Ford GT 2017: probamos el nuevo superdeportivo americano

El Ford GT lleva a Ford al Olimpo de los fabricantes como hace 50 años hizo el GT40. Sus 647 CV y 347 km/h impresionan te dejarán sin aliento. ¡Ya lo hemos probado!

Texto: Óscar Díaz

Ford GT 2017: probamos el nuevo superdeportivo americano
Ford GT 2017: probamos el nuevo superdeportivo americano

En junio de 2016 Ford tuvo grandes motivos de celebración. Se cumplían 50 años del primero de los cuatro triunfos consecutivos del GT40 en las 24 Horas de Le Mans y para conmemorarlo, nada mejor que poner sobre el asfalto un superdeportivo que en su versión de competición se hizo con la victoria en la categoría GTE y consiguió un no menos sorprendente impacto al desvelar una versión de calle del GT de carreras.

Y unos meses después, una exclusiva toma de contacto para apenas 70 periodistas de todo el mundo ha permitido a Autopista.es descubrirlo y conducirlo para desvelarte algunos de los muchos secretos de un coche nacido para —como sus antecesores de 2005 —Ford GT— y de 1964 —Ford GT40— convertirse en mito. Razones no le faltan, ya que su producción es prácticamente artesanal, se fabricará durante cuatro años, a razón de uno al día en la fábrica de Markham, Ontario (Canadá). Y su estructura comparte ADN y la mayor parte de soluciones del GT de competición. Así,  su estructura es de fibra de carbono, con tubos de acero en su interior para conseguir una auténtica jaula de seguridad. Su motor EcoBoost 3.5 de 647 CV y 76 mkg entre las 3.900 y las 6.200 rpm va en posición central longitudinal, cuenta con lubricación por cárter seco, amortiguadores horizontales "push rod" de firmeza variable ubicados en una suspensión que permite elegir una posición de conducción en pista que rebaja en nada menos que 50 mm la altura libre al suelo (desde unos ya imponentes 120 mm). Con todo, no sorprende pero sí llama la atención, que un coche de 4,78 m anuncie un peso de 1.385 kg; poco más que un Ford Focus Ecoboost 1.0.

Ford GTPorque el peso es el primer enemigo de todo coche de carreras y de ahí que en el Ford GT se haya prescindido de elementos superfluos, de confort, de esos que en un turismo son casi imprescindibles. No hay posavasos o huecos portaobjetos, los paneles interiores de las puertas son de carbono y el salpicadero es enormemente minimalista y sólo una pequeña pantalla, la del navegador y en la que también se verá la información de la Ford Performance App y los diales del climatizador —de nuevo funcionales y simples— apenas llama la atención. Casi todos los controles están sobre el volante,  incluidos los de los intermitentes, y desde el volante se puede ir pasando de uno a otro modo de conducción: Normal,  Wet, Sport,  Track o V-Max. Tampoco hay guantera. O sí, porque el pequeño espacio tras el motor al que llaman maletero apenas supera los 11 l de capacidad. Poco importa, creo, en un coche como éste.

La aerodinámica del Ford GT

Cada detalle en el Ford GT habla de un cuidadoso estudio en el túnel del viento. Impresiona. Permitiría recrearse en cada una de las curvas, piezas y elementos que componen el paquete aerodinámico. Así desde el difusor delantero, con unas trampillas que hacen de quilla al abrirse hasta 7 mm para canalizar más hacia fuera de la carrocería o los frenos en función de la carga necesaria, los huecos por los que asoman los ventiladores,  la forma de gota de agua del compartimento para pasajeros y motor, rematado en unos pontones que envían aire al intercooler (zona derecha del coche) o el radiador (zona izquierda)  y así hasta esa zaga donde los escapes en el centro han permitido a los diseñadores colocar un imponente extractor aerodinámico.

Impresiona también el alerón. A diferencia del coche de carreras el alerón trasero del Ford GT forma parte de una aerodinámica activa. Es móvil. Se despliega dependiendo de la velocidad, la carga de acelerador y el modo de conducción elegido ya que en uno de ellos, el destinado a permitir alcanzar la máxima velocidad, llega a recogerse plenamente, lo que acompaña en ese momento de un descenso de la suspensión a la altura más baja y de un endurecimiento de la dirección destinado a favorecer mantener el control cuando se trata de rozar los 350 km/h. En situaciones de frenada fuerte, además, varía su ángulo de incidencia, haciendo las veces de un aerofreno que además de colaborar en disminuir la velocidad estabilizará el eje trasero.

Ford FT pruebaLa conducción del Ford GT

Pese a su poderío abrumador, el Ford GT no es un coche difícil de conducir y tampoco de conducirlo rápido. Es en el fondo permisivo con los pequeños errores de conducción, ya que incluso el modo Track mantiene un umbral de actuación de los controles de tracción y estabilidad. Pero resulta tan rápido y tracciona tanto que en un circuito es difícil calcular dónde estaría el límite —muy alto, por supuesto— y en una zona de montaña da la impresión de borrar las rectas de pura potencia que tiene y transmite al asfalto sin perder un ápice pudiendo llegar al siguiente giro a una velocidad mucho  más alta que lo que cualquier atisbo de prudencia sugeriría. Si a esto le sumamos sus más de dos metros de anchura resulta complicado no tocar el carril contrario a la entrada o a la salida de algún giro.

Realmente impresiona por empuje, aceleración —no declarada por la marca pero sí sentida en las carnes propias—, motricidad y la facilidad con la que cambia de dirección cuando se trata de encadenar curvas, pero también por cómo frena. Sí. La suma de los discos de carbono (con 394 y 360 mm de diámetro), pinzas Brembo de 6 y 4 pistones y los imponentes neumáticos Michelin Pilot Sport S (de medidas 245/35 R20 y 325/30 R20, respectivamente)  consigue reducir la velocidad en apenas un suspiro para enfrentarte a la siguiente curva. Sorprendentemente, cuando se utilizan los modos de conducción Sport y Normal, la suspensión no se revela incómoda, ni especialmente dura. En el último, además, permite activar una posición Confort que neutraliza las irregularidades propias de zonas rizadas, asfalto deteriorado y pasos a nivel, con una dosis de confort bastante razonable.

¿Cómo puedo comprar el Ford GT?

No es fácil por varias razones. La primera es su escasez. Y es que sólo se fabricarán 1.000 unidades a lo largo de los 4 años que vaya a estar en producción, 250 al año, de las cuales sólo 50 llegarán a Europa. La segunda, porque la adjudicación se realizará en función del orden de una lista creada en la propia página web  siempre y cuando se cumplan requisitos como un kilometraje mínimo al año —con lo que la marca pretende evitar maniobras de especulación, de compra del vehículo, conservación sin uso y reventa—. Y la tercera, el coste: nada menos que 600.000 euros. Casi el doble que uno de sus máximos rivales, el McLaren 720, que, eso sí, no puede presumir de haber ganado las 24 H de Le Mans.

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