BMW X5 xDrive40e vs. Porsche Cayenne S E-Hybrid: dos SUV enchufados

El BMW X5 xDrive40e y el Porsche Cayenne S E-Hybrid pueden circular unos 30 km sin emisiones locales, suficiente para callejear con soltura, pero sin renunciar a las ventajas de un potente SUV.

Pablo Mallo. Twitter: @p__mallo Fotos: Mikael Helsing

BMW X5 xDrive40e vs. Porsche Cayenne S E-Hybrid: dos SUV enchufados
BMW X5 xDrive40e vs. Porsche Cayenne S E-Hybrid: dos SUV enchufados

El BMW X5 xDrive40e y el Porsche Cayenne S E-Hybrid son dos SUV de lujo que emplean tecnología híbrida de tipo plug-in. Poco a poco se va incrementando el número de híbridos enchufables, y en un futuro no muy lejano habrá muchos más. Es una fórmula relativamente sencilla —aunque no la única— para estar dentro de los límites de próximas normativas anticontaminación, algo que está motivando a casi todos los fabricantes a incorporar al menos uno de estos automóviles en sus filas. Eso sí, de momento sólo los modelos más lujosos pueden asumir con garantía de éxito el sobrecoste que supone esta tecnología, donde las baterías son, por ahora, el componente más caro.

En el caso del BMW X5 xDrive40e y el Porsche Cayenne S E-Hybrid, son, además, escaparates tecnológicos, en este caso con permiso de los abanderados Porsche 918 Spyder y BMW i8, cuya genética se deja ver, aunque sea discretamente y en forma de guiños, en algunos detalles de su diseño. Las pinzas de freno del Porsche Cayenne S E-Hybrid en tonalidad verde ácido, o las agujas de la instrumentación en ese mismo color no son casualidad, sino que hacen referencia al citado superdeportivo híbrido. Igual ocurre en el BMW X5 xDrive40e, en este caso con el sombreado de la letra E de su denominación en el mismo azul característico de la submarca BMW i, también presente en algunas de las combinaciones predefinidas de su elaborada luz ambiental. 

Valora online tu coche usadoBMW X5 xDrive40e y Porsche Cayenne S E-Hybrid: Sofisticados

El planteamiento técnico del sistema híbrido es bastante similar en ambos, con el motor/generador eléctrico a continuación del motor de combustión, seguido de un embrague, un convertidor de par y el cambio automático (en este orden). A partir de aquí, cada uno recurre a diferentes configuraciones en lo que respecta a potencia de los motores, capacidad de baterías o arquitectura de sus propulsores térmicos. Por ejemplo, Porsche Cayenne S E-Hybrid emplea un V6 sobrealimentado por compresor volumétrico, mientras que BMW X5 xDrive40e hace uso de un más ligero cuatro cilindros turbo, cada uno con una manera de entregar la potencia, aunque con inmediatez de respuesta y curvas de rendimiento "normalizadas" gracias al aporte eléctrico. Curiosamente, a pesar de tener menos cilindros, el motor del BMW X5 xDrive40e se siente más refinado, más suave y agradable, en parte porque el habitáculo está muy bien aislado acústicamente. De hecho, casi ni se escucha el motor. Por su parte, el Porsche Cayenne S E-Hybrid resulta más rápido, con una mayor contundencia mecánica a la hora de acelerar a fondo y unas prestaciones superiores. Sin embargo, tanto el ruido de rodadura como el sonido del motor son mucho más acusados, además no resulta tan sedoso. 

BMW X5 xDrive40e y Porsche Cayenne S E-Hybrid: Pesos pesados

En su comportamiento surgen más diferencias. BMW ha conseguido hacer un coche 328 kg menos pesado que el Porsche Cayenne S E-Hybrid, en parte por su batería, de 9 kWh, frente a 10,8 kWh en el Porsche Cayenne S E-Hybrid. Esto permite Porsche Cayenne S E-Hybrid 5 km adicionales de autonomía eléctrica y una mayor asistencia al motor de combustión en modo híbrido, con lo que se equilibra la balanza de la eficiencia. Sin embargo, la diferencia de peso no se corresponde con su puesta a punto dinámica. El BMW X5 xDrive40e se decanta por un confortable planteamiento, en el que la eficacia no es una de las prioridades fundamentales. Es estable, de fácil guiado y de reacciones muy nobles, con un sistema de tracción total que le aporta bastante agilidad, pero su límite de adherencia llega mucho antes que en su rival. El Porsche Cayenne S E-Hybrid resulta mucho más preciso y con un tren delantero muy incisivo. Su dirección es más directa y la carrocería va más sujeta, ya que la suspensión neumática opcional hace magia a la hora de contener y disimular las inercias sin llegar a recurrir a las ayudas electrónicas. El agarre lateral es claramente superior y el modo más deportivo de la suspensión, en el que además baja la altura de la carrocería, resulta realmente firme. Sólo de Porsche te puedes esperar una eficacia así, pues ni siquiera el peso extra del sistema híbrido logra empañar las conocidas cualidades de este modelo. 

BMW X5 xDrive40e y Porsche Cayenne S E-Hybrid: Versatilidad híbrida

Respecto a los modos de uso del sistema híbrido, el BMW X5 xDrive40e ofrece tres opciones entre las que podemos alternar pulsando un botón: Auto eDrive, Max eDrive y Save. La primera deja que el coche gestione automáticamente la carga eléctrica, como cualquier híbrido. Y si la batería no está agotada, circula haciendo uso únicamente de la electricidad en gran cantidad de situaciones. El siguiente modo permite ir en eléctrico hasta 120 km/h, y se mantiene incluso si pisas a fondo el acelerador, siempre que no llegues a hacer "kick-down". Por último, el modo Save evita utilizar la batería, reservándola para cuando el conductor crea conveniente. En este caso, se va recargando lentamente por medio de la frenada regenerativa. En cualquiera de ellos se puede modificar la respuesta del acelerador, dirección, amortiguadores y ayudas electrónicas gracias a los habituales modos de conducción Sport, Comfort y EcoPro. En Sport, la deceleración es más acusada al dejar de acelerar, fruto de una mayor regeneración de energía, mientras que en EcoPro se activa la función de inercia que, con tanto peso y una aerodinámica muy cuidada, permite avanzar durante kilómetros sin tocar el acelerador a poco que las condiciones del terreno sean favorables. 

Porsche Cayenne híbrido vs BMW X5 híbridoBMW X5 xDrive40e y Porsche Cayenne S E-Hybrid: Ecología y comodidad

El Porsche Cayenne S E-Hybrid cuenta con opciones de gestión del sistema híbrido muy similares, salvo que, en lugar de modo Save, tiene el denominado E-Charge, que emplea el motor de combustión para recargar la batería hasta los topes durante la marcha. Esta modalidad, aun siendo menos ecológica que la del BMW X5 xDrive40e porque es a costa de un mayor consumo de combustible, puede evitarnos la no siempre fácil tarea de tener que recargar en un enchufe, ya que normalmente no abundan, a lo que hay que añadir el engorro que supone lidiar con los cables y el cargador, que van guardados en el maletero. Por no hablar de que, con el tiempo, acaban acumulando suciedad. 

Otra característica del Porsche Cayenne S E-Hybrid que denota la búsqueda intencionada de deportividad hasta en el más mínimo detalle es que, incluso en modo eléctrico, tiene un sutil sonido deportivo creado artificialmente que se escucha a muy poca velocidad, y la entrega de potencia no es tan lineal a medida que sube de vueltas, quizá para dotarle de un carácter propio diferente al de otros híbridos. En cualquier caso, en ambos resulta muy gratificante desplazarse sin emplear gasolina, algo que, para muchos, puede ser razón suficiente para justificar el peso y la "sobrecarga" tecnológica que sus detractores podrían argumentar en su contra. 

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