Hasta "ayer", en el segmento de los compactos, Audi, BMW y Mercedes han sido menos rivales entre ellos de lo que cabría esperar, por sus puntos de vista tan dispares. La propulsión trasera y contenido tamaño del primer Serie 1, anteponía la deportividad sobre cualquier otra cuestión, sacrificando el espacio y la funcionalidad por el que apostaba Mercedes con el formato monovolumen y la mecánica 'ad hoc' de sus primeros Clase A. Entre uno y otro, el A3 Sportback, un compacto convencional que en su variante de 5 puertas, se adecuaba para ofrecer mayor habitabilidad y maletero sin interferir en la "deportiva" dinámica de la carrocería de tres.
Hoy las diferencias no saltan tanto a la vista. Los tres modelos se han acercado mucho entre sí, o quizá habría que decir que el BMW y el Mercedes se han acercado al estándar del Audi. En su segunda generación, el Serie 1 ha crecido y mejorado su habitabilidad y maletero, pero siguiendo fiel al motor longitudinal y su exclusiva tracción trasera, propio de todo BMW. El Mercedes Clase A es ahora un compacto al estilo más tradicional, de contenido tamaño, con motor transversal y tracción delantera y con un bastidor sorprendentemente dinámico. Mientras, el nuevo Audi A3 Sportback sigue fiel a sus principios y combina una funcional carrocería de 5 puertas con un bastidor que, como en sus rivales, puede optar por diferentes configuraciones para cuidar el confort o exaltar el dinamismo.
Audi, ganador en espacio
Tratándose de las versiones de 5 puertas, quizás la faceta más funcional de sus carrocerías te interesen. Y aquí el Audi resulta el mejor. Si el metro no justifica su supremacía, la sensación subjetiva de espacio sí es muy superior a sus rivales, quizás simplemente por la proporción chapa/cristal. Principalmente, en las plazas traseras del Serie 1 y Clase A te sientes enjaulado. Los maleteros también marcan importantes diferencias: de los muy buenos 370 litros del A3 Sportback, hasta los 295 del Clase A, hay un mundo de diferencia. Además, el portón del Audi libera una mayor boca de carga.
Poniéndonos en movimiento, a las conclusiones dinámicas que puedes llegar dependerá mucho de la configuración final de bastidor que dispongas en cada modelo. Las combinaciones que estas marcas te ofrecen (llantas, neumáticos, amortiguación, cajas de cambios, muelles, dirección, etc) son infinitas y en nuestro caso nos hemos encontrado con unidades de diferentes perfiles. En cualquier caso, lo más sorprendente es la base de serie del Clase A, que le convierte al tacto de marcha en el coche más deportivo del lote. Su firmeza general le proporciona un altísimo dinamismo, trabajando muy poco sobre la dirección. Gira muy plano y rápido, a la menor insinuación, con un tren delantero muy efectivo por guiado y tracción, que parece insuperable por agarre lateral y motricidad. Entre curvas, seguramente sea de serie el coche con el que te sentirás más seguro yendo muy rápido. Todo un contraste frente al Serie 1.
Es curioso como BMW en estos últimos años ha cambiado la puesta a punto de sus suspensiones. De las mínimas "tolerancias" de antaño, se ha pasado a unas suspensiones más flexibles, que hacen que los BMW y en concreto este Serie 1 se sienta siempre unos milímetros suelto de amortiguación. A mi juicio, ha perdido sensación de aplomo y algo de tacto informativo entrando en curva por un mejor filtrado, pero como aficionado de BMW no me convence de primeras. No he tenido la oportunidad de probar un Serie 1 con amortiguación pilotada, pero me han dicho que es la solución para contener esos movimientos verticales que te restan precisión. Es verdad que creo que es más una cuestión de tacto, porque la entrada en curva y el guiado del Serie 1 es todo lo rápido que puedes esperar. Sólo cuando empiezas a ir muy rápido, echas verdaderamente en falta una mayor contención de movimientos. Por su nivel de potencia, es muy limpio en curva y ni para lo bueno ni lo malo su propulsión con buena climatología parece condicionar su dinámica. El contraste frente al Mercedes también aparece en la calidad de rodadura. Pero aquí, por comparación, el Serie 1 resulta más suave y refinado que un Clase A algo áspero y rumoroso de rodadura y que en ciertas fases de bacheo no parece "un Mercedes".
El equilibrio es otra vez el punto de partida del A3 Sportback. Lo hemos probado con la suspensión deportiva de serie del acabado Ambition, una suspensión que no llega a la incomodidad del Clase A ni a la "imprecisión" del Serie 1, con unos resultados de dinamismo, facilidad de conducción y comodidad ideales para todo tipo de trazados.
En torno a 150 CV
La riqueza tecnológica de estas marcas también te pone sobre la mesa muchas combinaciones mecánicas. Sobre los bloques Diesel de cada marca, el A3 cuenta con 150 CV, 143 el 118d y 136 CV el 200 CDI. En todos los casos, puedes contar con cambios manuales o automáticos. Aquí el A3 contaba con el cambio manual y los otros con sendos automáticos de excelente funcionamiento que nos hicieron acordarnos del S-tronic del Audi.
Los tres propulsores reúnen todas las cualidades necesarias para brillar en todos los sentidos. Empujan descaradamente fácil desde muy bajo régimen, son suaves, progresivos y muy rápidos en la aceleración. Con muchísimo desarrollo pero sólo 6 velocidades frente a las 7 del Mercedes y 8 del BMW, al A3 no le cunde tanto y sus rivales aprovechan sus cajas de cambios para igualar las prestaciones. Pero en cualquier caso, el A3 2.0 TDI muestra una solvencia absoluta. Su régimen operativo es sorprendente, por lo mucho que empuja apenas superadas las 1.000 rpm y por cómo sube hasta las 5.000 leídas.
El cambio del Mercedes es de doble embrague y tiene un funcionamiento muy bueno que fortalece la respuesta del motor. Sobre el papel, el 1.8 CDI no resulta tan contundente en los extremos como el 2.0 TDI, te puede parecer menos rápido, pero mira nuestras mediciones y te sorprenderá. En su manejo manual también acomete los cambios muy rápido y suave, desde sendas levas en el volante. Llama la atención la diminuta palanca principal anclada tras el volante, a la que se accede muy fácilmente con los dedos.
El Steptronic de BMW por convertidor de par resulta igualmente fabuloso por rapidez y suavidad, pero destaca fundamentalmente por su 8ª marcha, que te permite llanear a bajísimos regímenes de giro. La combinación del 118d Steptronic también es una fuente de dinamismo y confort. Resulta rapidísimo, empuja muy bien desde abajo y sube sin problemas hasta 4.800 rpm. Ahora te toca a ti elegir coche y configurarlo a tu gusto.