Chrysler Neon 2.0 16V LE

Con otro aire. El nuevo Neon puede ser una opción muy a tener en cuenta para quien busque un coche compacto bien equipado, a buen precio y con cierto aire del otro lado del Atlántico.

Chrysler Neon 2.0 16V LE
Chrysler Neon 2.0 16V LE

Al motor no le falta potencia, pero proporcionalmente donde mejor se desenvuelve es a medio régimen, donde muestra mucho más carácter que en las zonas alta y baja del cuentavueltas. A su funcionamiento afecta en cierta medida unos desarrollos algo largos y un salto entre tercera y cuarta mucho más pronunciado que el que hay entre cuarta y quinta. Para circular por vías rápidas, las dos últimas velocidades permitirán sacarle buen jugo a la mecánica, pues se puede rodar a ritmos cercanos a los 170/180 km/h sin mayor problema que el ruido que se filtra hasta el habitáculo. A la hora de abordar carreteras más reviradas, nos encontramos con un motor que empuja de sobra e incluso se estira con cierta alegría en la parte alta del cuentavueltas; unos frenos que acompañan de forma razonable siempre que no se les exija en exceso -nuestra unidad de pruebas llevaba ABS opcional, con discos traseros- y un bastidor que permite más de una ligereza. Pero por el tacto del cambio y el planteamiento general del coche, no es el Neon un vehículo para disfrutar en solitario en carreteras de curvas. De todos modos, si no olvidamos que se trata de un coche para viajar en familia con un cierto confort, el Neon cumple más que de sobra. Además, siempre está disponible la versión con cambio automático que abunda más en ese carácter burgués. Otro punto a destacar es que el motor no se muestra especialmente sediento, sobre todo si tenemos en cuenta sus prestaciones. El consumo obtenido en nuestra prueba se encuentra en el grupo de cabeza de su categoría. Detalles de agradecer Por 2,6 millones de pesetas tenemos un Neon al que sólo le falta el ABS (158.000 pesetas) para tener un equipamiento casi "redondo". Además, el antibloqueo de frenos incluye dos ventajas añadidas: por una parte, los discos traseros que sustituyen a los tambores y, por otra, el control de tracción que se obtiene por el mismo precio como parte del paquete opcional. En general, el control de tracción no es que haga mucha falta -salvo para salir de una rampa helada, por ejemplo-, pero tampoco es cuestión de mirarle los dientes al caballo. Y ya que hablamos de equipamiento, este Chrysler tiene detalles que muchos conductores sabrán apreciar. Por ejemplo, el cierre centralizado con mando a distancia de doble toque -uno abre la puerta del conductor, otro abre el resto- que incluye la apertura del maletero (éste también se abre desde el habitáculo, no así el tapón de la gasolina). El volante y el pomo de la palanca de cambios están revestidos en cuero y el ambiente que se respira en el habitáculo es el de un coche bastante bien hecho. Eso sí, la regulación en altura del asiento del conductor -si no se levanta el trasero- es dura como una piedra. En el habitáculo hay ciertos detalles que empañan el buen tono general. Por ejemplo, para alimentar las luces de cortesía integradas en el retrovisor se cubren los cables con un cordón de malla que recuerda a los aislantes que había en las casas de principios de siglo. Además, el concepto de «cabina adelantada» tiene sus ventajas indudables, pero el conductor y su acompañante tienen la sensación de tener el techo y los montantes laterales muy cerca de la cabeza. Otros detalles de ergonomía (como el manejo del CD si se monta esta opción, muy bajo y casi oculto en la consola central) son mejorables. En resumen, el nuevo Neon es ahora un coche más atractivo para el cliente europeo sin perder un ápice de su personalidad americana. Cualidades dinámicas no le faltan, mientras que el precio y el equipamiento acompañan para lograr un cóctel bastante interesante.