La anterior generación del Honda Jazz nos pareció uno de los modelos más apetecibles para tener si nuestro día a día se circunscribe al ámbito urbano y la renovación de este singular modelo mantiene total y absolutamente viva nuestra apreciación. Estéticamente no ha cambiado demasiado, mantiene su línea bien diseñada, y está dotada de una buena superficie acristalada, lo que permite al conductor tener un buen ángulo de visión de prácticamente todo su alrededor. La primera sorpresa llega a la hora de «invitar» a entrar a los ocupantes de las plazas traseras: las puertas se abren en un ángulo de casi 90 grados lo que hace que el acceso al interior se realice de forma muy cómoda. Una vez dentro, el conductor dispone de un puesto de conducción confortable, va más bien sentado «altito» y todos los mandos están dispuestos muy a mano del mismo. Asimismo, se encuentra con un buen número de huecos a su alcance —de distinto tamaño— donde dejar muchas y variadas cosas. La guantera es «enorme» y cuenta con una más pequeña justo encima de ella. A ambos lados del salpicadero hay un hueco redondo conformado como posavasos y justo en la parte baja del salpicadero existe otro hueco compartimentado.
Pero una de las cosas que mejor diseñada está en cuanto a su interior, sin duda, es la banqueta trasera. Los asientos se pueden plegar con una sola mano y, sin tener que quitar los reposacabezas, nos encontramos con una superficie plana y bien aprovechable. Si necesitamos llevar un objeto alto pero no demasiado ancho no hay problema, el asiento de estas plazas se pliega hacia arriba —se junta con el respaldo— con lo que tenemos un hueco más que considerable si no queremos utilizar el maletero. Como, además, la puerta se abre en un gran ángulo, la operación de carga/descarga no puede ser más sencilla. La habitabilidad es bastante buena en todas las cotas. Destaca en este sentido la de altura con sus 91 cm y dispone de una buena anchura para que dos adultos vayan cómodamente sin aprietos.
Este es, sin lugar a dudas, uno de los pocos puntos flacos de este modelo y, posiblemente, una de las razones por las que más de uno «se echa para atrás» a la hora de su compra. Y es que en un mercado como el nuestro no ofrecer una mecánica Diesel no está muy bien visto. Sin embargo, el rendimiento de este motor de 1,4 litros de cilindrada es toda una delicia. Su suave ralentí, su buena disposición para subir de vueltas hasta la zona roja del cuentarrevoluciones y su moderado consumo, hacen de él un buen rival de cualquier motor Diesel de sus mismas características aunque, eso sí, siempre gastará más y el combustible estará, en más ocasiones, más caro que el gasóleo. El cambio es otro de los puntos positivos de este modelo; su tacto, precisión y suavidad hacen que su utilización no se nos antoje como un «engorro», sino justo lo contrario. Las prestaciones están a la altura de lo que se puede esperar de una mecánica de esta potencia y cilindrada. Las aceleraciones son buenas, las recuperaciones y adelantamientos no tanto, pero la buena disposición de la caja de cambios hace que el hecho de tener que bajar dos o más marchas para ganar velocidad en un adelantamiento no sea ningún problema.
No es que el Jazz no esté capacitado para hacer carretera —que lo está—, pero su carácter subvirador, unido a una dirección demasiado asistida a alta velocidad —y, curiosamente, demasiado dura a baja— y a un tacto de frenos que no permite dosificar demasiado la potencia de frenada, hacen que en este tipo de vías, el Jazz sea superado por muchos de sus rivales. Aún así, en los viajes largos se defiende con total seguridad y permite llevar un ritmo vivo. En ciudad es destacable su pequeño radio de giro —los garajes con muchas columnas y estrechas calles son «pan comido»— y la facilidad con que se aparca... cuando se encuentra un sitio.
Su equipamiento de serie cuenta, entre otras muchas cosas, climatizador, control de estabilidad y cinco airbags. El precio es algo alto, pero está justificado por lo que ofrece a cambio.
— Uso urbano
— Detalles del interior
— Consumo ajustado
— Sin rueda de repuesto
— Suspensión seca
— Tacto del freno