Puede que haya concluido su desarrollo por la alimentación diseñada por el cambio de cocinero; o también por encontrarse ya hoy en edad de crecimiento. Lo cierto es que a España ha llegado un familiar muy maduro. Se ha nutrido con buenos y nuevos ingredientes y también con una cocción muy rápida, así que, a la vez, se ha gestado a un precio muy ajustado. Pero, ¿con qué sabor? ¿Dónde se ha "cocinado" este repentino y desconocido Fiat?
La imagen imponente y musculosa pronto delata al nuevo Fiat Freemont; pero también su procedencia. Porque el último lanzamiento italiano llega directamente de Toluca, histórica fábrica de Chrysler en México y donde Dodge siempre fabricó un enorme Journey... de quien parece ahora el Freemont un calco. Y, a la vista, lo es. Tras la alianza entre ambos grupos industriales (que pronto consolidará la tan publicitada fusión entre modelos Chrysler y Lancia) Fiat consigue lo que hace tiempo buscaba: un vehículo que pueda cubrir todo el espectro familiar para reemplazar a bajo coste, y de una sola tacada, a los anteriores Croma, Ulysse y Multipla, hoy desaparecidos. Claro que esta vez la sal es europea. Hora de abrir en México nueva línea paralela de montaje y trasladar a ingenieros propios italianos para reforzar los campos donde, antes, fallaba Dodge con el Journey.
La estructura del nuevo Fiat Freemont es así casi idéntica a la del anterior Dodge Journey, sólo con nuevos soportes y bastidor auxiliar para encajar las nuevas ymejoradas mecánicas, pero, eso sí, con completa revisión de componentes. Tanto en nuevos tarados de dirección y suspensiones (optimizadas además con nuevos muelles, casquillos y geometría) como en materiales y aislantes. Basta cerrar puertas y ventanas, o subirse a unos muy cómodos asientos, para apreciar de inicio el salto de calidad.
Las superficies en su mayoría acolchadas (incluso en zonas inferiores o paneles de puertas), un moderno diseño o un apreciable puesto de conducción (donde sólo la posición algo retrasada del cambio y próxima al reposabrazos central molesta ocasionalmente) marcan distancia con el anterior estilo americano (y espartano) de Dodge. Como al arrancar por botón y comenzar a moverse. Sorprende su nuevo motor Multijet de 2ª generación (aquí en 170 CV, pero también disponible en 140 CV de potencia), con nuevo sistema de alimentación capaz de gestionar hasta 8 inyecciones por ciclo.
Muy refinado y progresivo, el nuevo 2.0 Multijet deja en evidencia al desaparecido y tosco 2.0 TDI bomba-inyector que anteriormente Volkswagen prestaba a Dodge. Y no tanto por una aceleración que era buena, pero sí por un hoy gran bajo régimen que le permite mejorar mucho en recuperaciones y adelantamientos, y por un bajo consumo (casi 1 l/100 km menor de media) a pesar de contar con desarrollos cortos de su cambio manual de 6 relaciones.
Y también convence el nuevo Fiat Freemont por su contenida sonoridad, así como por una suave pero ya informativa dirección y por una amortiguación capaz de absorber perfectamente incluso los amplios badenes urbanos al tiempo que proporciona mayor sujeción de carrocería en los apoyos que antes. No hay duda que este Fiat resulta muy agradable al uso, aunque en ciudad convenga no confiarse... porque es muy grande.
Mucho volumen que, a cambio, proporciona una de sus principales bazas: la funcionalidad. Y es que, en el fondo, el Fiat Freemont sobresale como gran familiar. Es verdad que, por corpulencia y altura de carrocería, nunca fue fácil encasillarle. Tiene aroma SUV y, si hasta ahora como Dodge sólo ofreció tracción delantera, a partir de otoño reforzará esa imagen con nuevas versiones 4x4.Pero basta convivir con él para considerarlo como interesante alternativa al gran monovolumen.
Abundan en el Fiat Freemont los huecos de almacenamiento (como enormes cajones bajo el piso de la segunda fila o una ingeniosa banqueta delantera de acompañante que se levanta como un baúl), mientras que sus tres filas sobreelevadas de asientos (tipo anfiteatro) son amplias, aunque no las mejores del mercado: más próximas a familiares medios más pequeños tipo VW Touran o Chevrolet Orlando, que a sus teóricos rivales Renault Grand Espace oFord Galaxy.
Aun así, la segunda fila del Fiat Freemont desliza en longitud, todos los respaldos se reclinan y abaten siempre con superficies planas (también el delantero de acompañante) y siete ocupantes cogen bien, a pesar de que en la última y tercera fila habrá que encoger los pies por falta de espacio entre las articulaciones de los asientos de segunda fila. Eso sí, tampoco esperen soluciones de última generación como butacas extraíbles, portón eléctrico o puertas correderas, no digamos ya automáticas. En el Fiat Freemont todo es más sencillo, pero igualmente funcional con puertas traseras de gran acceso que se abren en 90 grados (y con tres puntos intermedios para aparcamientos estrechos), o fáciles, aunque también algo duras y pesadas, palancas de pliegue y deslizamiento de asientos.
Márgenes aún de mejora para una futura próxima generación Fiat Freemont que esperemos, eso sí, mantenga el equipamiento que presenta hoy. Porque este Freemont llega de serie con 7 airbags, 7 plazas, ESP, control de crucero, asiento de conductor eléctrico, Bluetooth, acceso/arranque sin llaves... Y por, al menos, 6.000 euros menos que sus algo más espaciosos rivales. ¿No creen que puede merecer la pena?
- Tamaño/precio/equipamiento
- Espacio y gran modularidad
Confort de marcha
Capacidad de frenos
- Sin bandeja de maletero
- Rueda de repuesto opcional