Por fuera hay que ser algo observador para notar las disparidades estéticas, que las hay, con el resto de la gama A4. La parrilla, en este S4 cromada, es el elemento diferenciador más notable de la carrocería, aunque hay otros más sutiles como los retrovisores en gris plata, las ruedas de mayor tamaño (235/40 en llanta de 18 pulgadas) o la cuádruple salida de escape.En cuanto a la estructura del coche, el S4 comparte un gran número de componentes con el resto de la gama. No es el caso de las suspensiones, pues en este apartado, para mejorar el comportamiento dinámico, se ha recurrido a un sistema de suspensiones realizado en aluminio de alta resistencia con paralelogramo de cuatro brazos en el tren delantero y brazos trapezoidales en el trasero. De esta forma se consigue reducir el peso y las masas no suspendidas, con lo que salen beneficiadas, según sostiene Audi, las estabilidad, el confort y el placer de conducción.Los frenos también son específicos para esta versión tan especial. El S4 equipa frenos ventilados en las cuatro ruedas, con 345 mm de ancho en el eje delantero y 300 mm en el trasero, con la peculiaridad de contar con un sistema de doble asistencia: frenadas suaves cuando la deceleración lo es también y frenadas contundentes cuando el mecanismo nota que la presión sobre el pedal es firme. Pero, sin duda, el verdadero protagonista de esta variante deportiva es el propulsor que monta. Se trata de un 8 cilindros en V, en ángulo de 90 grados, cinco válvulas por cilindro, bloque confeccionado en aleación ligera, colocado longitudinalmente y con una cilindrada de 4.163 cm3.Este motor, de 344 CV, en la práctica es un prodigio de elasticidad y contundencia. Prueba de ello es que desde muy abajo del cuentarrevoluciones (1.000 rpm) y hasta las 7.000 rpm entrega un par superior a los 32 mkg, con unos “picos" de más de 44 mkg entre las 3.000 y las 4.000 rpm. Esta mecánica viene acompañada de un sonido deportivo que hace excitante y adictivo el pisar el acelerador.Con este despliegue de capacidad, no es extraño que ofrezca unas prestaciones cercanas a las de un deportivo puro, con aceleraciones y recuperaciones de infarto. Incluso en marchas largas, este V8 del S4 no se queda sin respiración, como mucho nos puede dejar a nosotros sin aliento cuando comprobemos lo poco que tarda en recorrer distancias y lo pronto que adelanta a los demás coches en la carretera.Sus cifras cantan. El kilómetro desde parado lo recorre en 25,3 seg, mientras que acelera de 0 a 100 km en apenas 5,7 seg. Su velocidad está autolimitada a 250 km/h, pero, de no mediar la electrónica, podría alcanzar registros mucho más elevados. Lo más destacado, no obstante, es su lucha contra el reloj cuando le sometemos a las pruebas de adelantamiento y recuperación. Aquí, como decíamos algo más arriba, es dónde muestra su mejor cara. Todos estos caballos están sometidos a la cada vez más presente electrónica con el fin de que no se desboquen. Así, este S4 posee un control de estabilidad que trabaja con toda precisión cuando el conductor, tanto experto como inexperto, llevado quizás por la emoción que supone conducir este coche pierde el control de la máquina. Es en ese momento cuando el ESP entra para corregir nuestros errores, pero no antes, lo que facilita un mayor disfrute de la conducción y no vuelve más torpe de lo necesario a la berlina de Audi.La tracción total quattro, uno de los signos característicos de la familia Audi, también está presente, de serie, en este S4 y aquí se hace más necesaria que en ninguno de sus hermanos de gama, pues ofrece un plus de seguridad a los ocupantes de este automóvil, sobre todo cuando se circula por asfaltos mojados, nevados o, simplemente, en mal estado. Los frenos son el tercer gran elemento de seguridad activa que equipa el S4. Su misión no es otra, evidentemente, que la de detener el coche a la mayor velocidad y en el menor espacio posible. Lo consiguen. Teniendo en cuenta que no estamos ante un coche liviano ni mucho menos, roza los 1.800 kilos, las distancias de frenado son más que óptimas, consiguiendo el sistema de frenos parar el conjunto desde 140 km/h en menos de 70 metros. Y lo mejor es, no obstante, la forma en que actúa este elemento, con una firmeza, una resistencia y un tacto de primera.Por fuera hay que ser algo observador para notar las disparidades estéticas, que las hay, con el resto de la gama A4. La parrilla, en este S4 cromada, es el elemento diferenciador más notable de la carrocería, aunque hay otros más sutiles como los retrovisores en gris plata, las ruedas de mayor tamaño (235/40 en llanta de 18 pulgadas) o la cuádruple salida de escape.En cuanto a la estructura del coche, el S4 comparte un gran número de componentes con el resto de la gama. No es el caso de las suspensiones, pues en este apartado, para mejorar el comportamiento dinámico, se ha recurrido a un sistema de suspensiones realizado en aluminio de alta resistencia con paralelogramo de cuatro brazos en el tren delantero y brazos trapezoidales en el trasero. De esta forma se consigue reducir el peso y las masas no suspendidas, con lo que salen beneficiadas, según sostiene Audi, las estabilidad, el confort y el placer de conducción.Los frenos también son específicos para esta versión tan especial. El S4 equipa frenos ventilados en las cuatro ruedas, con 345 mm de ancho en el eje delantero y 300 mm en el trasero, con la peculiaridad de contar con un sistema de doble asistencia: frenadas suaves cuando la deceleración lo es también y frenadas contundentes cuando el mecanismo nota que la presión sobre el pedal es firme. Pero, sin duda, el verdadero protagonista de esta variante deportiva es el propulsor que monta. Se trata de un 8 cilindros en V, en ángulo de 90 grados, cinco válvulas por cilindro, bloque confeccionado en aleación ligera, colocado longitudinalmente y con una cilindrada de 4.163 cm3.Este motor, de 344 CV, en la práctica es un prodigio de elasticidad y contundencia. Prueba de ello es que desde muy abajo del cuentarrevoluciones (1.000 rpm) y hasta las 7.000 rpm entrega un par superior a los 32 mkg, con unos “picos" de más de 44 mkg entre las 3.000 y las 4.000 rpm. Esta mecánica viene acompañada de un sonido deportivo que hace excitante y adictivo el pisar el acelerador.Con este despliegue de capacidad, no es extraño que ofrezca unas prestaciones cercanas a las de un deportivo puro, con aceleraciones y recuperaciones de infarto. Incluso en marchas largas, este V8 del S4 no se queda sin respiración, como mucho nos puede dejar a nosotros sin aliento cuando comprobemos lo poco que tarda en recorrer distancias y lo pronto que adelanta a los demás coches en la carretera.Sus cifras cantan. El kilómetro desde parado lo recorre en 25,3 seg, mientras que acelera de 0 a 100 km en apenas 5,7 seg. Su velocidad está autolimitada a 250 km/h, pero, de no mediar la electrónica, podría alcanzar registros mucho más elevados. Lo más destacado, no obstante, es su lucha contra el reloj cuando le sometemos a las pruebas de adelantamiento y recuperación. Aquí, como decíamos algo más arriba, es dónde muestra su mejor cara. Todos estos caballos están sometidos a la cada vez más presente electrónica con el fin de que no se desboquen. Así, este S4 posee un control de estabilidad que trabaja con toda precisión cuando el conductor, tanto experto como inexperto, llevado quizás por la emoción que supone conducir este coche pierde el control de la máquina. Es en ese momento cuando el ESP entra para corregir nuestros errores, pero no antes, lo que facilita un mayor disfrute de la conducción y no vuelve más torpe de lo necesario a la berlina de Audi.La tracción total quattro, uno de los signos característicos de la familia Audi, también está presente, de serie, en este S4 y aquí se hace más necesaria que en ninguno de sus hermanos de gama, pues ofrece un plus de seguridad a los ocupantes de este automóvil, sobre todo cuando se circula por asfaltos mojados, nevados o, simplemente, en mal estado. Los frenos son el tercer gran elemento de seguridad activa que equipa el S4. Su misión no es otra, evidentemente, que la de detener el coche a la mayor velocidad y en el menor espacio posible. Lo consiguen. Teniendo en cuenta que no estamos ante un coche liviano ni mucho menos, roza los 1.800 kilos, las distancias de frenado son más que óptimas, consiguiendo el sistema de frenos parar el conjunto desde 140 km/h en menos de 70 metros. Y lo mejor es, no obstante, la forma en que actúa este elemento, con una firmeza, una resistencia y un tacto de primera.
Audi S4
Hay automóviles que desde el punto de vista de la razón no tienen sentido alguno. Coches de potencias desorbitadas a ojos de los mortales, de peligrosidad extrema para algunos responsables políticos, pero que los verdaderos amantes de las cuatro ruedas consideran obras de ingeniería, maquinarias capaces de ofrecer satisfacciones incomparables. Este es el caso de este S4, una berlina fenomenal con un motor V8, 344 CV y tracción total.
