Daewoo Matiz SE

Daewoo propone con el Matiz una peculiar e interesante forma de forma de gastar 6.000 euros, o un poco menos, porque el coche cuesta 995.000 pesetas. Por menos de un millón, tenemos un original y eficaz monovolumen. Urbanita por vocación y concepto, el Matiz nos soluciona la vida en la ciudad. Eso sí, en viajes serios, todo cambia mucho.

Daewoo Matiz SE
Daewoo Matiz SE

A la vista de este diseño tan especial, uno piensa que el Daewoo ha sido brutalmente jibarizado, comprimido: cinco puertas en tres metros y medio suponen todo un reto para los ingenieros. Dibujado en Italia por Italdesing, el Matiz sorprende sobre todo por su línea. Acertada mezcla de audacia y conservadurismo, este coreano no deja indiferente. Lo más llamativo es el morro, con un aire japonés algo “demodé", pero muy impactante. Una vez en el interior, nos encontramos con un nuevo esfuerzo por satisfacer las necesidades con economía de recursos. No falta de nada, pero tampoco sobra nada, y menos, los lujos.

Acabados bien terminados esconden plásticos, gomas y tapicerías un tanto envejecidos y de calidad más bien mediana. Es cierto que por ese dinero no se pueden pedir peras al olmo, pero un poco más de clase no es tan caro.

Los asientos resultan bastante cómodos, sobre todo teniendo en cuenta que no se van a utilizar en viajes muy largos. La banqueta trasera se ofrece para tres ocupantes, aunque, con lo estrecho que es el coche, 1,28 metros, dos personas irán mucho mejor que tres. El maletero, con 170 litros, no aporta gran cosa, pero sirve para las necesidades de la vida en la ciudad: es mayor, por ejemplo, que el de un Twingo.

El puesto de conducción es correcto. Quizá el volante se antoje enorme en un habitáculo tan constreñido, pues es el mismo que lleva el Lanos, pero se maneja bien y la dirección no merece críticas. La instrumentación se reduce a velocímetro, indicador de combustible y termómetro para el agua. Podría haber un cuentavueltas, pero, la verdad, el motor no alcanza regímenes tan altos como para tener que vigilarlo mucho. Así, un tablero de mandos muy espartano se integra en un salpicadero bastante atractivo. Destaca la consola central, con los mandos de la calefacción y el aire acondicionado. También va en ese hueco el equipo de radio. Después, la bandeja superior ofrece una inteligente superficie plana para depositar las mil cosas que siempre andan rodando por un coche.

Unos cuantos huecos más aquí y allá completan un interior muy racional y con pocas pegas, materiales aparte. Bueno, sí, una más: a estas alturas ya debería haber airbag de acompañante, aunque el precio manda…