Lancia Musa 1.9 JTD Multijet Platino

Ahora que están de moda los monovolúmenes en formato casi de bolsillo, probamos el Lancia Musa, uno de los coches que mejor han enfocado este nuevo y triunfador concepto. El motor 1.9 JTD de 100 CV es, además, un complemento ideal para un vehículo pensado para disfrutar de los viajes largos.

Lancia Musa 1.9 JTD Multijet Platino
Lancia Musa 1.9 JTD Multijet Platino

La necesidad de ofrecer coches que abarquen muchos gustos, tendencias, necesidades y segmentos ha dado lugar al auge de los monovolúmenes de bolsillo o “micromonovolúmenes", complicado trabalenguas que define a vehículos que, sobre la longitud y la batalla de un utilitario, llevan la carrocería de un monovolumen. Como todas las mezclas bien hechas, estos coches no son ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Así, un monovolumen de bolsillo se ceñirá a las dimensiones de un utilitario, pero lo rebasará en altura y capacidad interior. Al tiempo, remedará las formas y utilidades de un monovolumen grande, pero no alcanzará su capacidad de carga.

 
   
 

Hechas estas consideraciones, probamos el Lancia Musa, una elegante y original interpretación de este peculiar género automovilístico. El Musa, con sus formas redondeadas, ahusadas por los lados, con las curvas cerrándose hacia atrás, tiene un cierto aire retro, como de berlina de los primeros tiempos de la automoción. Su frontal, tan marcado, lleno de cromados y con una parrilla impactante, también tiene algo de aristocrático y añejo. Pero también rezuma modernidad y frescura gracias a sus enormes superficies acristaladas, sus atractivos grupos ópticos y la musculatura que muestra en su línea de cintura.Cuando atendemos al diseño del Musa nos damos cuenta de que, detalles estéticos aparte, en el dibujo de este coche ha primado la comodidad, aunque los resultados son desiguales.
Pensado para un público más bien joven, pero con posibilidades económicas, nuestro protagonista luce un habitáculo magnífico. Comparado con su “clon", el Fiat Idea, este Musa parece el pariente rico. Nuestra unidad, tapizada en cuero y Alcantara, destaca por el buen gusto con que se ha rematado todo el interior. Materiales de calidad, buenos acabados, detalles muy cuidados…Pero también hay rincones mal resueltos.

Quizá el peor punto del coche sea uno de los más importantes: la postura de conducción. A priori, parece buena, con un asiento muy elevado y el volante en un ángulo muy tendido. Pero no lo es tanto, porque la banqueta es muy corta y el respaldo tiene un diseño que apenas envuelve el cuerpo, con lo que la sujeción que aporta la butaca es muy limitada. Si se enlazan las curvas, nos encontramos casi haciendo equilibrios para mantenernos ante el volante. Otro problema que presenta el diseño para el conductor está en los espejos exteriores, que son claramente insuficientes. Además, la visibilidad también se ve lastrada por los montantes delanteros, que ocupan demasiado espacio y cierran el ángulo de visión. Tampoco ayuda a ver mejor el cuadro de instrumentos que, situado en el centro del salpicadero, obliga a desviar la mirada para leer los relojes.

Fuera de estos fallos, el habitáculo es muy atractivo y acogedor. Salpicado de guanteras y huecos para objetos, resulta mucho más amplio de lo que podría parecer a simple vista. Incluso las plazas traseras están bien, aunque son mejores para dos personas que para tres. El maletero, por su parte, no está nada mal. Con los 320 litros de capacidad que ha medido nuestro Centro Técnico, el Musa puede llevar un equipaje bastante cumplido.

Además, como los asientos traseros se pliegan, hay sitio para bultos bastante grandes. La mucha altura libre hasta el techo y el enorme portón trasero facilitan la carga. No hace lo mismo el subwoofer del equipo de sonido Bose, que es una opción que llevaba nuestra unidad. Con él montado, el maletero pierde 17 litros de capacidad. Una de las grandes virtudes del Lancia Musa es su buen equipamiento, máxime en esta versión Platino, que es el acabado más alto de la gama.
En el apartado mecánico, hay que reseñar la presencia del ABS, la ayuda a la frenada de emergencia y las llantas de aleación ligera de 15 pulgadas. También están disponibles los airbags delanteros frontales y laterales, además de los de cabeza. Otro elemento muy interesante es la función de arranque en cuesta, que mantiene el coche parado el tiempo preciso para llevar el pie del freno al acelerador. El modo de funcionamiento City, que se activa con un botón en el salpicadero, también está de serie. Con él, la dirección se ablanda al máximo para facilitar la circulación en la ciudad.

Este capítulo se puede completar recurriendo a las opciones, que incluyen elementos tan útiles como el control de estabilidad (630 euros), el control de crucero (273 euros), el sensor de aparcamiento (210 euros), el de lluvia (105 euros) y el de presión de los neumáticos (275 euros). Donde más se nota la carga del equipamiento es en el apartado de confort. Aquí, la dotación de serie incluye elementos como el aire acondicionado, la tapicería en piel, los asientos y el volante regulables en altura y profundidad, el equipo de sonido con CD y, sobre todo, el fabuloso techo practicable GranLuce, que deja acristalada casi la totalidad del techo.
Por supuesto, esta dotación se puede ampliar recurriendo al listado de elementos de serie. Así, por 441 euros tendremos climatizador dual en lugar de aire acondicionado y, por 1.050 euros se puede llevar el equipo de sonido Bose con cargador para seis discos y subwoofer.
También se puede disponer de mandos del audio en el volante, que cuestan 210 euros, asientos con regulación lumbar y reposabrazos (200 euros) y pintura metalizada, que sale por 265 euros. Una opción atractiva, pero cara, es el sistema de navegación por satélite, que cuesta 1.900 euros.

Así, el precio del Musa no llega nunca a ser muy competitivo. Si en formato básico cuesta 20.400 euros, con todos los extras puede pasar de los 23.000. Como se ve, ninguna de las dos tarifas resulta especialmente barata, sobre todo en comparación con otros coches similares. Sin embargo, llevando el Musa sabemos que llevamos un Lancia, una marca legendaria que siempre muestra un inequívoco marchamo de calidad. La necesidad de ofrecer coches que abarquen muchos gustos, tendencias, necesidades y segmentos ha dado lugar al auge de los monovolúmenes de bolsillo o “micromonovolúmenes", complicado trabalenguas que define a vehículos que, sobre la longitud y la batalla de un utilitario, llevan la carrocería de un monovolumen. Como todas las mezclas bien hechas, estos coches no son ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Así, un monovolumen de bolsillo se ceñirá a las dimensiones de un utilitario, pero lo rebasará en altura y capacidad interior. Al tiempo, remedará las formas y utilidades de un monovolumen grande, pero no alcanzará su capacidad de carga.

 
   
 

Hechas estas consideraciones, probamos el Lancia Musa, una elegante y original interpretación de este peculiar género automovilístico. El Musa, con sus formas redondeadas, ahusadas por los lados, con las curvas cerrándose hacia atrás, tiene un cierto aire retro, como de berlina de los primeros tiempos de la automoción. Su frontal, tan marcado, lleno de cromados y con una parrilla impactante, también tiene algo de aristocrático y añejo. Pero también rezuma modernidad y frescura gracias a sus enormes superficies acristaladas, sus atractivos grupos ópticos y la musculatura que muestra en su línea de cintura.Cuando atendemos al diseño del Musa nos damos cuenta de que, detalles estéticos aparte, en el dibujo de este coche ha primado la comodidad, aunque los resultados son desiguales.
Pensado para un público más bien joven, pero con posibilidades económicas, nuestro protagonista luce un habitáculo magnífico. Comparado con su “clon", el Fiat Idea, este Musa parece el pariente rico. Nuestra unidad, tapizada en cuero y Alcantara, destaca por el buen gusto con que se ha rematado todo el interior. Materiales de calidad, buenos acabados, detalles muy cuidados…Pero también hay rincones mal resueltos.

Quizá el peor punto del coche sea uno de los más importantes: la postura de conducción. A priori, parece buena, con un asiento muy elevado y el volante en un ángulo muy tendido. Pero no lo es tanto, porque la banqueta es muy corta y el respaldo tiene un diseño que apenas envuelve el cuerpo, con lo que la sujeción que aporta la butaca es muy limitada. Si se enlazan las curvas, nos encontramos casi haciendo equilibrios para mantenernos ante el volante. Otro problema que presenta el diseño para el conductor está en los espejos exteriores, que son claramente insuficientes. Además, la visibilidad también se ve lastrada por los montantes delanteros, que ocupan demasiado espacio y cierran el ángulo de visión. Tampoco ayuda a ver mejor el cuadro de instrumentos que, situado en el centro del salpicadero, obliga a desviar la mirada para leer los relojes.

Fuera de estos fallos, el habitáculo es muy atractivo y acogedor. Salpicado de guanteras y huecos para objetos, resulta mucho más amplio de lo que podría parecer a simple vista. Incluso las plazas traseras están bien, aunque son mejores para dos personas que para tres. El maletero, por su parte, no está nada mal. Con los 320 litros de capacidad que ha medido nuestro Centro Técnico, el Musa puede llevar un equipaje bastante cumplido.

Además, como los asientos traseros se pliegan, hay sitio para bultos bastante grandes. La mucha altura libre hasta el techo y el enorme portón trasero facilitan la carga. No hace lo mismo el subwoofer del equipo de sonido Bose, que es una opción que llevaba nuestra unidad. Con él montado, el maletero pierde 17 litros de capacidad. Una de las grandes virtudes del Lancia Musa es su buen equipamiento, máxime en esta versión Platino, que es el acabado más alto de la gama.
En el apartado mecánico, hay que reseñar la presencia del ABS, la ayuda a la frenada de emergencia y las llantas de aleación ligera de 15 pulgadas. También están disponibles los airbags delanteros frontales y laterales, además de los de cabeza. Otro elemento muy interesante es la función de arranque en cuesta, que mantiene el coche parado el tiempo preciso para llevar el pie del freno al acelerador. El modo de funcionamiento City, que se activa con un botón en el salpicadero, también está de serie. Con él, la dirección se ablanda al máximo para facilitar la circulación en la ciudad.

Este capítulo se puede completar recurriendo a las opciones, que incluyen elementos tan útiles como el control de estabilidad (630 euros), el control de crucero (273 euros), el sensor de aparcamiento (210 euros), el de lluvia (105 euros) y el de presión de los neumáticos (275 euros). Donde más se nota la carga del equipamiento es en el apartado de confort. Aquí, la dotación de serie incluye elementos como el aire acondicionado, la tapicería en piel, los asientos y el volante regulables en altura y profundidad, el equipo de sonido con CD y, sobre todo, el fabuloso techo practicable GranLuce, que deja acristalada casi la totalidad del techo.
Por supuesto, esta dotación se puede ampliar recurriendo al listado de elementos de serie. Así, por 441 euros tendremos climatizador dual en lugar de aire acondicionado y, por 1.050 euros se puede llevar el equipo de sonido Bose con cargador para seis discos y subwoofer.
También se puede disponer de mandos del audio en el volante, que cuestan 210 euros, asientos con regulación lumbar y reposabrazos (200 euros) y pintura metalizada, que sale por 265 euros. Una opción atractiva, pero cara, es el sistema de navegación por satélite, que cuesta 1.900 euros.

Así, el precio del Musa no llega nunca a ser muy competitivo. Si en formato básico cuesta 20.400 euros, con todos los extras puede pasar de los 23.000. Como se ve, ninguna de las dos tarifas resulta especialmente barata, sobre todo en comparación con otros coches similares. Sin embargo, llevando el Musa sabemos que llevamos un Lancia, una marca legendaria que siempre muestra un inequívoco marchamo de calidad.