Ford Focus 1.0 EcoBoost, Kia cee'd 1.0 T-GDi y Toyota Auris 1.2T 120

Turbo y baja cilindrada se alían en estos tres eficientes coches de gasolina: Ford Focus 1.0 EcoBoost, Kia cee'd 1.0 T-GDi y Toyota Auris 1.2T. Sin renunciar a nada, son dignos representantes del segmento compacto.

Pablo Mallo. Twitter: @p__mallo Fotos: Israel Gardyn

Ford Focus 1.0 EcoBoost, Kia cee'd 1.0 T-GDi y Toyota Auris 1.2T 120
Ford Focus 1.0 EcoBoost, Kia cee'd 1.0 T-GDi y Toyota Auris 1.2T 120

Cuando Ford presentó el propulsor tricilíndrico de gasolina EcoBoost, se planteaba como una alternativa real al Diesel. Eficiente, más ligero, de respuesta muy dinámica... Su éxito ha sido importante y ahora muchos otros fabricantes han decidido seguir la estela del downsizing, que se ha asentado como un modo eficaz de rebajar emisiones de CO2 en sus gamas. Uno de los más recientes ha sido Kia con el cee'd 1.0 T-GDi Eco-Dynamics, también con un litro de cilindrada (998 cm3, frente a los 999 cm3 del Ford Focus) y cifras de potencia y par similares. Si el Ford Focus anuncia 125 CV, el Kia cee'd homologa 120 CV, ambos a 6.000 rpm. Y también el par motor está a niveles casi calcados: 17,4 mkg el modelo de Ford y 17,5 mkg, el Kia, entregándolo con tan sólo 100 rpm de diferencia. Incluso las relaciones del cambio están muy próximas en ambos coches. Eso sí, las mediciones realizadas por el Centro Técnico de Autopista sacan a relucir mayores diferencias que las vistas en la siempre más teórica ficha técnica oficial, no sólo a nivel de rendimiento, sino también en lo referente a consumos, bastante alejados de las optimistas cifras proporcionadas por sendos fabricantes. En menor medida, también ocurre esto en el Toyota Auris, si bien Toyota ha optado por un camino diferente en lo que respecta a la arquitectura de este nuevo motor, ya que sigue siendo fiel a los cuatro cilindros.

Como era de esperar, los tres recurren a la sobrealimentación para compensar la reducida cilindrada y no perder dinamismo. No es que sean balas, pero se defienden. Es cierto que no te puedes despreocupar del cambio de marchas como en un turbodiésel, ya que no hay tanto par motor, pero a poco que te impliques obtienes buenos niveles de respuesta. En los tres, la sexta es más bien de desahogo, con un desarrollo muy largo, prácticamente de Diesel, que permite contener los consumos en carretera. Ojo, porque para llegar a lograr cifras bajas hay que poner de nuestra parte y, si bien es verdad que pueden ser mucho más eficientes que otras mecánicas de gasolina, nada tienen que hacer contra un Diesel moderno, que aguanta los cambios de ritmo sin que los consumos se resientan tanto, y ya no digamos si buscas prestaciones. El principal beneficiado de todo esto, no obstante, es el superior agrado de conducción frente a un Diesel de su categoría, gracias a una mayor personalidad, así como el precio de partida. 

Acompañando a estas mecánicas nos encontramos planteamientos muy diferentes en cuanto a bastidor. El Ford Focus sigue siendo una referencia en comportamiento, quizá incluso más en esta versión tricilíndrica, ya que su ligero motor descarga peso del tren delantero. Es incisivo, preciso y con un eje trasero multibrazo que aporta agilidad en caso necesario. Si lo provocas reaccionará con impecables maneras deportivas, pero al mismo tiempo mantiene una pisada ejemplar y una alta calidad de rodadura, con un elevado confort de marcha. Su dirección, muy directa, cuenta con un nivel de asistencia y una retroalimentación que dan mucha confianza, ya que se siente muy natural. 

Ford Focus 1.0 EcoBoost 125, Kia cee'd 1.0 T-GDi Eco-Dynamics y Toyota Auris 1.2T 120Menos preciso resulta el Kia cee'd, sobre todo debido a una dirección poco consistente, que además no transmite información sobre lo que ocurre bajo las ruedas, y no se endurece de manera natural cuando nos acercamos a los límites del bastidor. Cuenta con tres niveles de dureza a elegir, el más deportivo de ellos con un tacto algo más logrado, pero ni siquiera así consigue dar confianza hasta que no llevas un tiempo utilizando el coche y te acostumbras. Aun así, tiene poco autocentrado, de modo que incluso en línea recta a ritmos de autopista requiere cierta concentración. El chasis, por su parte, resulta eficaz y equilibrado en curva, y en este sentido va sobrado teniendo en cuenta la potencia del motor.  

Llegamos al Toyota Auris que, como buen Toyota, no destaca de forma grandiosa en nada pero consigue un resultado global notable. Al ser el único con cuatro cilindros, resulta más refinado desde el momento en que lo arrancas, con menos vibraciones y un sonido más agradable. Al igual que el Ford Focus, el punto de fricción del embrague es poco claro, algo que, combinado con unos bajos algo débiles por debajo de 1.500 rpm, puede requerir cierta atención por nuestra parte en arrancadas o cuando circulamos con el motor cerca del ralentí. Sin embargo, después es el que sube de vueltas con más brío, y el más rápido cuando exiges todo de su motor. Su comportamiento, en cambio, es algo contradictorio. La dirección es muy rápida y casi tan precisa como la del Ford Focus, aunque para algunos puede estar excesivamente asistida. En conducción normal transmite cierta deportividad por su inmediatez, sin embargo cuando decides ver hasta dónde puede llegar, tanto las reacciones del chasis como el intrusivo tarado de las ayudas electrónicas nos dejan claro que sus intenciones son esas. Es un coche seguro y sin complicaciones, y no está enfocado a los usuarios más racing. 

Por lo tanto, podríamos decir que estamos ante perfectas herramientas para trasladarnos de un punto A a un punto B, con la practicidad que corresponde a los modelos del segmento compacto, y con algo más de aliciente en el bastidor del Ford Focus para quien aprecie y sepa aprovechar su deportividad. Queda por analizar sus interiores, cada uno en su estilo y con generosos niveles de equipamiento en función de acabados y elementos opcionales. Ford Focus y Toyota Auris transmiten más calidad percibida que el Kia cee'd, con un tacto mejorable de los elevalunas, pero en cualquier caso estamos ante habitáculos muy bien resueltos. En el Toyota Auris echamos de menos una regulación más precisa del respaldo, que cuenta con posiciones prefijadas y una palanca para desbloquearlo, en lugar de la típica rueda. Tampoco tiene reglaje lumbar. La postura de conducción óptima, por tanto, es más fácil de encontrarla en el Kia cee'd y en el Ford Focus. Al mismo tiempo, no es del todo cómodo el manejo del sistema de información y entretenimiento, que es muy vistoso con su diseño e iluminación azulada, pero todos sus controles son táctiles, incluso el volumen, y requieren apartar la vista de la carretera para accionarlos, o bien usar las teclas multifunción del volante. Una muestra más de que, a veces, las versiones básicas son más interesantes por su sencillez. De todos modos, el nivel es alto en los tres casos, algo que queda demostrado por sus altas cifras de venta. 

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