No resulta aventurado señalar que la incursión de Jaguar en un segmento en el que hasta ahora no tenía presencia se salda con una nota más que destacada. Y es que el nuevo X-Type ofrece una buena dosis de la fragancia que tienen el resto de sus modelos, pero con una filosofía adaptada a gustos más jóvenes y dinámicos. Volvo también es casi un recién llegado con su S60 a este segmento en el que las berlinas alemanas habían conseguido una gran hegemonía desde hace tiempo. Y precisamente ahí es donde ambos productos quieren hacerse un hueco en dura competencia con el Audi A4, la Serie 3 de BMW o la Clase C de Mercedes. Todo un reto difícil de conseguir, ya que estos últimos tienen una mayor tradición en el mercado y cuentan con un historial mucho más amplio que el de los recién llegados. Pero ninguno de los dos tienen ningún complejo en rivalizar con estos modelos más asentados, ya que ofrecen suficientes argumentos a su favor como para ocupar un puesto entre ellos y arrebatarles una porción del segmento en el que se encuadran todos ellos.
Para empezar, Jaguar cuenta con la ventaja de una tradición de marca con una áurea de lujo y exclusividad que Volvo no tiene. Sin embargo, el producto sueco tiene a su favor su fama de vehículo seguro a la que, poco a poco, va sumando un cierto carácter de exclusividad en sus modelos más grandes. Con ello, no es de extrañar que en un espacio relativamente corto de tiempo el triunvirato de modelos alemanes se vea amenazado por las personalidades de los modelos inglés y sueco. Jaguar ha desarrollado el X-Type paralelamente al Ford Mondeo, modelo con el que comparte un 20 por ciento de elementos, algo que, si bien no resulta ningún tipo de desdoro, no dejará de ser para algunos puristas un paso atrás en el tradicional arte de la elegancia y distinción inglesa; pero es el tributo que hay que pagar por pertenecer -y beneficiarse en muchos casos- a un grupo automovilístico de las dimensiones de Ford. Exteriormente el Jaguar deja bastante clara su procedencia, ya que su silueta recuerda en ciertos aspectos a su hermano mayor el XJ, sobre todo en su vista frontal. Volvo también cuenta con una estética marcada por sus hermanos mayores; el S60 es una fotocopia reducida del S80, con lo que cada uno recibe una clara imagen de marca para que no pasen desapercibidos y se distingan con claridad sus señas de identidad dentro del nutrido tráfico.
Los motores marcan una notable diferencia entre ambos modelos, sobre todo en lo que se refiere a arquitectura de los mismos. Jaguar ha apostado por su motor de 6 cilindros en V que anuncia 196 CV de potencia, mientras que Volvo lo hace por su cinco cilindros en línea que, con la inestimable ayuda de un turbo soplando a presión moderada, alcanza los 200 CV de potencia de forma oficial. Debemos partir de la base de que ambos motores ofrecen un rendimiento destacado, aunque tienen un carácter bastante opuesto, ya que, mientras que el motor V6 del Jaguar es de los que funcionan mejor en la zona alta del cuentarrevoluciones, en el caso del Volvo su mejor respuesta se encuentra en la zona baja/media. De hecho, mientras que la mecánica del Jaguar se estira hasta pasadas las 7.000 rpm, en el Volvo el régimen de corte se queda en algo más de las 6.100 rpm. Y esto se nota en varios aspectos, pero hay uno sobre todo que destaca: el de la sonoridad. Mientras que en el Volvo los cambios de marcha se pueden realizar apenas superadas las 4.000/4.500 rpm y el motor sube de vueltas con rapidez, en el caso del Jaguar hay que llegar hasta bien arriba del cuentarrevoluciones para poder mantener un crucero de velocidad alto. Evidentemente esto también influye en el apartado de consumos, donde en nuestras mediciones —a velocidades legales y buscando siempre circular con marchas altas— el modelo sueco siempre consume menos. En este apartado, la tracción total del Jaguar pasa su factura. Tampoco podemos dejar de apuntar que el modelo sueco cuenta con unos desarrollos finales del cambio más largos, lo que ayuda en cierta manera a este ahorro. A la hora de exprimir al máximo las posibilidades de ambas mecánicas, las diferencias se vuelven notables, ya que, mientras que el Volvo se conforma con unos consumos que nunca superan los 15 litros/100 km, el Jaguar necesita algo más de dos litros extra para realizar el mismo recorrido siempre buscando los máximos promedios posibles. Las aceleraciones son un fiel reflejo de lo que se siente al volante de cada uno de ellos. Mientras que en el Volvo la forma más rápida de ganar velocidad es, simplemente, pisando el acelerador más, en el caso del Jaguar esta operación tiene que llevar aparejada la acción de bajar alguna marcha. Las cifras obtenidas son buenas en el Jaguar y destacadas en el Volvo, que necesita sólo 28,2 segundos para alcanzar los 1.000 metros con salida desde parado. Pero donde más se deja notar el beneficio de la mecánica sobrealimentada del Volvo es en el apartado de recuperaciones, en el que, por poner un ejemplo, en el ejercicio de recuperación de 80 a 120 km/h en quinta velocidad hay casi 10 segundos de diferencia; ¡todo un mundo cuando se habla de esta operación! Sin embargo, no debemos dejar de apuntar que el Jaguar mantiene el tipo sin problema a la hora de circular por carretera, es decir, no es que el X-Type sea un coche lento, es que el Volvo es muy rápido. No resulta aventurado señalar que la incursión de Jaguar en un segmento en el que hasta ahora no tenía presencia se salda con una nota más que destacada. Y es que el nuevo X-Type ofrece una buena dosis de la fragancia que tienen el resto de sus modelos, pero con una filosofía adaptada a gustos más jóvenes y dinámicos. Volvo también es casi un recién llegado con su S60 a este segmento en el que las berlinas alemanas habían conseguido una gran hegemonía desde hace tiempo. Y precisamente ahí es donde ambos productos quieren hacerse un hueco en dura competencia con el Audi A4, la Serie 3 de BMW o la Clase C de Mercedes. Todo un reto difícil de conseguir, ya que estos últimos tienen una mayor tradición en el mercado y cuentan con un historial mucho más amplio que el de los recién llegados. Pero ninguno de los dos tienen ningún complejo en rivalizar con estos modelos más asentados, ya que ofrecen suficientes argumentos a su favor como para ocupar un puesto entre ellos y arrebatarles una porción del segmento en el que se encuadran todos ellos.
Para empezar, Jaguar cuenta con la ventaja de una tradición de marca con una áurea de lujo y exclusividad que Volvo no tiene. Sin embargo, el producto sueco tiene a su favor su fama de vehículo seguro a la que, poco a poco, va sumando un cierto carácter de exclusividad en sus modelos más grandes. Con ello, no es de extrañar que en un espacio relativamente corto de tiempo el triunvirato de modelos alemanes se vea amenazado por las personalidades de los modelos inglés y sueco. Jaguar ha desarrollado el X-Type paralelamente al Ford Mondeo, modelo con el que comparte un 20 por ciento de elementos, algo que, si bien no resulta ningún tipo de desdoro, no dejará de ser para algunos puristas un paso atrás en el tradicional arte de la elegancia y distinción inglesa; pero es el tributo que hay que pagar por pertenecer -y beneficiarse en muchos casos- a un grupo automovilístico de las dimensiones de Ford. Exteriormente el Jaguar deja bastante clara su procedencia, ya que su silueta recuerda en ciertos aspectos a su hermano mayor el XJ, sobre todo en su vista frontal. Volvo también cuenta con una estética marcada por sus hermanos mayores; el S60 es una fotocopia reducida del S80, con lo que cada uno recibe una clara imagen de marca para que no pasen desapercibidos y se distingan con claridad sus señas de identidad dentro del nutrido tráfico.
Los motores marcan una notable diferencia entre ambos modelos, sobre todo en lo que se refiere a arquitectura de los mismos. Jaguar ha apostado por su motor de 6 cilindros en V que anuncia 196 CV de potencia, mientras que Volvo lo hace por su cinco cilindros en línea que, con la inestimable ayuda de un turbo soplando a presión moderada, alcanza los 200 CV de potencia de forma oficial. Debemos partir de la base de que ambos motores ofrecen un rendimiento destacado, aunque tienen un carácter bastante opuesto, ya que, mientras que el motor V6 del Jaguar es de los que funcionan mejor en la zona alta del cuentarrevoluciones, en el caso del Volvo su mejor respuesta se encuentra en la zona baja/media. De hecho, mientras que la mecánica del Jaguar se estira hasta pasadas las 7.000 rpm, en el Volvo el régimen de corte se queda en algo más de las 6.100 rpm. Y esto se nota en varios aspectos, pero hay uno sobre todo que destaca: el de la sonoridad. Mientras que en el Volvo los cambios de marcha se pueden realizar apenas superadas las 4.000/4.500 rpm y el motor sube de vueltas con rapidez, en el caso del Jaguar hay que llegar hasta bien arriba del cuentarrevoluciones para poder mantener un crucero de velocidad alto. Evidentemente esto también influye en el apartado de consumos, donde en nuestras mediciones —a velocidades legales y buscando siempre circular con marchas altas— el modelo sueco siempre consume menos. En este apartado, la tracción total del Jaguar pasa su factura. Tampoco podemos dejar de apuntar que el modelo sueco cuenta con unos desarrollos finales del cambio más largos, lo que ayuda en cierta manera a este ahorro. A la hora de exprimir al máximo las posibilidades de ambas mecánicas, las diferencias se vuelven notables, ya que, mientras que el Volvo se conforma con unos consumos que nunca superan los 15 litros/100 km, el Jaguar necesita algo más de dos litros extra para realizar el mismo recorrido siempre buscando los máximos promedios posibles. Las aceleraciones son un fiel reflejo de lo que se siente al volante de cada uno de ellos. Mientras que en el Volvo la forma más rápida de ganar velocidad es, simplemente, pisando el acelerador más, en el caso del Jaguar esta operación tiene que llevar aparejada la acción de bajar alguna marcha. Las cifras obtenidas son buenas en el Jaguar y destacadas en el Volvo, que necesita sólo 28,2 segundos para alcanzar los 1.000 metros con salida desde parado. Pero donde más se deja notar el beneficio de la mecánica sobrealimentada del Volvo es en el apartado de recuperaciones, en el que, por poner un ejemplo, en el ejercicio de recuperación de 80 a 120 km/h en quinta velocidad hay casi 10 segundos de diferencia; ¡todo un mundo cuando se habla de esta operación! Sin embargo, no debemos dejar de apuntar que el Jaguar mantiene el tipo sin problema a la hora de circular por carretera, es decir, no es que el X-Type sea un coche lento, es que el Volvo es muy rápido.