Si parece un Golf, se conduce como un Golf y tiene el componente de tecnología que se espera de un Golf, no cabe duda, la octava generación del Volkswagen Golf es la más digna heredera de una saga que ha superado los 35 millones de unidades construidas desde 1974.
Y lo cierto es que la continuidad es la nota estilística para una mirada descuidada que se posara en el nuevo Volkswagen Golf. Pero si esta fuera un poco más atenta empezaría a adivinar la carga tecnológica que incorpora sin salir de la plataforma MQB: evolución en el exterior y revolución en un interior que recibe drásticos cambios en todo lo que tiene que ver con la disposición de los mandos y en cómo el conductor va a interactuar con él. Y si bien podría inaugurar una senda que fueran a seguir el resto de vehículos Volkswagen, tampoco resultaría descabellado intuir que sus dirigentes han aprovechado el tirón del Golf para ir allanando el camino de la revolución eléctrica que llegará en 2020 con los ID.3 e ID.4. De hecho desaparecen buena parte de los botones físicos del interior, sustituidos por mandos capacitivos en luces y modos de conducción. En cualquier caso supone una revolución y como tal es posible que deje por el camino a personas que prefiriesen algo más conservador y continuista, con al menos botones físicos para elementos como el nivel del audio o el climatizador en lugar de los paneles táctiles, pero también puede ser la manera de enganchar a la generación nativa digital, más interesada en estos aspectos que en la conducción más participativa y pasional.
Exteriormente el nuevo Volkswagen Golf recibe cambios mucho más sutiles, aunque perceptibles que le han permitido mejorar su aerodinámica, que se reduce de 0,2 a 0,275, con el consiguiente efecto en cuanto a reducción de consumo y de mejora en aislamiento y sensación de calidad interior. Mantiene las cotas maestras de distancia entre ejes, anchura y vertical y sólo la longitud es diferente, 3 cm más largo por un paragolpes más adelantado y un capó más redondeado en su zona delantera que cumple los requisitos para reducir las lesiones en caso de atropello. Por otro lado, la zaga es más potente inspirada en el T-Roc, aumentando la sensación de fuerza de las líneas planas anteriores.
VW Golf 8: sus motores, al detalle
Con los esfuerzos de electrificación centrados en el proyecto ID, el Golf 8 también hará un uso extensivo de la electrificación como complemento de los motores térmicos. Así, por un lado habrá dos variantes híbridas enchufables eHybrid con batería de 13 kWh con distintivo Cero Emisiones de la DGT, unos 60 km de autonomía eléctrica y potencia de 204 y 245 CV, esta última con el motor térmico del actual Golf GTI, y por otro lado las variantes eTSI con tecnología Mild-Hybrid de 48 V, que al término del lanzamiento del nuevo Golf, en torno a septiembre de 2020 estará disponible en versiones de gasolina con 110, 130 y 150 CV siempre con el cambio DSG.
Sin embargo, la gama Volkswagen Golf 8 va mucho más allá y contará con tres combustibles como son el Gas Natural Comprimido (GNC) de 130 CV, también responsable de una etiqueta medioambiental ECO en España. Mayor volumen de ventas se espera para las variantes de gasolina confirmadas en los bloques 1.0 de 110 CV y los 1.5 de 130 y 150 CV, ambos con turbo de geometría variable y ciclo Miller. Y a pesar de que el diésel ya no cuenta con la prevalencia de la anterior generación Golf, estará disponible con dos variantes TDI que a partir de un mismo bloque de 2 litros permitirá variantes de 115 y 150 CV. Volkswagen anuncia una reducción en el consumo de un 17%, con una bajada de emisiones NOx (óxidos de nitrógeno) de un 80% gracias a su nuevo catalizador dual SCR y un 20% en el volumen de CO2 total emitido. Pese a este anuncio, no hay datos definitivos de homologación que nos hagan advertir el progreso realizado en esta materia en el desarrollo del nuevo Volkswagen Golf.
VW Golf 8: conectividad y equipamiento
Una vez alcanzadas las metas de eficiencia y dinamismo deseadas, que en este caso pueden llegar a ser muy altas, en Volkswagen han apostado por hacer del Golf el rompehielos de una nueva serie de elementos relacionados con la conectividad que van más allá de poder replicar el Smartphone en su pantalla. Así, incorpora el protocolo de comunicación Car2x por el que podría comunicarse con infraestructuras, otros vehículos y servicios de emergencia. Es un elemento que se da de serie, como el We Connect, la conexión a Alexa o la conexión a la nube, desde donde podría descargarse en tiempo real actualizaciones de sistema o descargarse por suscripción nuevos elementos que complementarían el equipamiento como el control de crucero o el Travel Assist, el sistema que engloba e interrelaciona todos los elementos de ayuda a la conducción que juntos alcanzan el nivel 2 de conducción semiautónoma. Elementos como el control por voz o la posibilidad de integrar la llave en el propio teléfono del conductor sirven para reforzar la idea del Golf como un coche de altísima tecnología.
Por primera vez, el Volkswagen Golf incorpora un sistema Head-up Display, que proyecta toda la información de navegación, velocidad real, permitida y estado de los asistentes de conducción sobe el parabrisas, lo que reduce la necesidad de desviar la mirada del asfalto. Son cuestiones que identifican al Golf como un automóvil en el que se ha huido de ofrecer un precio de tarifa de impacto. De hecho, se estima que la primera variante en llegar al mercado, en febrero de 2020 no bajará de los 24.000 euros a cambio de los cuales se dispondrá de una dotación generosa que incluirá entre otros elementos la iluminación led, por mucho que la espectacular iluminación matricial de 22 ledes quede reservada a las variantes más sofisticadas.
VW Golf 8: su conducción
La conducción del nuevo Golf es, posiblemente, su elemento menos sorprendente. Si la primera impresión es la que queda, en este Golf es precisamente esa, la de que estamos conduciendo un Golf con lo que ello conlleva de docilidad general, facilidad de conducción traducida en una dirección precisa y rápida –con una opción más deportiva con apenas dos vueltas entre topes- una motricidad filtrada por la electrónica para no perder rueda con facilidad, especialmente en las versiones menos potentes, y un tacto de freno que permite regularlo con precisión, especialmente en frenadas progresivas donde el asistente de frenada de emergencia no llega a intervenir. E incluso cuando éste se manifiesta mantiene cierta sensación de solidez.
Sus cuatro modos de conducción permiten pasar de un modo Eco a uno Individual en el que el conductor ajustaría entre otros elementos sus preferencias de firmeza de volante y respuesta del motor siempre dentro de unos parámetros de equilibrio extensivos incluso al modo Sport. Y es que incluso en ese modo más prestacional el Golf va a mantener cierta dulzura en sus suspensiones, incluso cuando forzamos voluntariamente la situación y conectamos el modo más firme en la amortiguación…al menos hasta que pasado el verano de 2020 hagan su aparición las variantes más prestacionales del Golf: GTI, R y TCR que podrían alcanzar los 300 CV.