Land Rover Discovery 3 TDV6 HSE

Cuando se trata de construir un vehículo eficaz en el campo, Land Rover tiene mucho que decir. La legendaria marca inglesa ha sido pionera en este mundo apasionante del todo terreno. El Discovery 3 es su última creación, un coche imparable sobre cualquier terreno: grande, duro, potente y, además, muy lujoso.

Land Rover Discovery 3 TDV6 HSE
Land Rover Discovery 3 TDV6 HSE

Hay muy pocos 4x4 capaces de superar en efectividad a este Discovery de tercera generación. Su poder en el campo, sea en caminos o fuera de ellos, es casi incontenible. Sólo su enorme tamaño plantea un freno a su capacidad de desplazamiento.
Además, el Discovery ha avanzado muchísimo en su oferta de comodidades y lujos. Más cercano ya a los Range Rover que a los Land Rover “currantes", este modelo tiene el interior de la mejor berlina, pero con mucho más espacio libre y un total de siete agradables plazas (opcional). La versión TDV6 HSE que probamos, la más alta de la gama Diesel, es un buen exponente de lo que decimos. Además, el acabado de lujo se combina con un motor V6 turbodiésel de 190 CV y con el sofisticado y práctico sistema de tracción integral Terrain Response. Se nos antoja una combinación acertada y demoledora. Lástima que su precio sea tan alto: parte de los 52.900 euros.Esta tercera evolución del Discovery ha dejado atrás las formas afiladas y suaves de la edición anterior y ha adoptado el tono contundente y rocoso del Range. El coche tiene un aspecto muy “cuadrado", más voluminoso. Se diría que ha “americanizado" un poco su aspecto, acercándose a los gustos del otro lado del Atlántico, donde se llevan los 4x4 agigantados y llenos de músculos.De ahí ese frontal tan rudo, de formas muy rectilíneas y grandes parachoques. O la impresionante zaga, con sus enormes grupos ópticos rectangulares y un portón digno de una bodega de carga.

Las formas colosales se mantienen en el interior, donde reina un salpicadero de líneas rectas que tiene algo de cabina de avión por la profusión de botoneras y de cuadros de mandos. Pero, al ser tan vertical, este salpicadero también tiene algo que ver con los antiguos Land Rover, aquellos que eran verdaderos caballos de batalla, espartanos y hechos para durar siempre.

Esta percepción de gran tamaño y mucho espacio no es casualidad. El coche mide 4,83 metros de largo, casi 2 metros de alto y más de 2,19 metros de ancho con los espejos desplegados... La batalla alcanza los 2,88 metros y los anchos de vía son de 1,60 y 1,61 metros. Con semejante base, no es difícil construir un coche grande. Enorme.Una vez que nos acostumbramos a un habitáculo tan amplio, lo primero que llama la atención es la interesante mezcla de lujo y practicidad que se da dentro del Discovery, especialmente en este acabado HSE. Los asientos de piel y reglajes eléctricos se combinan con unas alfombrillas de goma pensadas para ser pisadas por botas llenas de barro. Es una especie de declaración de intenciones: es un coche elegante y lujoso, sí, pero también es un vehículo para trabajar, un 4x4 puro y pensado para ir al campo, a la obra, al monte... Un coche al que “no se le caen los anillos" por tener que pisar el barro.Quizá con esa idea se ha planteado también el salpicadero, elegante y bien acabado, pero hecho de líneas muy básicas y algo rudas, con botones y mandos grandes y muy firmes, como si tuvieran que aguantar más esfuerzo de lo normal.Y es precisamente este tablero central de mandos el que plantea la primera pega del habitáculo: algunos de los controles están demasiado lejos de las manos del conductor. Es el caso de parte de los mandos del equipo de sonido y de la climatización, muy apartados a la derecha. Tampoco nos convence lo avanzado de los mandos de las ventanillas, colocados sobre la gigantesca puerta izquierda.
Las plazas delanteras, a pesar de su gran espacio libre, de sus reglajes eléctricos y de su calefacción en los asientos, presentan otro problema: sujetan muy poco. Aparentemente, hay que atribuírselo a la tapicería de piel, que siempre tiene menos retención, pero la verdad es que en las curvas el cuerpo se mueve demasiado.

Pero, fuera de estos detalles, el resto del habitáculo es prácticamente intachable. Las plazas traseras (las convencionales) alojan sin ningún problema a tres adultos y sobra sitio en todos los sentidos. Además, se les ofrece una consola de ventilación y otra con controles para el equipo de sonido y conexión para auriculares. Parecen butacas de avión. Varios cajones y dos guanteras contribuyen a hacer más práctico y ordenado el interior.Más atrás, perfectamente camuflados en el suelo del enorme maletero, hay dos asientos más que se ofrecen como opción por 1.540 euros. No son tan cómodos como los otros cinco, pero son mucho mejores que las plazas suplementarias de otros modelos. Al haber tanto hueco dentro del coche, estos asientos tienen un respaldo de tamaño normal e incorporan reposacabezas. Además, dejan bastante espacio para las piernas. Una persona muy alta quizá vaya incómoda, pero los demás no podrán quejarse de falta de espacio. Para que no les falte nada, llevan también su consola para oír música y un cajoncito. Eso sí: los plásticos y guarnecidos que rodean estos dos asientos son de lo peor del coche.
El que pierde hueco es el maletero, claro, porque sus impresionantes 590 litros de capacidad (1.860, lleno hasta el techo) se quedan en sólo 165 cuando se abren las plazas de la tercera fila.Un interior como éste da para instalar muchísimo equipamiento. Con este acabado, Land Rover incluye un listado que se hace interminable. Sólo en el apartado de confort, podemos citar el climatizador, los asientos eléctricos, con memoria y calefactados, la tapicería de piel, el ordenador de a bordo, el equipo de sonido con cargador para seis discos y subwoofer, el volante con los mandos del sonido, la instalación del teléfono... Para completar, se puede añadir el navegador por satélite (2.980 euros), el teléfono integrado (550 euros), los acabados en madera (170 euros), una nevera para la guantera central (360 euros), el aire acondicionado trasero (1.050 euros)...

La dotación de seguridad tampoco se queda corta. Hay airbags delanteros, laterales de cortina... También lleva llantas de aleación de 18 pulgadas, control de velocidad de crucero, sensor de lluvia, suspensión neumática y una infinidad de ayudas electrónicas: ABS, ESP, EBD, sistema anti-balanceo, control de descensos, control de frenada en curva, control de tracción, freno de mano eléctrico y rueda de repuesto de verdad...
Como se ve, es una dotación larga y compleja que hace de los bajos del coche una maraña de cables y sensores, un verdadero prodigio de la conducción inteligente.
Este apartado también puede aumentarse, entre otras opciones, con el sensor de aparcamiento (390 euros), las llantas de 19 pulgadas (2.370 euros), los faros delanteros adaptativos (440 euros) y el diferencial trasero autoblocante (830 euros), entre otras opciones.
Además, nuestra unidad llevaba un interesante módulo de reconocimiento de voz que funciona bastante bien.Hay muy pocos 4x4 capaces de superar en efectividad a este Discovery de tercera generación. Su poder en el campo, sea en caminos o fuera de ellos, es casi incontenible. Sólo su enorme tamaño plantea un freno a su capacidad de desplazamiento.
Además, el Discovery ha avanzado muchísimo en su oferta de comodidades y lujos. Más cercano ya a los Range Rover que a los Land Rover “currantes", este modelo tiene el interior de la mejor berlina, pero con mucho más espacio libre y un total de siete agradables plazas (opcional). La versión TDV6 HSE que probamos, la más alta de la gama Diesel, es un buen exponente de lo que decimos. Además, el acabado de lujo se combina con un motor V6 turbodiésel de 190 CV y con el sofisticado y práctico sistema de tracción integral Terrain Response. Se nos antoja una combinación acertada y demoledora. Lástima que su precio sea tan alto: parte de los 52.900 euros.Esta tercera evolución del Discovery ha dejado atrás las formas afiladas y suaves de la edición anterior y ha adoptado el tono contundente y rocoso del Range. El coche tiene un aspecto muy “cuadrado", más voluminoso. Se diría que ha “americanizado" un poco su aspecto, acercándose a los gustos del otro lado del Atlántico, donde se llevan los 4x4 agigantados y llenos de músculos.De ahí ese frontal tan rudo, de formas muy rectilíneas y grandes parachoques. O la impresionante zaga, con sus enormes grupos ópticos rectangulares y un portón digno de una bodega de carga.

Las formas colosales se mantienen en el interior, donde reina un salpicadero de líneas rectas que tiene algo de cabina de avión por la profusión de botoneras y de cuadros de mandos. Pero, al ser tan vertical, este salpicadero también tiene algo que ver con los antiguos Land Rover, aquellos que eran verdaderos caballos de batalla, espartanos y hechos para durar siempre.

Esta percepción de gran tamaño y mucho espacio no es casualidad. El coche mide 4,83 metros de largo, casi 2 metros de alto y más de 2,19 metros de ancho con los espejos desplegados... La batalla alcanza los 2,88 metros y los anchos de vía son de 1,60 y 1,61 metros. Con semejante base, no es difícil construir un coche grande. Enorme.Una vez que nos acostumbramos a un habitáculo tan amplio, lo primero que llama la atención es la interesante mezcla de lujo y practicidad que se da dentro del Discovery, especialmente en este acabado HSE. Los asientos de piel y reglajes eléctricos se combinan con unas alfombrillas de goma pensadas para ser pisadas por botas llenas de barro. Es una especie de declaración de intenciones: es un coche elegante y lujoso, sí, pero también es un vehículo para trabajar, un 4x4 puro y pensado para ir al campo, a la obra, al monte... Un coche al que “no se le caen los anillos" por tener que pisar el barro.Quizá con esa idea se ha planteado también el salpicadero, elegante y bien acabado, pero hecho de líneas muy básicas y algo rudas, con botones y mandos grandes y muy firmes, como si tuvieran que aguantar más esfuerzo de lo normal.Y es precisamente este tablero central de mandos el que plantea la primera pega del habitáculo: algunos de los controles están demasiado lejos de las manos del conductor. Es el caso de parte de los mandos del equipo de sonido y de la climatización, muy apartados a la derecha. Tampoco nos convence lo avanzado de los mandos de las ventanillas, colocados sobre la gigantesca puerta izquierda.
Las plazas delanteras, a pesar de su gran espacio libre, de sus reglajes eléctricos y de su calefacción en los asientos, presentan otro problema: sujetan muy poco. Aparentemente, hay que atribuírselo a la tapicería de piel, que siempre tiene menos retención, pero la verdad es que en las curvas el cuerpo se mueve demasiado.

Pero, fuera de estos detalles, el resto del habitáculo es prácticamente intachable. Las plazas traseras (las convencionales) alojan sin ningún problema a tres adultos y sobra sitio en todos los sentidos. Además, se les ofrece una consola de ventilación y otra con controles para el equipo de sonido y conexión para auriculares. Parecen butacas de avión. Varios cajones y dos guanteras contribuyen a hacer más práctico y ordenado el interior.Más atrás, perfectamente camuflados en el suelo del enorme maletero, hay dos asientos más que se ofrecen como opción por 1.540 euros. No son tan cómodos como los otros cinco, pero son mucho mejores que las plazas suplementarias de otros modelos. Al haber tanto hueco dentro del coche, estos asientos tienen un respaldo de tamaño normal e incorporan reposacabezas. Además, dejan bastante espacio para las piernas. Una persona muy alta quizá vaya incómoda, pero los demás no podrán quejarse de falta de espacio. Para que no les falte nada, llevan también su consola para oír música y un cajoncito. Eso sí: los plásticos y guarnecidos que rodean estos dos asientos son de lo peor del coche.
El que pierde hueco es el maletero, claro, porque sus impresionantes 590 litros de capacidad (1.860, lleno hasta el techo) se quedan en sólo 165 cuando se abren las plazas de la tercera fila.Un interior como éste da para instalar muchísimo equipamiento. Con este acabado, Land Rover incluye un listado que se hace interminable. Sólo en el apartado de confort, podemos citar el climatizador, los asientos eléctricos, con memoria y calefactados, la tapicería de piel, el ordenador de a bordo, el equipo de sonido con cargador para seis discos y subwoofer, el volante con los mandos del sonido, la instalación del teléfono... Para completar, se puede añadir el navegador por satélite (2.980 euros), el teléfono integrado (550 euros), los acabados en madera (170 euros), una nevera para la guantera central (360 euros), el aire acondicionado trasero (1.050 euros)...

La dotación de seguridad tampoco se queda corta. Hay airbags delanteros, laterales de cortina... También lleva llantas de aleación de 18 pulgadas, control de velocidad de crucero, sensor de lluvia, suspensión neumática y una infinidad de ayudas electrónicas: ABS, ESP, EBD, sistema anti-balanceo, control de descensos, control de frenada en curva, control de tracción, freno de mano eléctrico y rueda de repuesto de verdad...
Como se ve, es una dotación larga y compleja que hace de los bajos del coche una maraña de cables y sensores, un verdadero prodigio de la conducción inteligente.
Este apartado también puede aumentarse, entre otras opciones, con el sensor de aparcamiento (390 euros), las llantas de 19 pulgadas (2.370 euros), los faros delanteros adaptativos (440 euros) y el diferencial trasero autoblocante (830 euros), entre otras opciones.
Además, nuestra unidad llevaba un interesante módulo de reconocimiento de voz que funciona bastante bien.