Citroën C3 1.4i SX Plus CAS

Una nueva oleada de pequeños "ciudadanos" apuesta por los cambios automáticos; entre ellos, el C3. Son prácticos para moverse por el tráfico urbano, pero también responden en carretera. Así, el modelo de Citroën incorpora una caja automática con posibilidad de funcionamiento manual. Su manejo es sencillo y sus prestaciones tampoco quedan tan mermadas frente a las versiones de transmisión manual.

Citroën C3 1.4i SX Plus CAS
Citroën C3 1.4i SX Plus CAS

En Citroën saben que el club de primeros compradores y conductores noveles es un buen mercado y, para ellos, sobre todo, ha lanzado su C3. Es un coche ideal para "soltarse", para empezar a desenvolverse en el tráfico urbano. Muchos argumentos sostienen nuestra tesis: tiene una estética diferente -juvenil-, la postura al volante es muy alta, presenta una carrocería reducida… Además, aquellas personas que valoren positivamente los citados argumentos, también deberían plantearse otra posibilidad a la hora de comprar un coche: el cambio automático. Los puntos en los que se apoyaban los detractores de estas versiones van quedando bastante superados. ¿Precio? En el segmento en que nos movemos, suelen costar entre 500 y 1.000 euros, una cantidad que a veces estamos dispuestos a pagar por elementos menos útiles. ¿Consumo? Todavía gastan un poco más que las versiones manuales, pero la mayoría de las veces la diferencia a penas se nota (incluso hay coches en el mercado -como el MMT de Yaris- que precisan menos combustible que su hermano manual). ¿Sensaciones? …En el caso del C3, la transmisión automática resulta mucho más suave que en otros modelos que hemos podido probar últimamente (como el Durashift del Fiesta o el ya citado MMT del Yaris), pero el salto de relaciones -sobre todo cuando el coche reduce- continúa notándose. Por eso, en los adelantamientos y en las incorporaciones, conviene que reduzcamos nosotros mismos de marcha de forma manual (adelantándonos al cambio automático). Funciona bajo tres programas distintos: normal, sport y nieve. Tiene cuatro marchas, que nosotros mismos podemos seleccionar si vamos en modo secuencial. Si elegimos el modo automático, el coche se encargará de "hacer el trabajo sucio", aunque a veces -como ya hemos visto- no lo hará cuando a nosotros nos guste. Sin embargo, el motor consigue enmascarar estos pequeños desajustes. Es una mecánica muy despierta, que destaca por sus prestaciones (como se puede comprobar en el apartado de rivales, sus cifras son mucho mejores de los que presentan utilitarios con la misma cilindrada). El C3 no es un coche sólo pensado para la ciudad, aunque ésta sea su hábitat natural. Su mecánica le permite -al menos en teoría- "salir a carretera abierta". Va siempre muy alto de vueltas, pero no se afectado por tirones o por cambios bruscos. Además, su ruido es muy contenido. Así, debemos vigilar todo el rato el cuentarrevoluciones; tarea nada sencilla. Para empezar, toda la información -gasolina, temperatura, velocidad, revoluciones… - se aglutina en una semicircunferencia con diferentes relojes digitales. Las revoluciones están representadas en un arco superior: hay que forzar la vista para aclararnos en qué régimen nos estamos moviendo y, además, no hay zona roja.En Citroën saben que el club de primeros compradores y conductores noveles es un buen mercado y, para ellos, sobre todo, ha lanzado su C3. Es un coche ideal para "soltarse", para empezar a desenvolverse en el tráfico urbano. Muchos argumentos sostienen nuestra tesis: tiene una estética diferente -juvenil-, la postura al volante es muy alta, presenta una carrocería reducida… Además, aquellas personas que valoren positivamente los citados argumentos, también deberían plantearse otra posibilidad a la hora de comprar un coche: el cambio automático. Los puntos en los que se apoyaban los detractores de estas versiones van quedando bastante superados. ¿Precio? En el segmento en que nos movemos, suelen costar entre 500 y 1.000 euros, una cantidad que a veces estamos dispuestos a pagar por elementos menos útiles. ¿Consumo? Todavía gastan un poco más que las versiones manuales, pero la mayoría de las veces la diferencia a penas se nota (incluso hay coches en el mercado -como el MMT de Yaris- que precisan menos combustible que su hermano manual). ¿Sensaciones? …En el caso del C3, la transmisión automática resulta mucho más suave que en otros modelos que hemos podido probar últimamente (como el Durashift del Fiesta o el ya citado MMT del Yaris), pero el salto de relaciones -sobre todo cuando el coche reduce- continúa notándose. Por eso, en los adelantamientos y en las incorporaciones, conviene que reduzcamos nosotros mismos de marcha de forma manual (adelantándonos al cambio automático). Funciona bajo tres programas distintos: normal, sport y nieve. Tiene cuatro marchas, que nosotros mismos podemos seleccionar si vamos en modo secuencial. Si elegimos el modo automático, el coche se encargará de "hacer el trabajo sucio", aunque a veces -como ya hemos visto- no lo hará cuando a nosotros nos guste. Sin embargo, el motor consigue enmascarar estos pequeños desajustes. Es una mecánica muy despierta, que destaca por sus prestaciones (como se puede comprobar en el apartado de rivales, sus cifras son mucho mejores de los que presentan utilitarios con la misma cilindrada). El C3 no es un coche sólo pensado para la ciudad, aunque ésta sea su hábitat natural. Su mecánica le permite -al menos en teoría- "salir a carretera abierta". Va siempre muy alto de vueltas, pero no se afectado por tirones o por cambios bruscos. Además, su ruido es muy contenido. Así, debemos vigilar todo el rato el cuentarrevoluciones; tarea nada sencilla. Para empezar, toda la información -gasolina, temperatura, velocidad, revoluciones… - se aglutina en una semicircunferencia con diferentes relojes digitales. Las revoluciones están representadas en un arco superior: hay que forzar la vista para aclararnos en qué régimen nos estamos moviendo y, además, no hay zona roja.