Lexus RX300 President

Como su estética muestra fielmente, el Lexus RX300 está mucho más cerca de una berlina de lujo que de un todo terreno convencional, aunque permite algunas escapadas…

Lexus RX300 President
Lexus RX300 President

Lexus únicamente ofrece una mecánica de gasolina asociada al RX300. Se trata del V6 de tres litros de capacidad, dotado de culata multiválvula y sistema de admisión variable VVT-i. Conocido en la anterior generación y tras una mejora efectuada en el sistema de gestión, rinde tres CV más de potencia, llegando ahora hasta los 204 CV a un régimen de sólo 5.600 rpm.Las modificaciones efectuadas en la electrónica que gobierna el motor han permitido una mejor entrega de la potencia y, lo que es más importante, una reducción del consumo de combustible en más de un litro por cada 100 kilómetros recorridos y un menor nivel de emisiones contaminantes. A ello también ha contribuido de forma sustancial la incorporación de una nueva caja de cambios automática de cinco relaciones que permite aprovechar mejor las posibilidades del motor.No se trata de una caja secuencial propiamente dicha, aunque permite limitar el uso de relaciones en función de la posición en la que se encuentre la palanca. Tiene pasillo selector para las funciones párking, marcha atrás, punto muerto o directa, mientras que, si se sitúa en la posición más cercana al conductor “S", puede emplearse de forma manual, subiendo marchas hacia delante o bajándolas si se pulsa hacia atrás. Su manejo no es especialmente rápido, pero resulta muy suave y progresivo el salto de las relaciones. En modo manual se logra algo más de velocidad, pero nada extraordinario. Lo que sí resulta exagerado es el desarrollo en quinta velocidad, pensada más para desahogar el motor en llano que para obtener prestaciones puras, pues muestra un desarrollo que alcanzaría los 300 km/h si el motor lo permitiera. Con esta situación, lógicamente, la velocidad máxima la obtiene en cuarta.Los consumos no son excesivos si se maneja con cierto cuidado el pedal del acelerador (Lexus anuncia que es el seis cilindros de la categoría que menos gasta del mercado). No obstante, a poco que nos descuidemos con el pie derecho, nos encontraremos con cifras cercanas a los 15 ó 16 litros por cada 100 km recorridos. No es que el dato sea alarmante –es frecuente encontrar modelos de su categoría con consumos similares- pero, dada la escasa capacidad del depósito de combustible (72 litros), la autonomía en viajes no sobrepasará los 500 km.En carretera, hábitat natural del RX300, el modelo se desenvuelve con una agilidad similar a la de una berlina de tamaño medio. El excelente trabajo que efectúan las suspensiones (neumáticas en esta versión de acabado President) permiten viajar con una comodidad extraordinaria. Ni siquiera sobre asfaltos muy ondulados o en zonas con el pavimento degradado se transmiten las vibraciones al interior del habitáculo. Un “colchón" de aire se encarga de aislar los movimientos oscilantes de las ruedas con el bastidor del modelo. Se ha logrado resolver favorablemente el odioso compromiso entre la comodidad de los ocupantes y la dureza de las suspensiones, pues el equilibrio es total. No se producen importantes inclinaciones de la carrocería, ni incómodos rebotes. Prácticamente da lo mismo circular por carreteras sinuosas y onduladas que por tramos rápidos de autopista, pues sólo el conductor tendrá que trabajar un poco más en el primer caso.Ante virajes muy cerrados se muestra una ligera torpeza a la intención de giro (leve subviraje) sin importantes consecuencias, mientras que en casos de fogosidad excesiva en la negociación de una curva, el dispositivo de control de estabilidad VSC se encarga de reducir los posibles excesos sin ningún problema. Por su parte, la dirección, con tres vueltas de volante entre topes, ayuda a reproducir fielmente las intenciones de trayectoria con una suavidad y precisión encomiables. Únicamente la posición del volante, algo horizontal para nuestro gusto, sería mejorable.Tampoco se producen unas reacciones bruscas en zonas de curvas enlazadas, aunque sí se nota el incremento de peso del conjunto. A su favor juegan unos potentes frenos que permiten detener el conjunto con una facilidad pasmosa y no muestran claros síntomas de fatiga (hay que tener en cuenta que en un modelo automático su uso es mucho más intenso).Como hemos comentado antes, las suspensiones tienen mucha parte de responsabilidad en este importante cometido. Neumáticas, con tres posibilidades de reglaje ( 30 milímetros, normal o –15 mm), permiten al conductor elegir la configuración idónea para el tramo por el que se va a circular. No obstante, hay que tener en cuenta que en caso de subir la suspensión al máximo, se limita bastante el recorrido de las mismas (para sortear obstáculos, pasos difíciles, etcétera). Si superamos los 50 km/h, el sistema bajará de forma automática una posición –a la normal- y, si se sobrepasan los 100 km/h, el sistema reposicionará las suspensiones al nivel más bajo con la intención de mejorar el comportamiento dinámico.En campo es donde se ven con más facilidad las limitaciones del RX300, pues la altura de la carrocería, la ausencia de reductora y los neumáticos de carretera no ayudan de forma especial a desenvolverse con mucha soltura. Si el terreno no muestra grandes quiebros, las suspensiones, apoyadas por el cambio automático, contribuyen a sortear pequeños obstáculos, pero siempre con las limitaciones de la escasa altura de la carrocería.Lo que sí nos ha convencido de su funcionamiento, al menos en zonas deslizantes con mucho barro, ha sido el sistema de control de tracción electrónico TRC, que se muestra muy suave y eficaz. En cualquier caso, quien esté dispuesto a desembolsar casi 62.000 euros (más de 10 millones de las antiguas pesetas) por un modelo como el RX300 se lo pensará dos veces antes de meterlo por campo en una situación comprometida. Sin duda. Para eso hay otras alternativas más económicas.