Jaguar X-Type 2.5 / Volvo S60 2.4 T

Tanto el recientemente aparecido Jaguar X-Type como el no menos novedoso Volvo S60 cuentan con una imagen distinguida. Sus variantes menos potentes ofrecen a sus usuarios unas buenas prestaciones junto con un comportamiento dinámico de primer orden.

Jaguar X-Type 2.5 / Volvo S60 2.4 T
Jaguar X-Type 2.5 / Volvo S60 2.4 T

Las cosas se tornan a la hora de juzgar su comportamiento dinámico. En ambos casos nuestras unidades de prueba contaban con la monta opcional de neumáticos y llantas de mayor tamaño, lo que se traduce en una mejora de la efectividad en carretera, aunque, como es el caso del Volvo, también se perjudique en exceso la comodidad interior cuando circulamos por zonas con asfalto irregular. Aventurarse en carreteras de curvas con el X-Type sirve para darse cuenta del cambio de sustancia del esperado "baby-Jaguar", que ahora regala al conductor por sus cualidades de marcha. La presencia de la tracción integral supone una gran ayuda no sólo cuando la climatología es adversa, sino que con el asfalto seco la sensación de seguridad que se obtiene es notable. Esta tracción reparte el par, en condiciones normales, el 60 por ciento a las ruedas traseras y el restante a las delanteras, pudiendo variar este porcentaje de acuerdo con las diferencias de adherencia que detecten los sensores entre ambos ejes y por medio de un diferencial central de acoplamiento viscoso. El Jaguar permite una velocidad de paso por curva con un aplomo y seguridad ciertamente destacable. Evidentemente no es el modelo más adecuado para adentrarse en una carretera estrecha de montaña, pero lo cierto es que incluso en estas circunstancias mantiene muy bien el tipo. En zonas rápidas, con asfalto en perfectas condiciones y curvas largas, el X-Type consigue sorprender gratamente a su conductor por la facilidad con que se desenvuelve en este tipo de trazados. La dirección informa con precisión de lo que sucede entre las ruedas y el asfalto y, simplemente, hay que apuntar con el volante y el coche se dirigirá a ese punto exacto sin ningún tipo de desviación parásita. El Volvo tampoco se queda atrás en este apartado y muestra un comportamiento dinámico ciertamente destacable excepto por un punto: su dirección cuenta con demasiada asistencia, con lo que se filtran bastante las sensaciones que llegan al conductor. Sin embargo, se puede mantener un ritmo elevado en todo tipo de trazados, aunque, como sucede con su rival británico, las carreteras tipo Redia y las autopista/autovías son el terreno donde mejor se desenvuelven. En el apartado de frenos hay que apuntar luces y sombras. En nuestras mediciones el Jaguar frena en menos metros que el Volvo, pero lo cierto es que la resistencia al trabajo duro y sostenido en el caso del X-Type era más bien pequeña, mientras que en el S60 los frenos aguantaron más que los de su rival; de ahí que exista una diferencia en la nota del balance a favor del modelo sueco. La diferencia de precio entre las versiones que hemos probado, Executive en el Jaguar y Óptima en el Volvo, pueden resultar algo elevadas en un principio, pero, si equiparamos su equipamiento, nos encontramos con que la diferencia es de apenas 100.000 pesetas a favor del Volvo, una cantidad poco significativa si tenemos en cuenta que el Jaguar cuenta con la tracción total, un elemento que en el modelo sueco habrá que esperar hasta finales de año cuando se presente el S60 AWD. Las cosas se tornan a la hora de juzgar su comportamiento dinámico. En ambos casos nuestras unidades de prueba contaban con la monta opcional de neumáticos y llantas de mayor tamaño, lo que se traduce en una mejora de la efectividad en carretera, aunque, como es el caso del Volvo, también se perjudique en exceso la comodidad interior cuando circulamos por zonas con asfalto irregular. Aventurarse en carreteras de curvas con el X-Type sirve para darse cuenta del cambio de sustancia del esperado "baby-Jaguar", que ahora regala al conductor por sus cualidades de marcha. La presencia de la tracción integral supone una gran ayuda no sólo cuando la climatología es adversa, sino que con el asfalto seco la sensación de seguridad que se obtiene es notable. Esta tracción reparte el par, en condiciones normales, el 60 por ciento a las ruedas traseras y el restante a las delanteras, pudiendo variar este porcentaje de acuerdo con las diferencias de adherencia que detecten los sensores entre ambos ejes y por medio de un diferencial central de acoplamiento viscoso. El Jaguar permite una velocidad de paso por curva con un aplomo y seguridad ciertamente destacable. Evidentemente no es el modelo más adecuado para adentrarse en una carretera estrecha de montaña, pero lo cierto es que incluso en estas circunstancias mantiene muy bien el tipo. En zonas rápidas, con asfalto en perfectas condiciones y curvas largas, el X-Type consigue sorprender gratamente a su conductor por la facilidad con que se desenvuelve en este tipo de trazados. La dirección informa con precisión de lo que sucede entre las ruedas y el asfalto y, simplemente, hay que apuntar con el volante y el coche se dirigirá a ese punto exacto sin ningún tipo de desviación parásita. El Volvo tampoco se queda atrás en este apartado y muestra un comportamiento dinámico ciertamente destacable excepto por un punto: su dirección cuenta con demasiada asistencia, con lo que se filtran bastante las sensaciones que llegan al conductor. Sin embargo, se puede mantener un ritmo elevado en todo tipo de trazados, aunque, como sucede con su rival británico, las carreteras tipo Redia y las autopista/autovías son el terreno donde mejor se desenvuelven. En el apartado de frenos hay que apuntar luces y sombras. En nuestras mediciones el Jaguar frena en menos metros que el Volvo, pero lo cierto es que la resistencia al trabajo duro y sostenido en el caso del X-Type era más bien pequeña, mientras que en el S60 los frenos aguantaron más que los de su rival; de ahí que exista una diferencia en la nota del balance a favor del modelo sueco. La diferencia de precio entre las versiones que hemos probado, Executive en el Jaguar y Óptima en el Volvo, pueden resultar algo elevadas en un principio, pero, si equiparamos su equipamiento, nos encontramos con que la diferencia es de apenas 100.000 pesetas a favor del Volvo, una cantidad poco significativa si tenemos en cuenta que el Jaguar cuenta con la tracción total, un elemento que en el modelo sueco habrá que esperar hasta finales de año cuando se presente el S60 AWD.