Ford Fiesta 1.6 Automático

La introducción de la caja de cambios automática Durashift en el Fiesta supone un plus de confort no exento de deportividad para uno de los utilitarios más destacados del segmento.

Ford Fiesta 1.6 Automático
Ford Fiesta 1.6 Automático

El bastidor y el motor son el complemento perfecto para convertir al utilitario de Ford en un vehículo meramente dinámico. El chasis de la gama Fiesta brilla a muy buen nivel en todas las versiones y no podía ser menos en esta variante de 100 CV. Los amortiguadores son bastante firmes, lo que provoca que el confort se vea afectado, sobre todo en terreno bacheado. En esto también incide un perfil de rueda muy bajo (45) y unos neumáticos sobredimensionados para el nivel de potencia y el tipo de vehículo con el que nos encontramos (195 sobre llanta 16). Con ellos, nuestros riñones notan hasta la última imperfección de la carretera, lo que penaliza la utilización del Fiesta en desplazamientos largos, algo que su motorización sí permite. Los amantes de las curvas lo pasarán algo mejor, pues la eficacia en este tipo de trazados es muy grande, con una suspensión que evita que la carrocería oscile demasiado. La dirección, bastante directa, nos transmite toda la información de la vía y permite que coloquemos el coche dónde queremos en la entrada del giro. La gran nobleza del bastidor hace que la trasera siga fiel al tren delantero sin que notemos brusquedades ni malos modos. En este apartado el único punto negro es la ausencia, incluso en el equipamiento opcional, del control de estabilidad ESP, un elemento que no sobra en ningún modelo y menos en un utilitario de 100 CV. El único propulsor que está asociado a la caja de cambios Automatic Durashift es el 1.6 de 100 CV, el más potente de la gama. Este motor tiene un rendimiento muy bueno y permite cruceros elevados por encima de velocidades legales. Pero también es un propulsor ruidoso, muy ruidoso cuando se nos va el pie demasiado sobre el acelerador, lo que hace que los viajes largos se nos hagan más pesados de lo que deberían ser. La ausencia de un lugar específico para apoyar el pie izquierdo es otro rasgo negativo que penaliza la comodidad en viajes prolongados, aunque en esta versión automática este hecho queda mitigado por la ausencia de embrague y el mayor espacio disponible. El interior no se diferencia de sus hermanos de gama y se nota un acabado más que correcto, por encima de lo que se estila entre sus rivales. Los asientos, tapizados (opcionalmente) en cuero, y ofrecen un agarre menor del esperado y más calor del deseable en el tórrido verano. Las plazas traseras son justas, no sobra el espacio y están pensadas especialmente para dos pasajeros. El maletero no es muy grande, 310 litros, aunque sus formas regulares y el fácil acceso al mismo lo convierten en muy utilizable. Lo que sigue sin terminar de convencernos es que su equipamiento de serie no sea más completo. Hay que pagar un sobreprecio por elementos casi habituales como el aire acondicionado (930 euros), la regulación eléctrica de los espejos (240 euros) o el radio CD (330 euros), algo que no parece razonable en un utilitario que tiene un precio de tarifa cercana a 15.000 euros. El bastidor y el motor son el complemento perfecto para convertir al utilitario de Ford en un vehículo meramente dinámico. El chasis de la gama Fiesta brilla a muy buen nivel en todas las versiones y no podía ser menos en esta variante de 100 CV. Los amortiguadores son bastante firmes, lo que provoca que el confort se vea afectado, sobre todo en terreno bacheado. En esto también incide un perfil de rueda muy bajo (45) y unos neumáticos sobredimensionados para el nivel de potencia y el tipo de vehículo con el que nos encontramos (195 sobre llanta 16). Con ellos, nuestros riñones notan hasta la última imperfección de la carretera, lo que penaliza la utilización del Fiesta en desplazamientos largos, algo que su motorización sí permite. Los amantes de las curvas lo pasarán algo mejor, pues la eficacia en este tipo de trazados es muy grande, con una suspensión que evita que la carrocería oscile demasiado. La dirección, bastante directa, nos transmite toda la información de la vía y permite que coloquemos el coche dónde queremos en la entrada del giro. La gran nobleza del bastidor hace que la trasera siga fiel al tren delantero sin que notemos brusquedades ni malos modos. En este apartado el único punto negro es la ausencia, incluso en el equipamiento opcional, del control de estabilidad ESP, un elemento que no sobra en ningún modelo y menos en un utilitario de 100 CV. El único propulsor que está asociado a la caja de cambios Automatic Durashift es el 1.6 de 100 CV, el más potente de la gama. Este motor tiene un rendimiento muy bueno y permite cruceros elevados por encima de velocidades legales. Pero también es un propulsor ruidoso, muy ruidoso cuando se nos va el pie demasiado sobre el acelerador, lo que hace que los viajes largos se nos hagan más pesados de lo que deberían ser. La ausencia de un lugar específico para apoyar el pie izquierdo es otro rasgo negativo que penaliza la comodidad en viajes prolongados, aunque en esta versión automática este hecho queda mitigado por la ausencia de embrague y el mayor espacio disponible. El interior no se diferencia de sus hermanos de gama y se nota un acabado más que correcto, por encima de lo que se estila entre sus rivales. Los asientos, tapizados (opcionalmente) en cuero, y ofrecen un agarre menor del esperado y más calor del deseable en el tórrido verano. Las plazas traseras son justas, no sobra el espacio y están pensadas especialmente para dos pasajeros. El maletero no es muy grande, 310 litros, aunque sus formas regulares y el fácil acceso al mismo lo convierten en muy utilizable. Lo que sigue sin terminar de convencernos es que su equipamiento de serie no sea más completo. Hay que pagar un sobreprecio por elementos casi habituales como el aire acondicionado (930 euros), la regulación eléctrica de los espejos (240 euros) o el radio CD (330 euros), algo que no parece razonable en un utilitario que tiene un precio de tarifa cercana a 15.000 euros.