El motor 2.7 V6 de aluminio y la caja de cambios de cuatro marchas automática con selección Autostick ya era conocida en la variante básica del 300M. A pesar de la elevada potencia que es capaz de suministrar el propulsor V6, las prestaciones no mejoran debido al cambio de marchas, de sólo cuatro relaciones, con mucho salto entre ellas y de largo desarrollo en las dos últimas. Además, la electrónica no permite que el cambio se efectúe con celeridad, lo que va en perjuicio de las prestaciones. Esta particular configuración del cambio tiene ventajas e inconvenientes: si se circula a ritmo suave, la comodidad es inmejorable, los consumos se mantienen en cifras contenidas y el ruido permanece en valores mínimos. Si, por el contrario, se pretende sacar mayor partido del propulsor, se alargan mucho los tiempos del cambio, el consumo sube hasta cifras desorbitadas y no se obtiene una destacable comodidad de marcha. Tal es el salto existente entre las marchas que, en algunas ocasiones, el dispositivo llega a reducir dos velocidades, con el consiguiente y desagradable tirón para los ocupantes. La suavidad de las suspensiones proporciona una comodidad destacable a baja velocidad o al circular por tramos poco virados, pero cuando se aumenta el ritmo se producen fuertes oscilaciones de la carrocería, se muestra una clara actitud subviradora y se pierde precisión en la dirección. Por su parte, los frenos no plantean dificultad para detener el coche en pocos metros, aunque su utilización junto al cambio en modo automático es bastante intensa y provoca una pérdida de eficacia si se abusa de ellos. Resulta evidente que la agilidad no ha sido una de las prioridades en el desarrollo de este modelo, en el que prima la comodidad de los ocupantes por encima de cualquier otro concepto. Se nota claramente la procedencia del producto y su estilo, muy diferente al de los de nuestro continente, con un equipamiento atípico, orientado hacia el lujo y la comodidad de los ocupantes, un tamaño grande y un precio ligeramente inferior al de sus posibles competidores europeos.
Chrysler Sebring Cabrio 2.7 V6 Limited
Con una estética impactante, un motor de elevado rendimiento y unas dimensiones superiores a las habituales, el Sebring 2.7 Cabrio constituye una razonable alternativa a los descapotables europeos de gama alta.
