Comparativa: Ford Focus ST 2.0 TDCi vs Peugeot 308 GT BlueHDi 180 y Volkswagen Golf GTD

Intrusos en un mundo tradicionalmente dominado por la gasolina, GTI Diesel como Ford Focus ST TDCi, Peugeot 308 GT BlueHDi 180 y Volkswagen Golf GTD vienen cargados de un fuerte carácter y, sobre todo, respaldados por su bajo consumo.

Pablo Mallo. Twitter: @p__mallo

Comparativa: Ford Focus ST 2.0 TDCi vs Peugeot 308 GT BlueHDi 180 y Volkswagen Golf GTD
Comparativa: Ford Focus ST 2.0 TDCi vs Peugeot 308 GT BlueHDi 180 y Volkswagen Golf GTD

Primero fueron los GTI de gasolina, coches ágiles y ligeros que, sin recurrir a un nivel de potencia exagerado, lograban un comportamiento muy dinámico y una conducción emocionante, pero sin los costes de mantenimiento de los deportivos más serios. Con el tiempo han ido ganando peso, potencia y sofisticación, e incluso... han aparecido versiones Diesel. ¿Sacrilegio o evolución inteligente? Para algunos, sin duda se ha roto con el concepto original, pero también, y bajo un punto de vista más abierto, se podría entender como una adaptación a un medio dominado actualmente por el gasóleo. Por otra parte, los motores Diesel han avanzado tanto que no tienen nada que ver con los de antaño, superando en algunos aspectos a los de gasolina, así que, ¿por qué no darles una oportunidad? 

Sonido... ¿falso?

Es cierto que no suben de vueltas con la rabia de un gasolina, ni alcanzan regímenes de giro tan elevados. Pero su altísimo nivel de par tiene su encanto, y los elaborados bastidores sobre los que se basan soportan bastante bien el aumento de peso de este tipo de mecánicas. ¿Y el sonido? Tampoco se ha dejado al margen este importante detalle, aunque para ello tengan que hacer algunas "trampas". Los tres lo procesan de una u otra forma para que llegue a los oídos del conductor completamente transformado, con tintes deportivos. El Ford Focus ST, por ejemplo, recurre a una caja de resonancia que, tras potenciar ciertas frecuencias, lo canaliza desde la admisión hasta el habitáculo. El Peugeot 308 GT, por su parte, emite a través de los altavoces un moderado pero logrado bramido que recuerda ligeramente a un V8, y que no sólo responde al régimen del motor, sino también al ángulo del acelerador, dando un resultado muy creíble. En cuanto al Golf GTD, emplea un altavoz-modulador externo, ubicado en la línea de escape junto al silencioso, que capta y reproduce un sonido más "lleno" y audible incluso desde fuera del coche. Tanto en el Golf como en el 308 se puede activar o desactivar esta función, que va ligada a sus respectivos modos de conducción deportivos. En el Focus es permanente, aunque también da la impresión de ser el más realista y el que consigue un resultado más "evocador" a altas revoluciones. 

Como buenos Diesel, y a pesar de su generosa potencia, te esperas de ellos un alto nivel de eficiencia, seguramente el principal factor de compra para muchos. El Peugeot 308 GT es el que homologa unas cifras de consumo más bajas y, a pesar de su cambio automático con convertidor de par, logra muy buenos registros en carretera, quizá porque cuenta con unos desarrollos todavía más largos que sus rivales, siguiendo la tendencia actual del segmento. Los mueve sin problemas y con total suavidad, dejando claro que su moderna mecánica es la más agradable del lote. Sin embargo, el Golf GTD, que cuenta con transmisión DSG y función "inercia", ha gastado menos en las mediciones de nuestro Centro Técnico. En cuanto al Focus ST, su consumo resulta sensiblemente superior, aun siendo el único con caja manual de la comparativa, algo siempre de agradecer en un verdadero deportivo. 

Comportamiento

Comparativa: Ford Focus ST 2.0 TDCi vs Peugeot 308 GT BlueHDi 180 y Volkswagen Golf GTDDejando a un lado el inevitable tema del consumo, las mayores diferencias surgen de sus respectivos bastidores, cada uno con una puesta a punto muy diferente. El 308 GT no sólo recibe una estética más deportiva y un interior todavía más cuidado, también gana cierta firmeza de suspensión. No es excesiva, pero sí que logra transmitir una mayor deportividad inicial, aunque a la hora de la verdad su comportamiento apenas difiere de otros 308 que han pasado por nuestras manos. Es decir, está a muy buen nivel, pero en esta versión GT esperaba un extra de dinamismo en curva acorde con su imagen y con la potencia de su motor, así como algo más de precisión y aplomo cuando buscas sus límites en tramos revirados. Su carrocería cabecea demasiado al acelerar y al ahuecar, de modo que la trazada se ve bastante influenciada por lo que hagamos con el pie derecho —incluso a ritmos normales—, algo que logra una conducción muy entretenida y placentera en todo momento, pero que resta eficacia pura si quieres ir realmente rápido. Al acelerar en pleno apoyo la trayectoria se abre, y el subviraje aparece relativamente pronto si no dosificamos con cuidado el acelerador. Si, por el contrario, tratas de provocar un deslizamiento del tren trasero, las reacciones no son tan fluidas ni precisas como quisiéramos. Eso sí, a ritmos más tranquilos —algo que puede tener sus ventajas en los tiempos que corren—, sus maneras son impecables. Tampoco su cambio por convertidor (el único disponible por ahora en esta versión concreta) está planteado para una conducción extrema, ya que se ve sobrepasado por los acontecimientos cuando lo usas en modo manual. 

A su lado, el Ford Focus ST resulta mucho más radical, bastante más duro de suspensión y menos amable con nuestra espalda en su uso diario. En la primera curva ya te desvela sus intenciones, pues cuenta con una dirección de radio progresivo rapidísima —menos de 2 vueltas entre topes—, combinada con una carrocería que apenas balancea, mucho más agarre y unos cambios de apoyo inmediatos. Por mucho que subas el ritmo, el tren delantero obedece nuestras órdenes al milímetro y no abandona su puesto. Para descolocar al Ford Focus ST hay que ir mucho más rápido que con el Peugeot, y no es precisamente el tren delantero el primero que cede a la presión, sino su reactivo eje trasero, que logra una reacciones muy deportivas en caso necesario, o ante cualquier provocación. Siempre preciso y progresivo, todo sucede a mayor velocidad y requiere cierta pericia por nuestra parte, ya que por reacciones, sensaciones y tacto general, es un deportivo con todas las de la ley. Si su dirección fuese un poco más informativa sería fantástico, ya que daría aún más confianza. 

El Volkswagen Golf GTD es el único que no te deja desactivar por completo el ESP, y su tacto es el de un coche totalmente normal, tan cómodo como cualquier otro Golf gracias a sus amortiguadores activos opcionales. Nada te haría sospechar que, una vez que cambias el chip y vas "al ataque", su eficacia se acerca más al Focus que al 308. Lo notas más ligero y fácil, y si no es más rápido que el Focus ST en el paso por curva —poco le debe faltar—, si que lo es por motor. En cualquier caso, transmite tanta confianza que acabas circulando incluso más rápido. La cuestión final es, ¿versatilidad o sensaciones?