La idea del Opel Ampera de ser eléctrico puro durante algo más de media centena de kilómetros y a partir de ahí extender su autonomía con un generador de gasolina, me resultó cuanto menos “realista” hace casi dos años cuando lo probé por primera vez, pero recuerdo que aun maravillado por cómo funcionaba y las enormes prestaciones de aquel Ampera como coche puramente eléctrico (hasta 160 km/h y contundentes aceleraciones), en su modo de trabajo con autonomía extendida con frecuentes medias de gasolina de 8 l/100 km cuestionaba su fórmula desde un punto de vista de eficiencia energética. Ahora sé que aquel Ampera con matrícula alemana era un prototipo preserie y que los Opel Ampera de serie se han beneficiado de una optimización de su sistema eléctrico, que les hacen ser mucho más eficientes... y mucho más gratificantes.
Denominación de origen
Por su parte, el Toyota Prius se ha convertido en una referencia cuando hablamos de coches híbridos y también la propia Toyota lo ha evolucionado con esta nueva variante Plug-in, que le acerca al mundo de los coches eléctricos puros. Otra batería de mayor capacidad de ion de litio y un dispositivo de recarga de 230 voltios (enchufe doméstico), le permite moverse a base de electricidad unos 25 kilómetros (hasta unos 80 km/h) y a partir de ahí, como en un Prius convencional, el motor térmico de gasolina asume mayoritariamente la propulsión, también apoyado o sustituido puntualmente por el motor eléctrico mediante la energía cinemática recuperada. Por cierto, según nuestras mediciones, el Plug-in como híbrido es más eficiente que el Prius normal y de hecho se siente por más momentos eléctrico puro una vez agotada la carga doméstica y parece asistir el motor eléctrico también más al de gasolina, quizá por la aportación de su nueva batería de litio.
Pura coincidencia
Una y otra configuración mecánica te pueden resultar similares, pero Ampera y Prius Plug-in son tan diferentes, como son los planteamientos de cada coche, de cada fabricante. Desde la perspectiva de la eficiencia energética, el Prius es mejor (también es 300 kg más ligero), porque como eléctrico consume algo menos de kilowatios y como híbrido menos gasolina que el Ampera en sus respectivos modos de trabajo. Una carga eléctrica del Prius Plug-in en la red doméstica lleva unas 2 horas y hemos verificado un consumo de 3 kW (80 céntimos de euro, impuestos incluidos, en mi factura de la luz), para una autonomía media de 20 kilómetros.
Y tras las 5,15 horas que nos ha llevado la carga eléctrica completa del Ampera, hemos verificado un consumo de 12,2 kW (3,3 euros), para una autonomía media urbana de 70 km. No saques la calculadora que lo haré yo por ti: 100 km urbanos en eléctrico en el Prius te costarán 4 euros, por 4,7 en el Ampera. Para mi testimonial, porque la calidad de funcionamiento y prestación del Ampera está en otra dimensión.
El Ampera es un coche eléctrico de 150 CV y el Prius, como tal, dispone de 82 (como híbrido de 136 CV). El Prius es mágico por la propia "elegancia" de la propulsión eléctrica, pero el Ampera, además, te gratifica por más tiempo y con una inmensa respuesta que te lleva con las mismas garantías fuera de la ciudad. De hecho, en el Prius en modo eléctrico una enérgica demanda de aceleración puede llevar a ponerse momentáneamente el motor térmico en marcha para sumar empuje, mientras el Ampera, a base de electricidad, te aseguro que te sentirás siempre el más rápido saliendo de los semáforos y el más "pillo" para aprovechar todos los huecos en el denso tráfico, por su impronta e inmensa respuesta de acelerador.
De fin de semana
Agotada la carga doméstica de la batería, me ha sorprendido esta vez lo agradecido que es el Ampera recuperando energía cinemática... sin necesidad de ponerte la gorra de ecológico, de implicado por la causa, como sí te instiga el Prius a hacerlo. Cuántos momentos, cuántos cientos de metros te regala, despreocupadamente por tu parte, de autonomía eléctrica, el Ampera tras un ligero descenso, una retención, una suave frenada, etc, tanto en carretera como en ciudad. Sabiendo leer el trazado y la orografía (en ambos se puede reservar la carga eléctrica para la ciudad si vienes del extrarradio), aunque el Ampera consume más kW, también recupera más y las cuentas pueden volverse a su favor.
El Prius en carretera siempre es un muy buen híbrido, especialmente eficiente, como especialmente peculiar. Este Prius es el mejor de todos los Prius, su revisada amortiguación ha mejorado la calidad de rodadura y el molesto resbalamiento de su cambio en aceleración parece menor por una menor sonoridad mecánica y también porque quizá, efectivamente parece que hay menos resbalamiento, no sé si por el mayor empuje que parece que hay ahora por parte de la batería.
Cuando el Ampera recurre a su motor de gasolina para generar electricidad, las cosas ya no son tan idílicas, sobre todo en carretera exigente, donde también el motor de gasolina con “extraños” regímenes de giro en función a la energía que consumimos, rompe con la utopía anterior. Pero no por respuesta de acelerador, tan directa y poderosa como para otra vez sentirte en la aceleración corta el más rápido de la carretera.
Sus bastidores siguen ese mismo guión y me atrevería a decirte que sus habitáculos son consecuentes con el planteamiento de cada coche. Bajo, sólido, directo, el Ampera parece una deportiva berlina coupé por formas, ergonomía y sensaciones dinámicas, como el Prius, alto, luminoso, equilibrado, te lleva a un concepto más familiar. Como te decía antes, que ambos consuman kilowatios y octanos, es pura coincidencia