Comparativa: Ford Focus ST vs Opel Astra OPC y Renault Mégane RS CUP

Qué divertido e interesante salir a rodar con estos ST, OPC y RS CUP por tus puertos de montaña favoritos y qué complicado y estresante puede resultar si las condiciones meteorológicas sugieren quedarte en casa. Pero una oportunidad como esta, no la dejaríamos pasar.

Lorenzo Alcocer

Comparativa: Ford Focus ST vs Opel Astra OPC y Renault Mégane RS CUP
Comparativa: Ford Focus ST vs Opel Astra OPC y Renault Mégane RS CUP

No tendríamos la oportunidad de volver a rodar con los tres coches a la vez, de simultanearlos en el mismo trazado, en las mismas condiciones, con las mismas intenciones y en el mismo día. Y esto resulta fundamental con tres coches, que por motor y bastidor te ofrecen tanto y tan bueno, que salvo por simples matices de personalidad, todos son "perfectos" probados con 24 horas de diferencia. Pero de la misma manera que el cuerpo a cuerpo es definitivo, la lluvia condiciona especialmente rodar con estos tres tracción delantera de 250 (Focus ST), 265 (Mégane RS) y 280 CV (Astra OPC) sobrealimentados. Me acordé de aquel límite de 100 CV del que nos hablaban hace años para los tracción delantera. Luego subió a 150, a 200 CV... hoy vamos por los 300 (el anterior Focus RS ofrecía 305 y la versión RS 500 alcanzó los 350 CV) y no dudo que superaremos esa barrera en próximas ediciones, y no porque la electrónica enmascare sus límites.
 

Pero estábamos en nuestro puerto de montaña favorito, salpicado de hojas y empapado de agua y enseguida cuestionas la eficacia de estos especialistas del asfalto retorcido. No hay perfección por ningún lado y sí una continua "inestabilidad" a poco que quieras aprovechar no más del 50 por ciento de su potencial. No hay tren delantero e incluyo en el paquete neumáticos y ayudas mecánicas (autoblocantes en el OPC y RS) y electrónicas (símil de autoblocante en el ST), capaz de canalizar lo que pueden dar estos 2.0 Turbo a medio régimen. Delicados en la entrada por la velocidad a la que pueden llegar y tienes que frenar, e imposibles en la salida por bruscas pérdidas de motricidad que inducen violentos subvirajes, la clave está en ir dos marchas más altas.
 

A los tres les sobran recursos para tomar las horquillas que ves en las fotos en 3ª y 4ª. Te garantizas una salida limpia e incluso rápida por debajo de 2.000 rpm, pero por lo que viene inmediatamente después (valores entorno a los 40 mkg), no siempre puedes hacer la línea recta posterior rigurosamente por tu carril. Los autoblocantes mecánicos del OPC y RS y el sistema electrónico del ST resultan excelentes por la capacidad de tracción que consiguen en estas condiciones, pero no están exentos los tres coches de marcados zigzagueos en la dirección que te someten a un mayor estrés. En estas condiciones, no sé cual es el "peor" de los tres. Recuerdo con cierta frescura haber rodado en similares condiciones en el mismo escenario con un Clio RS atmosférico de 200 CV y unos 1.250 kg y un Subaru Imprezza de 150 CV obviamente tracción integral y tengo claro mis preferencias.
 

Siguiendo con nuestra ruta a ritmo de excursión familiar, aprovecho para asimilar otros aspectos de estos coches. El ST pisa con mayor flexibilidad de suspensión que sus rivales. Hay que tener en cuenta, que un futuro Focus RS debiera ser el rival directo de estos Astra OPC y Mégane RS. Este Focus ST no es tan radical como los son el francés y el alemán, pero su equilibrio entre "feeling" deportivo y comodidad y sus resultados dinámicos cuando hablamos de rodar por carretera me parecen extraordinarios. Y este hilo lo lleva a todos los elementos con los que estás en contacto: dirección, cambio, freno... todo te transmite un tacto deportivamente informativo, eficaz y cómodo.
 

En el otro extremo, el Mégane RS CUP. Me resulta el coche más directo, el más reactivo a tus indicaciones. Desde que te sientas, insertas marchas, pisas el freno y actúas sobre el volante, todo te transmite una trabajada puesta a punto deportiva. Pero de la misma manera que apenas filtra lo que tú le indicas, apenas filtra su suspensión y si no te conciencias de su carácter de circuito, te parecerá el más incómodo.
 

El Astra OPC con su amortiguación variable y sus tres configuraciones de suspensión, dirección y acelerador a toque de tecla, puede ser como el Focus ST y el Mégane RS... o como ninguno de los dos. Puede pasar de ser un cómodo rodador sobre asfaltos bacheados, a una reactiva máquina sin la más mínima tolerancia entre lo que tú quieres y lo que el OPC hace. Pero el guión no es común en todo el conjunto. El cambio del OPC resulta impecable en las inserciones cuando sólo dispones de unas décimas de segundo en clavar la marcha, pero su anodino tacto y recorridos de palanca empañan el carácter "R" del conjunto. Parece el mismo cambio de cualquier versión Diesel de la gama Astra. En el tacto general del OPC me parece que hay margen de mejora, en sentirlo mejor en tus manos. No solo basta endurecer a toque de tecla las leyes, porque aunque llegue a pisar como una tabla y gire con sólo insinuarlo, siento algo artificial el juego central (¿presiones recomendadas demasiado altas?) de la dirección y su pisada en apoyos cuando ruedas muy rápido.

Al final escampó

El día acabaría bien. Todavía con luz natural y el asfalto seco, nos encontrábamos en el hábitat natural de estos ST, OPC y RS. Definitivamente, la potencia de los tracción delantera seguirá subiendo. Nunca antes he anticipado tanto la aceleración como con estos tres coches, permisivos a hacerlo con la máxima intensidad a partir de 2ª apenas los tienes apoyados en la primera parte de la curva, antes incluso que en el vértice. Traccionan sin amagos de pérdidas y se ciñen al interior de la curva milimétricamente. Ni imaginas el subviraje y con buen agarre y progresividad, los autoblocantes pasan desapercibidos en la dirección. Son tan extraordinarios, que los tres son muy agradecidos a desconectar los controles de tracción, que parecen anticipar por precaución su entrada en acción cuando en ningún momento sientes que se desboquen.
 

Aquí, la mayor flexibilidad de las suspensiones del Focus te puede llevar a encontrar diferencias entre curvas, a sentirlo a veces más suelto y perder algo la trayectoria dependiendo de la fuerza del apoyo. Los OPC y RS copian una y otra vez la solidez con que apoyan y salen disparados. Te olvidas de buscar la participación del tren trasero, porque parece insuperable la capacidad de girar y acelerar del tren delantero, pero también intervienen si quieres en la dinámica del coche. Otra vez, el Focus puede llevar su ayuda sobreviradora a pasar un límite que lleva a alertarte, cuando los sólidos OPC y RS son de libro una y otra vez, en esta y en aquella curva.
 

Los motores de los tres son diabólicas máquinas de generar em­puje, de comprometerte a ti. Las diferencias de potencia entre ellos no son determinantes en las sensaciones ni en las prestaciones, porque aquí intervienen desarrollos de cambio y peso. Al Astra OPC lo puedes notar algo largo de desarrollos y pe­sado en nuestros puertos de montaña, pero no es un problema para su inmensa entrega de par (y frenos) y sí una ventaja para rodar por traza­dos más abiertos. ¿Sabes cual es el más rápido en Nurburgring? Acertaste, el OPC.
 

La respuesta del Mégane RS es de nuevo la más deportiva, aunque sea solo por sentirlo el más corto de desarrollos. Solo con el RS llegué al corte en 3ª entre curva y curva de montaña en diferentes puntos, que deberías evitar haciendo caso al pi­tido que sobre 6.200 rpm suena para no llegar al abrupto corte a 6.500, como en los otros mode­los, pero ST y OPC lo hacen suavemente. El Focus tiene un bajo y medio régimen tan espectacu­lar como sus rivales. De hecho hemos medido a 2.000 rpm más par y potencia que en los Astra y Mégane, pero por encima de las 4.500 rpm se siente algo plano de respuesta en comparación. Se acaba el día. Me bajo del último, el OPC. Estoy físicamente agotado. Emocionalmente, hiper ac­tivado.