Con la nueva generación del Serie 3 (F30), BMW ha roto muchas barreras que se había auto-impuesto con los años, para dejar de ser esclavo de su propia tradición. Esto, lejos de ser un demérito, hay que interpretarlo como una lógica evolución; ahora ganará nuevos adeptos entre los habituales conductores de Audi o Mercedes, que encontrarán entre sus argumentos de compra la facilidad de conducción, el precio -por emisiones baja el tipo impositivo- o el confort. BMW evoluciona positivamente con motores de rendimiento increíble, como este 28i, y con un bastidor "más Mercedes". Prescinde así de sus agradables mecánicas de 6 cilindros en línea de gasolina -salvo rarezas como el T6 de Volvo, eran los únicos del mundo en mantener esta configuración- para los modelos convencionales.
Estos 6 cilindros han sido los responsables de algunas de sus versiones de mayor encanto, como los 330i, 328i o 325i. BMW también apuesta por hacer un coche de base menos emocional -hay acabado M en opción-, pero siempre sin dejar de lado aspectos como las prestaciones o el comportamiento. Entonces, ¿cambia a mejor o a peor? Con esta nueva generación se rompe una tradición, sí, pero se gana en muchas otras cosas; es decir, se dejan de lado aspectos subjetivos -que precisamente son la base de BMW-, como el sonido, el tacto y la respuesta de un 6 cilindros, la dirección con mucha sensación de avance o la suspensión dura, y se gana en datos objetivos como el consumo o la utilización diaria, siempre sin renunciar a un buen comportamiento y prestaciones; para mí esto es evolución positiva
El BMW 328i emplea un moderno motor de aluminio de cuatro cilindros en línea de
Lleva cambio manual de seis velocidades, aunque en el caso de nuestra unidad de pruebas, viene acompañado de una caja de cambios ZF automática con convertidor de par y 8 velocidades -2.615 euros en opción-, muy agradable de usar, a la que sólo pongo como "defecto" que no te informa de la marcha en la que circulas cuando vas en el modo automático. Al ralentí tiene el habitual claqueteo "casi Diesel" de los inyección directa, que se escucha mucho desde fuera, debido también a la falta de insonorización del capó -cosas de la reducción de peso-. Dentro, el sonido sólo lo criticarás si has tenido antes un 6 cilindros, porque no es molesto.
En marcha se dispone de potencia en todo el régimen utilizable. Tira bien desde abajo y estira sin titubeos hasta el final, pasadas las 6.500 vueltas. Te sorprenderá tanto como a mi lo mucho que corre, hasta el punto que resulta más rápido que el anterior 330i de 272 CV, al que, además de batir en aceleraciones y adelantamientos, humilla en consumos. No es muy normal ver un coche de este tamaño, peso y 245 CV hacer medias que ronden los 7 l/100 km en una utilización normal.
Dispone de un selector con cuatro funciones: Eco Pro, Confort, Sport y Sport Plus, que adaptan motor, cambio, dirección y ayudas a la conducción al tipo de uso que queramos hacer, ya sea deportivo o económico. Con
Es más confortable que antes en todas las situaciones -siempre comparado con el 330i-, desde el uso urbano a la conducción deportiva, que ahora se beneficia de una superior capacidad de tracción, tanto en aceleración como en paso por curva; es más blando y el cambio automático lo tiene todo más controlado, por lo que puede que un manual y con acabado M, que afecta a las suspensiones, sea otra cosa bien distinta. Se aprecia un mayor balanceo de la carrocería en apoyos fuertes, pero no resta mucha eficacia al conjunto, más blando, pero en el fondo es un BMW. Frena bien y el bastidor asimila la potencia que tiene.
El interior tiene un estilo continuista con lo que ya conocemos, con la sobria y marcada personalidad de BMW. Ahora hay más espacio atrás y algo más de maletero. Para el precio que tiene deja demasiados elementos imprescindibles en opción, como el bluetooth o el sensor de parking, por lo que sigue siendo necesario recurrir a su extensa, completa y tecnológica lista de extras. El 328i con acabado Sport es una maravilla y ha evolucionado positivamente, tal y como demandan el mercado y las necesidades actuales, incluso goza de un habitáculo con mejores cotas traseras que antes pero, en conjunto, no me ha emocionado como lo hacía antes un BMW. Sientes un coche moderno, tecnológico, agradable, con un nivel prestacional y de consumos sin rival; y no descarto que incluso sea hasta más rápido en circuito, pero acaba de perder mucho en sensaciones. Ya no lo amas o lo odias, pero ahora te convence con el paso de los kilómetros.