En las zonas abiertas es donde verdaderamente descubrimos el sentido de esta berlina de lujo: otorgar placer a los que van en ella. La insonorización del habitáculo es muy buena, al igual que el confort de marcha que se alcanza. Podemos ir rápido e, incluso, muy rápido, que nada perturbará nuestra tranquilidad. Adiós a las vibraciones y a los ruidos molestos.En esto juega un papel importante el propulsor, el 2.7D V6 de 207 CV del que os hablábamos más arriba. Resulta silencioso (equiparable a un V6 gasolina (y progresivo sin estar exento de fiereza. Empuja desde abajo y, aunque “muere" pronto (tiene el corte de inyección a las 4.250 rpm), en su zona de máxima utilización se muestra potente y agradable. El mejor piropo que puede recibir es que muchos de los puristas aficionados de Jaguar no se darán cuenta de que está ante una mecánica de gasóleo.La capacidad de subir rápidamente de vueltas del motor hace que tengamos que echar mano asiduamente de la palanca de cambios, un elemento que ha suscitado opiniones contradictorias en el seno de la redacción. Algunos pensaban que su tacto era duro e incómodo para el tipo de cliente que se compraría un Jaguar; en mi opinión, aunque recio, ofrecía una precisión notable y estaba más encaminado a satisfacer a un comprador más dinámico, que es el que se decanta por la versión Sport, protagonista de estas líneas. Lo que sí hay que reconocer es la confusión inicial que se produce al engranar primera, pues si lo hacemos con demasiada decisión, podemos insertar la marcha atrás (un escalón más a la izquierda). Un poco de práctica soluciona el problema. En la parte trasera el espacio no sobra. Es más un problema de longitud para las piernas sobre todo para aquellos que midan más de 1,80, que se encontrarán algo justos, que de anchura o altura, cotas en las que el S-Type cumple, aunque no destaca frente a sus principales rivales alemanes (BMW, Audi y Mercedes). El maletero, de la misma forma, es pequeño respecto a la terna germana, pues con 400 litros queda lejos de los más de 520 litros que ofrecen estas berlinas de prestigio.Es hora de echar cuentas y valorar si algún día podremos afrontar la compra de este automóvil. Su precio de tarifa, 50.900 euros, ya es algo prohibitivo, pero si le sumamos todo el equipamiento opcional que equipa nuestra unidad, se alcanzan los 64.530 euros. Nada más y nada menos que 13.360 euros en extras. Es cierto que no tiene ninguna laguna destacable en sus elementos de serie, pero es recomendable, a nuestro parecer, pagar un sobreprecio por la pintura mentalizada (900 euros) y la suspensión CATS (1.040 euros). El resto de extras, a pesar de su atractivo, son prescindibles si no nos sobra el dinero. La lista, además, es casi interminable: sistema de activación por voz (735 euros), navegador con pantalla táctil (3.110 euros), control de aparcamiento delantero y trasero (500 euros), teléfono fijo de doble banda (1.090 euros), llantas de aleación de 8x18 pulgadas con rueda de repuesto (1.950 euros), intercambiador de CDs (550 euros)… En las zonas abiertas es donde verdaderamente descubrimos el sentido de esta berlina de lujo: otorgar placer a los que van en ella. La insonorización del habitáculo es muy buena, al igual que el confort de marcha que se alcanza. Podemos ir rápido e, incluso, muy rápido, que nada perturbará nuestra tranquilidad. Adiós a las vibraciones y a los ruidos molestos.En esto juega un papel importante el propulsor, el 2.7D V6 de 207 CV del que os hablábamos más arriba. Resulta silencioso (equiparable a un V6 gasolina (y progresivo sin estar exento de fiereza. Empuja desde abajo y, aunque “muere" pronto (tiene el corte de inyección a las 4.250 rpm), en su zona de máxima utilización se muestra potente y agradable. El mejor piropo que puede recibir es que muchos de los puristas aficionados de Jaguar no se darán cuenta de que está ante una mecánica de gasóleo.La capacidad de subir rápidamente de vueltas del motor hace que tengamos que echar mano asiduamente de la palanca de cambios, un elemento que ha suscitado opiniones contradictorias en el seno de la redacción. Algunos pensaban que su tacto era duro e incómodo para el tipo de cliente que se compraría un Jaguar; en mi opinión, aunque recio, ofrecía una precisión notable y estaba más encaminado a satisfacer a un comprador más dinámico, que es el que se decanta por la versión Sport, protagonista de estas líneas. Lo que sí hay que reconocer es la confusión inicial que se produce al engranar primera, pues si lo hacemos con demasiada decisión, podemos insertar la marcha atrás (un escalón más a la izquierda). Un poco de práctica soluciona el problema. En la parte trasera el espacio no sobra. Es más un problema de longitud para las piernas sobre todo para aquellos que midan más de 1,80, que se encontrarán algo justos, que de anchura o altura, cotas en las que el S-Type cumple, aunque no destaca frente a sus principales rivales alemanes (BMW, Audi y Mercedes). El maletero, de la misma forma, es pequeño respecto a la terna germana, pues con 400 litros queda lejos de los más de 520 litros que ofrecen estas berlinas de prestigio.Es hora de echar cuentas y valorar si algún día podremos afrontar la compra de este automóvil. Su precio de tarifa, 50.900 euros, ya es algo prohibitivo, pero si le sumamos todo el equipamiento opcional que equipa nuestra unidad, se alcanzan los 64.530 euros. Nada más y nada menos que 13.360 euros en extras. Es cierto que no tiene ninguna laguna destacable en sus elementos de serie, pero es recomendable, a nuestro parecer, pagar un sobreprecio por la pintura mentalizada (900 euros) y la suspensión CATS (1.040 euros). El resto de extras, a pesar de su atractivo, son prescindibles si no nos sobra el dinero. La lista, además, es casi interminable: sistema de activación por voz (735 euros), navegador con pantalla táctil (3.110 euros), control de aparcamiento delantero y trasero (500 euros), teléfono fijo de doble banda (1.090 euros), llantas de aleación de 8x18 pulgadas con rueda de repuesto (1.950 euros), intercambiador de CDs (550 euros)…
Jaguar S-Type 2.7D
Jaguar se ha apuntado al Diesel, incluso en una de sus berlinas más significativas, el S-Type, traicionado así a sus seguidores. Sin embargo, nunca traición fue tan dulce ni los resultados de la misma tan positivos.
