Desde que apareció en 2001, el C5 de Citroën ha mantenido su espíritu prácticamente inalterado: una berlina (o familiar) de tamaño medio, asequible económicamente, con un alto nivel de equipamiento de serie, una alta dosis de confort y un gran atención por la seguridad a bordo. Esa filosofía le ha llevado a vender más de 600.000 unidades en todo el mundo, un éxito que explicaría los escasos retoques que ha recibido el modelo, a pesar de su restyling a finales de 2004. En lugar de grandes modificaciones estéticas, la marca francesa ha preferido centrarse en la sustitución de mecánicas y en la evolución de elementos que mucho tienen que ver con el confort y la seguridad. Ahora, con la llegada del motor HDI de 170 CV con FAP (Filtro Activo de Partículas), que se presenta paralelamente en el Peugeot 407, Citroën completa la gama C5 con la versión más potente impulsada por gasóleo. Es cierto, desde que apareció la segunda generación del C5 (más bien, una renovación), ésta se había quedado con el motor HDI de 136 CV, algo escasos para satisfacerlas expectativas de los clientes más exigentes, como tope de las variantes Diesel. Ahora un año y medio después, llega al mercado un propulsor en el que PSA Peugeot Citroën ha puesto toda la carne en el asador para conseguir una mecánica más potente, más ecológica y más confortable.El nuevo motor se fabrica en la factoría de Tremery (Francia) y ha sido fruto de la colaboración con Ford. La inclusión del 2.2 HDI supone 2.400 euros más que las variantes respectivas, tanto berlina como familiar, de las versiones 2.0 HDI. Estos son los precios:
Aunque permite una conducción tranquilla y placentera, con lo que mayores sensaciones podemos extraer es, lógicamente, con el modo Sport de la suspensión Hydractive III pulsado. La mayor dureza de suspensiones, según la situación a la que nos enfrentemos, y la agilidad del motor nos permiten llevar ritmos ligeros y enlazar curva tras curva con seguridad, sin que la carrocería incline en demasía.
Para completar el conjunto, la caja de cambios de seis velocidades nos ha parecido una combinación acertada, con un buen escalonamiento en las marchas, aunque el tacto de la palanca de cambios nos ha parecido mejorable. En suma, variedad en la configuración de suspensiones y un motor que posee un abanico de utilización muy amplio proporcionan diversas posibilidades de conducción en un vehículo económico y con un alto nivel de equipamiento.