Ford Focus 1.8 TDdi Ambiente

Posicionado como una versión accesible económicamente y disponible tan sólo en acabado Ambiente, la opción de 75 CV del motor TDdi de Ford presenta un enfoque poco ambicioso, tanto en su configuración interior como en sus prestaciones de claro corte turístico.

Ford Focus 1.8 TDdi Ambiente
Ford Focus 1.8 TDdi Ambiente

Al nuevo motor se ha acoplado la misma caja de cambios que montaba la versión de 90 CV con idénticos desarrollos. Si en aquella mecánica ya indicábamos unos desarrollos demasiado largos, en esta ocasión el problema de agrava notablemente. No porque este efecto en sí resulte especialmente criticable en un modelo de estas características -el cambio está para usarlo- sino porque condiciona seriamente la capacidad de respuesta del motor en quinta. Ello requiere un cierto periodo de adaptación del conductor. En la particular orografía de nuestro país, si, circulando en autovía, el coche que llevamos delante nos hace bajar la velocidad a 90 km/h, debemos tirar de cuarta indefectiblemente para recuperar nuestra velocidad de crucero con un mínimo de diligencia. En caso contrario, la capacidad de recuperación manteniendo la quinta resulta un tanto desesperante. Todo tiene sus ventajas, a velocidad constante y con tráfico despejado, el motor se mantiene a un régimen sumamente tranquilo, lo que repercute positivamente en el consumo, en la rumorosidad y en la longevidad mecánica. En nuestros recorridos habituales el nuevo Focus ha gastado practicamente lo mismo que su homólogo de 90 CV. Un par de décimas menos en ciudad, una décima menos en carretera y una décima más en autopista. En este sentido los resultados son un tanto decepcionantes, sobre todo porque ante la vista de ellos, no parece interesante perder 15 CV si a la hora de pasar por el surtidor vamos a gastar el mismo dinero. La monta de neumáticos también entronca perfectamente con el planteamiento de esta versión. Los 175/70 14, que en nuestra unidad eran unos Michelin Energy XGreen, contribuyen a reducir la resistencia a la rodadura y consecuentemente a optimizar los consumos. Sin embargo, la capacidad de adherencia no está entre sus mejores cualidades. Esto no es una crítica, sino más bien todo lo contrario. El Focus TDdi muestra una conducción sumamente sencilla, gracias entre otras cosas a este efecto. Los neumáticos resultan sumamente progresivos y avisan generosamente cuando nos vamos acercando al límite. Por otra parte, el mayor peso del motor Diesel respecto de las versiones de gasolina produce una carga ligeramente mayor sobre el tren delantero que acentúa el subviraje. Los tarados de amortiguación, algo más blandos de lo que nos gustaría terminan de completar toda una declaración de intenciones en cuanto a las cualidades dinámicas. La conclusión que podemos extraer de todo lo expuesto es que salvo por el precio de salida, la aportación de esta versión a la gama Focus es relativamente escasa. No gasta menos, pero sí anda menos y su equipamiento es idéntico al de la versión de 90 CV. Personalmente creemos que las 100.000 ptas de ahorro que representa respecto del motor superior no son suficientes para justificar su compra.