Comparativa: Mini Cooper D 5 p vs Nissan Juke 1.5 DCI 4x2

En Mini Cooper y Nissan Juke el diseño es factor prioritario, pero no único: ofrecen excitante comportamiento con tintes deportivos y algo más de practicidad.

Pablo Mallo. Twitter: @p__mallo. Fotos: Alicia Ruiz.

Comparativa: Mini Cooper D 5 p vs Nissan Juke 1.5 DCI 4x2
Comparativa: Mini Cooper D 5 p vs Nissan Juke 1.5 DCI 4x2

Seguramente, quien se decanta por uno de estos dos automóviles no tiene la practicidad en mente. Diseño y comportamiento son los protagonistas, hasta el punto de eclipsar otras cualidades tan "mundanas" como el maletero, el espacio para las piernas de los pasajeros traseros, el acceso al habitáculo... Todo esto se ha dejado en un segundo plano, sin embargo es cierto que las tres puertas del Mini hatchback original podían ser un factor limitante para cierta clientela. Así que ahora, y pese a las críticas recibidas por su "sacrílega" estética, la versión de 5 puertas abre un nuevo frente de mercado, intentando captar nuevos adeptos sin dejar de ser un coche icono. Un movimiento arriesgado, pero quizá necesario. Lo enfrentamos aquí a otro peso pesado de la pasarela urbana, un polifacético Nissan Juke que, tras su profunda puesta al día, también ha mejorado su lado práctico, pues el maletero se ha visto ampliado. En concreto, en las versiones 4x2 pasa de 250 a 354 litros, según datos oficiales, que son 225 y 380 litros, respectivamente, si tenemos en cuenta las mediciones llevadas a cabo por nuestro Centro Técnico.

Mini Cooper D 5 p vs Nissan Juke 1.5 DCI 4x2 Desde el principio, cuando se presentó allá por 2010, el Nissan Juke tenía intenciones de ser una especie de Mini, pero más robusto. De ahí su carrocería 'crossover', ahora tan de moda, pero también unas firmes suspensiones —sobre todo el tren trasero, algo 'rebotón' en badenes— que a veces restan cierto confort de marcha. Con semejantes llantas de 17 pulgadas (de serie en este acabado), esto se acentúa aún más, haciendo que las ruedas delanteras lean hasta la más mínima imperfección del asfalto, también las líneas de la carretera, que se transmiten a la dirección en forma de leves tirones que nos obligan a efectuar alguna que otra corrección. La parte buena de esto es que ofrece un creíble tacto deportivo, con inmediatas reacciones y muy poco balanceo de la carrocería en curva, todo ello aderezado con una rápida dirección, un cambio preciso y un motor con mucho par, con ganas de subir de vueltas y acoplado a unos desarrollos no excesivamente largos que mejoran su viveza. Resulta contundente y rápido, a pesar de que el turbo no es de los más inmediatos y tiene cierto retardo cada vez que subes a una marcha superior. Por lo demás, es un coche ágil y agradable de utilizar. Incluso su sonido, pese a identificarse claramente como Diesel, no es feo y tiene cierta personalidad. 

Lujo en pequeño formato

El Mini, más maduro que nunca en esta generación, da la sensación de ser un coche de lujo en formato comprimido. Acabados, materiales, equipamiento... no hay nada igual en su segmento. Incluso por refinamiento y pisada, se siente un producto muy elaborado. Nadie diría que su motor es tricilíndrico, ni por vibraciones ni por su bajo nivel sonoro, además cuenta con una respuesta brillante desde poquísimas vueltas y se muestra especialmente suave. Inmediato y reactivo, encaja a la perfección con la personalidad del modelo. Merece una mención aparte la transmisión, ya que la caja de cambios manual se encarga automáticamente de dar un golpe de gas en las reducciones —más evidente en modo Sport—, si bien no interfiere en caso de que quieras hacer tú mismo el doble embrague. Sin embargo, su tacto es menos mecánico que antes, más blando y artificial, aunque perfectamente preciso y de rápido accionamiento. 

Mini Cooper D 5 p vs Nissan Juke 1.5 DCI 4x2 Respecto al comportamiento, las cinco puertas apenas influyen, y una vez sentado en el puesto del conductor, te olvidas rápido de ellas. Sigue siendo un Mini, algo duro pero con un bacheo de calidad, una dirección muy rápida y cambios de apoyo inmediatos. Frente a la pasada generación, da la impresión de que en conducción muy deportiva tarda algo más en apoyar y redondear las curvas con el tren trasero, aunque también es cierto que la última referencia que tengo de aquél, es de la versión John Cooper Works. También va algo más filtrado de chasis y dirección, no obstante, aun siendo menos comunicativo, en general da la impresión de ser "más coche". 

Podemos decir lo mismo en materia de equipamiento, pues la lista de elementos disponibles para el Mini no tiene mucho que envidiar a la de una berlina de representación alemana, e incluye opciones tan sofisticadas como Head-Up Display, eficaces faros bi-Led activos, amortiguadores adaptativos, modos de conducción... Buceando en los menús, la función Minimalism analiza nuestra eficiencia al volante y propone retos a modo de juego, pensados para reducir el consumo. En modo Sport, en cambio, se muestran indicadores de potencia y par, así como una secuencia "check control" que comprueba la temperatura exterior, la del motor (aunque en el cuadro no hay termómetro del agua) y la autonomía, y si todo está correcto, muestra el mensaje "Ok Go!" con una bandera a cuadros. Desde luego, no le faltan detalles, aunque todos ellos se reflejan en el precio. 

En el caso del Juke, el acabado Tekna Premium es el más generoso en lo que a equipamiento se refiere. Prácticamente todo es de serie, salvo algún paquete de personalización exterior. No faltan cámaras periféricas (aunque la pantalla resulta demasiado pequeña), llave inteligente, tapicería de piel, navegador, modos de conducción, faros de xenón, techo solar... Tampoco es barato pero, al menos, no hay que añadir ningún extra, que, en su rival, tienen precios de capricho. Y lo peor de todo es que resultan de lo más tentadores.