Jaguar F-Pace: el nuevo SUV de lujo, a prueba

Probamos el primer SUV de Jaguar, el F-Pace, en unas condiciones realmente duras con el barro como gran compañero en nuestra interesante experiencia de conducción.

Heinrich Lingner - autopista@mpib.es Fotos: David Shepard, Andrew Morgan, Hans-Dieter Seufert

Jaguar F-Pace: el nuevo SUV de lujo, a prueba
Jaguar F-Pace: el nuevo SUV de lujo, a prueba

Nos hemos ido hasta Walters Arena, en Gales, una mina a cielo abierto única. Una maraña de pistas de grava la atraviesa como un laberinto del Minotauro. El terreno ideal para comprobar de qué pasta está hecho el nuevo Jaguar F-Pace. Según asegura el director de pruebas, Glen Longbottom, estamos en un "laboratorio" ideal para probar en directo buena parte de las condiciones más difíciles a las que se podrían enfrentar en la vida real el primer SUV hecho por Jaguar, el F-Pace.

Nos invita a subir al Jaguar F-Pace, de momento como copiloto para reconocer un terreno también explotado para la puesta a punto de coches de rally. Y cómo, también nos pone al día del coche en cuestión: sólo es un prototipo equipado con un motor Diesel de 300 CV que aún no cumple todos los requisitos de la versión de serie, pero que al menos desde mi asiento, no lo parece. Mientras el Jaguar F-Pace ataca la primera curva rápida hacia la izquierda, el director me explica en qué consiste el sistema Adaptive Surface Response (ASR) en el que se basa el famoso Terrain Response de Range Rover. Al igual que el sistema de tracción a las cuatro ruedas, dispone además de Intelligent Driveline Dynamics (IDD). Este sistema detecta, mediante sensores integrados en el vehículo, las situaciones de conducción, y distribuye la fuerza entre los ejes delantero y trasero. Según explica Longbotton, el IDD está ajustado para evitar lo más rápido posible el subviraje, prefiriéndose una ligera tendencia al sobreviraje, para que el Jaguar F-Pace se sienta como un Jaguar de verdad, ágil, dinámico y con una puesta a punto dedicada al verdadero entusiasta.   

Pero lo primero que llama la atención en el Jaguar F-Pace es la suave potencia del motor Diesel de seis cilindros en V. Impulsa sin esfuerzo un coche que, eso sí, no parece estar hecho en aluminio a tenor del peso final.  La grava repiquetea contra los bajos y los pasos de rueda mientras aceleramos hacia las primeras curvas. Pisamos brevemente el freno, giramos suavemente el volante, y Longbotton nos ordena pisar a fondo el acelerador. La trasera se desvía ligeramente hacia afuera, el Jaguar derrapa, aumentando ligeramente el radio de la curva, y devorando a toda velocidad el par de centenares de metros que lo separan de la siguiente combinación de curvas. Esta vez nos sale mejor la jugada, pues a la configuración dinámica del sistema de tracción a las cuatro ruedas se acostumbra uno rápido. ¿Otra vuelta? ¡Por supuesto!

Tras varios giros, ya con las sensaciones en caliente, nos espera el director de desarrollo de F-Pace, Andy Whyman, con otro prototipo diferente. Con él recorremos un terreno difícil: carreteras de campo por las que, según parece, sólo transitan máquinas pesadas de minería, con grava del tamaño de pelotas de rugby. El F-Pace se defiende con gran soltura: 21 centímetros de altura hasta el suelo, según explica Whyman, ahí está parte de la clave, y cómo no, también en la robustez del coche y en la eficacia del sistema de tracción. A continuación demuestra otra particularidad que esconde el Jaguar F-Pace: el ASPC, abreviatura de All Surface Progress Control, con un ámbito de funciones que abarca desde la asistencia a la tracción hasta un asistente de frenada de emergencia y un controlador de velocidad para bajas velocidades. Funciona a velocidades de hasta 30 km/h, ayudando a avanzar de modo uniforme y seguro sobre terrenos difíciles. Final de la prueba, aprobado alto, rindiendo fuera del asfalto al nivel de un Land Rover. ¿Y dentro en asfalto? ¿Será donde marque las diferencias? Será una incógnita que despejaremos en pocos días.

También te puede interesar:

Range Rover Evoque, gama renovada

Los SUV que llegarán en 2016

Porsche Macan, su máximo rival