Mazda CX-60 e-Skyactiv D, probamos el SUV Diésel que otros rivales mirarán de reojo

El Mazda CX-60 estrena motor de 6 cilindros, ya de por si una rareza en estos tiempos, más aún si es un Diésel, aunque no uno cualquiera. Se ofrece en versiones de 200 y 254 CV, tiene una tecnología con la que marca espera superar Euro 7, pero si destaca por algo es por lo poco que consume y lo refinado que es.

Raúl Roncero.

Nuestras primeras impresiones a bordo de los nuevos Diésel del Mazda CX-60.

Mazda tiene tan claro que el coche eléctrico es parte de la solución de cara al futuro como que lo es en este momento la diversidad de tecnologías, y aquí entran en juego, especialmente, todo aquello en que los fabricantes de coches llevan especializándose desde que el automóvil viera la luz, incluyendo, cómo no, el motor Diésel. Mazda se ha sacado de la manga un desarrollo con grandes ventajas para el usuario, porque es un motor que gasta muy poco combustible, tiene un sistema de hibridación ligera que le permite disponer del distintivo medioambiental ECO de la DGT, y a priori, también es un motor que no debería tener problemas en superar Euro 7 cuando esta normativa entre en vigor a partir de 2025.

Mazda CX-60 Diésel
Mazda CX-60 e-Skyactiv D, disponible con versiones de 200 y 254 CV.

Pero además, Mazda ha empleado diferentes soluciones para seguir “conectando” con todos aquellos conductores que, además, son aficionados y prefieren conducir no ya un coche potente, sino un vehículo con un motor “diferente”. E-Skyactiv D es como se denominan estos nuevos propulsores, se ofrece desde ya en el Mazda CX-60 con dos niveles de potencia y como alternativa a la versión PHEV híbrida enchufable y estará también presente en el Mazda CX-80, la variante de 7 plazas del CX-60 que se pondrá a la venta desde mitad de año en adelante.

Mazda CX-60 e-Skyactiv D, la necesidad de un motor grande para consumir lo menos posible

Si el pliego de condiciones fuera sólo poder alcanzar 254 CV, que es la máxima potencia que entrega el motor en su configuración más potente, cualquier fabricante tiene hoy tecnología para conseguirlo con un motor de dos litros de capacidad y cuatro cilindros, incluyendo Mazda. Lo podría haber logrado incluso con su bloque 2.2 litros que emplea en el Mazda CX-5 con el que supera los 180 CV. Pero si el objetivo es un Diésel con vistas a futuro, hay que cambiar ciertos planteamientos técnicos, y eso es lo que ha llevado a Mazda a emplear un motor grande para emitir y gastar lo menos posible. La marca ha empleado una cilindrada de 3.3 litros en su nuevo bloque de 6 cilindros en línea, una arquitectura que por sí sola garantiza el mayor equilibrio natural que puede tener un motor, así que el punto de partida no puede ser mejor.

El resto de innovaciones, van por dentro, y lo vamos a intentar explicar de la manera más fácil posible. Una de ellas se denomina de DCPCI, un nuevo sistema de combustión que se basa en un principio: funcionar siempre con el menor aire posible dentro de cada cilindro y preparar la combustión de la manera más óptima posible. Para ello, Mazda ha desarrollado un nuevo diseño en la cabeza del pistón que origina una especie de precámara que se combina con una secuencia de inyecciones adecuada a ese diseño en cuando a velocidad, tiempo y distribución de las inyecciones, cinco en total por cada ciclo. Una primera pre-inyección choca con las paredes curvas de la precámara con la intención de dividir en dos especies de lóbulos el combustible; la segunda inyección distribuye de forma eficiente estos dos frentes alrededor de la cabeza del pistón y una tercera secuencia, con mayor volumen y justo al límite de compresión, permite la combustión ideal. La dos secuencias finales de inyección por cada ciclo están más orientadas a proporcionar una combustión lo más limpia y libre de emisiones y partículas posible. Adicionalmente, la línea de escape cuanta con un filtro de NOx que requiere aditivo Adblue para una eficiente neutralización de las emisiones. 

Mazda CX-60 Diésel
El consumo del Mazda CX-60 e-Skyactiv D es de 5,0 l/100 para la versión de 200 CV, 5,2 l/100 km para el 254 CV.

Mazda utiliza un solo turbo de geometría fija para sus dos versiones empleando la misma presión relativa de soplado para los dos; la diferencia en potencia, par y regímenes a los que se consigue o mantiene estos valores se consigue exclusivamente mediante electrónica. De partida, este motor Diésel e-Skyactive D tiene los dos principios necesarios que necesitaba Mazda para lograr el compromiso entre rendimiento, bajo consumo y emisiones que se perseguían: gran cantidad de aire global para lograr un alto rendimiento, de ahí el número de cilindros, pero con una estrategia de funcionamiento al límite del aire que necesita cada cilindro para realizar una combustión 100% optima.

La caja de cambios deriva en este caso del Mazda CX-60 e-Skyactiv PHEV, una transmisión con engranajes epicicloidades como los de una transmisión automática que se conecta al motor mediante un embrague. Y sí, al igual que el PHEV, aquí también hay una unidad eléctrica, aunque este caso, asociada a una red de 48 voltios. Este pequeño motor proporciona 17 CV y 153 Nm, permite que el coche pueda circular a vela con el motor térmico completamente apagado, e incluso, proporciona una ligera contribución de par a la hora de acelerar desde bajas velocidades, amén de ser la tecnología que le permite lucir el distintivo ECO de la DGT en el cristal delantero con las ventajas de uso que implica a la hora de acceder al centro de las ciudades.

Mazda CX-60 Diésel
Mazda CX-60 e-Skyactiv D. La diferencia de precio entre las dos motorizaciones es de 3.600 euros. 

Mazda CX-60 e-Skyactive D, sus cifras de rendimiento y lo que gastan en condiciones reales

El nuevo motor Diésel e-Skyactive D de Mazda se monta en el CX-60 con 200 CV y tracción trasera o con 254 CV y tracción total. En el primer caso, el par está limitado a 450 Nm en una banda de 1.400 a 3.000 rpm, logrando la potencia máxima a 4.200 rpm. El motor más potente consigue 550 Nm de par entre 1.500 y 2.400 rpm y la potencia máxima se declara a 3.750 rpm. A pesar de la diferencia de peso entre las dos versiones fruto del sistema de tracción utilizado, lo que distingue a un motor de otro no es tanto la mayor potencia, sino la forma de entregarla. Mientras que el e-Skyactiv D de 200 CV es un motor elástico, untoso y refinado, pero claramente descafeinado en cuanto a entrega de potencia, el e-Skyactiv D de 254 CV tiene esa explosividad típica de Diésel grande y poderoso, ofreciendo sensaciones mucho más deportivas pero sin perder el característico refinamiento de este propulsor, que, además, suena bonito en el habitáculo.

El consumos declarado del Mazda CX-60 Skyactiv D de 200 CV es de 5 l/100 km, con unas emisiones de 128 g/km para la versión menos pesada y equipada. Consigue una velocidad máxima de 212 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,4 s. El Mazda CX-60 E-Skyactiv D de 254 CV anuncia 5,2 l/100 km y unas emisiones de CO2 de 137 g/km de CO2. Su velocidad máxima no es mucho mayor, 219 km/h en este caso, pero si rebaja considerablemente el tiempo de la aceleración hasta 100 km/h: 7,4 segundos.

Durante los recorridos que hemos podido realizar en la toma de contacto por carreteras de Barcelona hemos conseguido incluso rebajar la cifra de consumo de la versión menos potente por debajo de los 5 l/100 km conduciendo no con demasiada suavidad, pero sí respetando rigurosamente los límites de velocidad en autopista. Pese a que hemos comentado que al volante vas a advertir con claridad que es un propulsor limitado electrónicamente y por tanto, que esconde en realidad un rendimiento mucho mayor del que te entrega, es una motorización sumamente solvente para mover sin la menor dificultar la voluminosa carrocería de este SUV de Mazda.

Destaca por encima de todo su elasticidad a bajo régimen y su capacidad para subir bien de vueltas, aunque siempre lo haga de forma muy lineal. Esa es la principal diferencia frente al 254 CV, más espontáneo y explosivo a medio régimen aunque su potencia de puede dosificar con total facilidad. En este caso, el consumo que hemos obtenido circulando en autopista ha sido ligeramente mayor del declarado, pero igualmente, francamente bueno, de apenas 5,4 l/100 km, mientras que en carretera de montaña buscando más emociones que eficiencia en la conducción hemos registrado una cifra final de 7 l/100 km.

Mazda CX-60 Diésel
Así es el interior del Mazda CX-60 Diésel e-Skyactiv D.

Mazda CX-60 e-Skyactive D: la versión de acceso con 200 CV, más que suficiente, pero…

La verdad es que no está nada mal. La diferencia de precio entre las dos motorizaciones es de 3.600 euros, incluyendo no sólo la mayor potencia, sino también la tracción total. Desde mi punto de vista, el Mazda CX-60 e-Skyactiv D de 200 CV resulta un motor más que suficiente para volar bajo, asegurarse los mejores consumos posibles sin echar en falta más capacidad de empuje, pero como os digo, si mides la satisfacción en sensaciones, la versión de 254 CV está claramente a otro nivel.

En cuanto a comportamiento, al menos por el tipo de trazado y condiciones en las que hemos podido probar los coches, el efecto de la tracción total no ha resultado ni ventajoso… ni todo lo contario. No hace que sientas al CX-60 ni mucho más pesado, menos reactivo ni más o menos aparatoso de lo que ya de por sí este coche cuando sales de su territorio natural: las carreteras amplias, mejor si están debidamente asfaltadas. Y es que, al igual que los PHEV, los Mazda CX-60 e-Skyactiv D tienen también una suspensión ligeramente firme que proporciona inicialmente muy buen tacto de conducción, aunque no un equilibrio perfecto entre comodidad y efectividad, más en especial por el acusado rebote que sigue teniendo el eje trasero al pasar ondulaciones de asfalto.

El Mazda CX-60 e-Skyactiv D ya está a la venta con un precio de partida desde 48.719 euros para la versión Primer Line con 200 CV, al que habría que descontar 2.600 euros de la campaña base actualmente en vigor, 1.500 euros por promoción de lanzamiento y otros 1.500 euros en caso de financiación mediante el programa Flexiopción. Con todo ello, el precio final de arranque se quedaría en 44.619 euros, una cifra que hace de este modelo un SUV especialmente competitivo frente a sus directos rivales.

 

Mazda CX-60 Diésel

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