¿Smart Fortwo o Piaggio MP3?

Hemos realizado una peculiar comparativa entre la innovadora scooter Piaggio MP3 de tres ruedas y el renovado Smart Fortwo. Dos pequeños devoradores de kilómetros urbanos, para desafiar los problemas de tráfico y aparcamiento de las grandes ciudades.

¿Smart Fortwo o Piaggio MP3?
¿Smart Fortwo o Piaggio MP3?



NUESTROS PROBADORES

Para tener más opiniones, hemos realizado un sondeo entre los probadores que acudieron a este "enfrentamiento" entre el Smart Fortwo y la Piaggio MP3. Éstas son las impresiones más destacadas.

Tanto si estás de acuerdo como si no, déjanos tu comentario. Tu opinión también nos interesa.

De todas las cualidades de este “scooter", la que más me ha llamado la atención es su capacidad de frenada. La cilindrada de 125 cm3 no impacta por sus prestaciones. Pero sus dos neumáticos delanteros proporcionan una capacidad de detención impresionante y a nuestro juicio, con muy buen criterio, las manetas de freno no son muy sensibles y nos permiten apretar con fuerza sin que resulte fácil bloquear, ni la rueda trasera, ni por supuesto las delanteras.

El bloqueo de la horquilla, que nos permite detenernos en los semáforos sin tener que sacar el pie, es otra concesión al confort, junto con el freno de mano.

Por lo demás se conduce exactamente igual que cualquier motocicleta, es bastante ágil y cómoda, aunque se echa en falta más protección frente al viento.
J.M. Quesada Me acabo de comprar una scooter de 125 cc, por lo que me considero novato en la materia. Aun así, me quedo con mi moto antes que con este MP3. Cierto que este Piaggio debe tener, por lógica, más estabilidad; no obstante, no la demuestra por las sensaciones que emite, pocas a causa de unas suspensiones blandas.

Las prestaciones tampoco me engatusan: su elevado peso hace que le cueste salir desde parado y no le confieren velocidades de infarto.

Finalmente, su precio es de escándalo.
Antonio Corral Como usuario redomado de coche que soy, lo que más me llama la atención de la MP3 es que requiere algo menos de adaptación que un scooter convencional. Por ejemplo, no es necesario sujetar la moto en los semáforos ni al bajarse de ella, ya que bloqueando el sistema basculante de las ruedas delanteras se mantiene de pie por sí misma. Tampoco requiere pata de cabra.

Por otro lado, dispone de bastante sitio para llevar bultos. Las dos ruedas delante me gustan y, aunque se maneja igual, da más sensación de seguridad, pero me parece cara.
Pablo Mallo Cuando nació Smart salió su fundador en la portada de los dominicales. Vendía relojes de precisión suiza y diseño a 5.000 pesetas, para que cada uno tuviésemos varios, a combinar con el atuendo. Y vendía que sus coches serían baratos, que habría parkings y barrios sólo para Smart. Muchos años y vicisitudes después, los anuncios de Smart reconocen que se tardaría 40 años en levantar una ciudad a su medida. Y no es barato. Objeto de culto para algunos, pero sin facilidades.

Mientras que tú, ayuntamiento, no decidas ayudarle, el Smart sólo consigue aparcar en batería en donde el resto sólo puede hacerlo en cordón. Y se acabaron las ventajas urbanitas. El resto son para las motos, que en Barcelona sí tienen grandes espacios reservados para aparcar. En Madrid pueden aparcar en la acera, pueden transitar por el carril-bus. Si acaso el Smart pudiese entrar en zonas céntricas reservadas para residentes… En algunas capitales lo permiten durante la noche, pero a las motos. Si acaso pudiese entrar en el carril bus-vao (reservado para vehículos de alta ocupación) con el conductor solo a bordo. Las motos pueden (ya van al cincuenta por ciento de pasaje), ¿y el Smart? No, porque entonces también “colaría" un Ferrari y estaría mal visto.

Con la indumentaria apropiada, la moto constituye la solución que queréis vosotros, los ayuntamientos. Para los que nadan con la corriente han nacido los scooter burgueses. El MP3 es lo más tecno y provocador con sus tres ruedas, se lleva fácil, pero resulta engañoso porque… también se cae y eso lo notas más maniobrando a muy baja velocidad, si tumbas, porque delante pesa más de lo que parece. Para mi gusto le falta motor. Una virtud, cuando se trata de no impresionar a alguien que se baja del coche y, sin experiencia, se pone a sus mandos. Estaría bien si no fuera porque el resto del tráfico se empeña en fijar el ritmo al que debes moverte y el MP3 125 no siempre sabe hacerlo y menos escaparse (hablo sin talento motociclista, por supuesto). Echo de menos mi Suzuki 500, con la que ahora cualquier urbana hipermotorizada “se haría un llavero". Ni siquiera me hago a ir sentado en una poltrona con manillar, pero seguro que con el tiempo te acabas acostumbrando… ¿Quién me iba a decir a mí hace diez años que cada dos horas de viaje por autopista en coche iba a detenerme casi por necesidad, para desadormecerme? Venga, ayuntamiento, un poco de ayuda al que necesita el coche en la ciudad y no precisamente por pereza. Que en cuarenta años, habremos hecho una ciudad a nuestra medida.
Miguel G. Puente