Citroën C5 2-0 HDI SX Break

El C5 entra en el terreno del familiar con cuatro versiones. La versión Diesel menos potente conjuga un precio inferior a los 4 millones de pesetas con los dos rasgos distintivos de que Citroën ha dotado a esta carrocería: un buen y funcional maletero y un consumo reducido.

Citroën C5 2.0 HDI SX Break
Citroën C5 2.0 HDI SX Break

Nada más abrir el portón, la boca del maletero da paso a un espacio diáfano, amplio y desnudo, que, indagando un poco, proporciona más satisfacciones de las esperadas a simple vista. Al fondo, en el respaldo de los asientos traseros se observa la forma de una trampilla, que, empujada hacia delante, revela una abertura especialmente indicada para viajar con objetos largos, como unos esquís. Varios huecos junto a los pasos de rueda, una alfombrilla reversible de PVC para transportar objetos grasientos o sucios y una red con cuatro anclajes, que sujeta convenientemente cualquier cosa por frágil que sea, completan el elenco de elementos funcionales de los que consta el maletero. Para rizar el rizo, un botón a la derecha de la boca acciona un mecanismo hidráulico que permite subir o bajar la altura de la carga, en función del peso del equipaje. El abanico va desde los 49 centímetros (respecto al suelo) a los 65. También la ventanilla del portón trasero redunda en la versatilidad del espacio disponible en el tercer volumen de esta carrocería. Su apertura es independiente a la de la puerta en la que va montada, como ocurre en parte de los todo terreno del mercado y en algún que otro modelo de monovolumen. Ello facilita la introducción de objetos sin tener que abrir el maletero.

Por último, la posibilidad de abatimiento de los asientos traseros, primero, y la retirada de los mismos, después, conceden nuevas dimensiones de carga, obteniendo, si se desea, hasta 1.658 litros. De este modo, el Citroën C5 cuenta con una ventaja sustancial respecto a sus dos principales rivales, el Ford Mondeo y el Renault Laguna. Ni la realización americana ni la francesa