5, que lo que te encuentras en el Cooper S, al fin y al cabo consecuente con la superioridad de su mayor potencia, par y respuesta de turbo. Pero el motor del Mazda encandila por su desparpajo para responder muy bien desde abajo, ganar vueltas y empujar sin saturarte hasta tocar casi las 7.000 rpm. Además, su caja de cambios es una obra de arte, por sus cortísimos guiados y precisos enclavamientos. En el Mazda escuchas y sientes el motor y el cambio de forma muy directa, aunque es una crudeza que aporta valor a este tipo de roadster.
Motor y cambio puede que refinen un poco el tacto mecánico del Mini, aunque no está exento de sensaciones muy deportivas. Las descargas de presión del turbo cuando dejas de acelerar se escuchan con facilidad... y resulta adictivo. Y el cambio, por si solo, ejecuta un golpe de acelerador al desplazar la palanca para reducir marchas. Metidos en faena en los trazados de montaña donde mejor disfrutas de la doble condición de estos coches, los dos son emocionantes por igual, pero suficientemente diferentes entre sí: un deportivo más preciosista el MX-5 y más "bruto" el Mini.
Mazda MX-5 & Mini Cabrio: techo manual o eléctrico
El Mazda lleva su pureza hasta en la forma de replegar su techo de lona. Lo haces manualmente, pero de forma muy rápida (no más de 3 segundos), si te atreves con un forzado movimiento de brazo derecho. Y lo recoge muy bien por debajo de la cintura de la carrocería. En 18 segundos se repliega eléctricamente el del Mini y baja las 4 ventanillas. Tiene un paso intermedio, donde libera una primera sección de 40 centímetros, como si fuera simplemente un techo corredizo. El Mini es más relajado por su mayor solvencia de motor, pero también su consumo es mayor y su chasis vibra más cuando pisamos baches. Bajo esas circunstancias, el MX-5 se siente más consistente. En cualquier caso, como decía más arriba son aspectos que pasan a un segundo plano cuando disfrutas del pilotaje de estos descapotables.
Mazda MX-5 Roadster y Mini Cabrio Cooper S, en números
DATOS AUTOPISTA.ES |
Mazda MX-5 2.0 Skyactiv-G |
Mini Cabrio Cooper S |
Potencia |
154,6 CV a 6.145 rpm |
200,5 a 5.495 rpm |
Par |
19,8 mkg a 4.4560 rpm |
33,8 mkg a 2.070 rpm |
Peso |
1.074 kg |
1.375 kg |
Acel. 0-100 km/h |
6,96 s |
7,15 s |
Acel. 400 m |
15,0 s |
15,0 s |
Acel. 1.000 m |
27,7 s |
27,1 s |
Adel. 20-50 km/h en 2ª |
2,4 s |
2,4 s |
Adel. 60-120 km/h en 3ª |
7,0 s |
6,2 s |
Adel. 80-120 km/h en 4ª |
6,11 s |
5,51 s |
Adel. 80-120 km/h en 5ª |
8,2 s |
6,8 s |
Adel. 80-120 km/h en 6ª |
11,0 s |
8,4 s |
Consumo urbano |
6,9 l/100 km |
7,8 l/100 km |
Consumo carretera |
5,5 l/100 km |
6,3 l/100 km |
Frenada a 50 km/h |
9,5 m |
9,8 m |
Frenada a 100 km/h |
38,3 m |
40,0 m |
Frenada a 120 km/h |
56,7 m |
56,0 m |
Frenada a 140 km/h |
75,2 m |
75,9 m |
Sonoridad a 120 km/h |
80 dB |
73,3 dB |
Maletero |
160 litros |
240 litros |
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