El tamaño de los Opel Grandland X, Peugeot 3008 y VW Tiguan ronda los cuatro metros y medio de longitud. Forman parte, por tanto, del segmento con más tirón de ventas en la actualidad, el de los SUV medios, que acapara el 23 por ciento de cuota de mercado en España, por delante incluso de compactos y utilitarios. Y bajo sus capós encontramos unos motores turbodiésel de entre 130 y 150 CV, un nivel de potencia intermedio en este tipo de coches, que también concentran la mayor demanda del público, pues aunque las versiones de gasolina van ganando protagonismo, en modelos de su talla y peso el diésel continúa demostrando su alta eficiencia y un equilibrado rendimiento difícil de batir.
En este trío, hay que empezar por destacar las similitudes que acompañan a los Opel Grandland X y Peugeot 3008, ya que comparten plataforma y muchos componentes al estar ahora encuadrados en el mismo grupo industrial. El modelo firmado por la marca francesa es el «original», por así decirlo, y con sus mimbres Opel ha planteado posteriormente su propuesta paralela con los lógicos cambios de diseño, de puesta a punto o con detalles que afectan a la practicidad o a la ergonomía, por ejemplo.
Por eso, aunque uno emplea la denominación CDTI y el otro BlueHDi, ambos utilizan el mismo motor de 1,5 litros asociado a la misma caja manual de seis marchas y anunciando idénticas cifras de potencia y par -130 CV y 300 Nm-. Es un motor que se siente bastante suave y, salvo al ralentí, sobresale por su bajo nivel sonoro o de vibraciones. Tiene una buena elasticidad, aunque su empuje inicial no es tan contundente como cuando ya rodamos a un ritmo respetable.
PRESTACIONES | Opel Grandland X 1.5 CDTI 130 CV Selective | Peugeot 3008 1.5 BlueHDI 130 CV Allure | VW Tiguan 2.0 TDI 150 CV Advance |
Acel. 0-100 km/h | 10,7 s | 10,18 s | 10,18 s |
Acel. 0-1000 metros | 32,55 s | 32,11 s | 31,93 s |
Sonoridad al ralentí | 47,1 dBA | 48,2 dBA | 47,8 dBA |
Sonoridad 100 km/h | 65,9 dBA | 65,8 dBA | 65 dBA |
Frenada desde 100 km/h | 35,09 m | 35,46 m | 40,3 m |
Peso en báscula | 1.521 kg | 1.509 kg | 1.630 kg |
Frente a ellos hemos situado al VW Tiguan -éste también comparte plataforma y tecnología con los Seat Ateca y Skoda Karoq aunque todos aportan sus matices-, que apuesta por un motor de mayor cilindrada, un 2,0 litros TDI que en su gama arranca actualmente en 150 CV y 340 Nm de par. Aquí lo presentamos igualmente junto al cambio manual de seis marchas y su agrado de funcionamiento o forma de entregar la potencia no cambia mucho frente a sus rivales. Los 20 CV a favor del Tiguan pueden parecer a priori un buen extra, pero hay que tener en cuenta que a la hora de pasar por la báscula hay una diferencia reseñable de kilos. El más ligero es el 3008, rozando la tonelada y media, con 12 kg más para el Grandland X probado —pueden obedecer a algunos detalles de equipamiento— y 120 kg más para el SUV de Volkswagen. Las dimensiones de sus carrocerías casi están calcadas, por lo que hay que entender que son elementos estructurales los que aportan fundamentalmente ese superior lastre.
El resultado práctico es que las prestaciones muestran pocas diferencias entre los tres. Al acelerar desde parado, 3008 y Tiguan repiten sus registros frente al crono tanto al alcanzar los 100 km/h como al completar el primer kilómetro recorrido, con el Grandland X apenas medio segundo por detrás. En las recuperaciones o simulación de adelantamientos, el VW es el más rápido, con mejores marcas en 4ª, 5ª y 6ª, y con diferencias de entre 1 y 1,5 segundos frente a los Peugeot y Opel, marcando éste alguna décima más que el 3008, pero sin alejarse de unas prestaciones correctas.
Opel Grandland X, Peugeot 3008 y VW Tiguan: muy ahorradores
Algo parecido sucede con el consumo, ganando el Grandland X CDTI 130 CV en este apartado con un gasto ponderado de 5,8 l/100 km, cifra que coloca a este modelo entre los mejores de la categoría con un nivel de potencia similar. Pero es que sólo una décima más obtiene el Tiguan TDI 150 CV y dos más el 3008 BlueHDi 130, demostrando estas mecánicas un enorme equilibrio entre prestaciones y consumo.
CONSUMOS | Opel Grandland X 1.5 CDTI 130 CV Selective | Peugeot 3008 1.5 BlueHDI 130 CV Allure | VW Tiguan 2.0 TDI 150 CV Advance |
Consumo en ciudad | 6,5 l/100 km | 6,6 l/100 km | 6,4 l/100 km |
Consumo en carretera | 5,4 l/100 km | 5,6 l/100 km | 5,5 l/100 km |
Consumo medio | 5,8 l/100 km | 6 l/100 km | 5,9 l/100 km |
Y es el modelo de Peugeot el que más nos ha llenado por comportamiento. A pesar de esa posición de conducción sobreelevada, al volante lo sientes más un turismo que un SUV. Filtra muy bien, con un rodar refinado, que invita a conducir, porque en curva el 3008 parece estar en su salsa. Ayudan también su pequeño volante, la rapidez de su dirección y un tren delantero que lo asimila y contribuye a su agilidad. Cuando se fuerza el ritmo llega a aparecer un ligero subviraje, pero su gran chasis hace que todas sus reacciones sean muy progresivas, con un ESP que puede intervenir descubriendo límites pero sin resultar intrusivo.
Opel Grandland X, Peugeot 3008 y VW Tiguan: similitudes y diferencias
La lógica dice que en el Grandland X deberíamos encontrar un dinamismo similar al del 3008, y es así… pero solo en parte. Igual de directa parece su dirección, pero incluso montando idénticos neumáticos, la tendencia a «tirar de morro» en curva es más acusada. La suspensión es la misma, aunque en Opel le dan su toque personal al chasis y eso hace que las sensaciones cambien frente al Peugeot. No hay duda de que también es un SUV fácil de conducir y progresivo, pero no alcanza la agilidad de su «gemelo», incluso el manejo del cambio no se siente tan rápido como en el 3008 (en el Peugeot tiene un tacto más gomoso y algo más preciso). Eso sí, lleva Grip Control como él, para ajustar el control de tracción en función de la superficie por la que circulemos.
En cuanto al Tiguan, también muestra un suave manejo de dirección y da la impresión de que el ruido de rodadura y aerodinámico está más filtrado que en sus rivales. Es un SUV brillante a la hora de absorber las irregularidades y muestra mucha consistencia a alta velocidad. Al entrar en curvas exigentes su tren delantero resulta incisivo, pero no llega a alcanzar el ritmo y la fluidez del 3008, con la supervisión de un ESP que, en ocasiones, es más intrusivo de lo que debería, pues, aunque transmite gran adherencia, parece «cortar las alas» al conductor de espíritu deportivo. Es seguro, aplomado, y ofrece un gran manejo del cambio, pero menos divertido que el Peugeot si se presenta el momento de exprimir al máximo motor y bastidor. Las distancias de frenada también están por encima de las de Grandland y 3008 -aun montando discos de mayor tamaño en ambos trenes-, achacable en parte a sus gomas y en parte a su mayor peso.
Y ya si entramos en aspectos más relacionados con la vida a bordo, es evidente que el Peugeot ha demostrado ser un coche con mucha personalidad desde que llegó. Cuando entras a él está claro que resulta diferente. Su puesto de mando es muy envolvente, con su consola central sobreelevada, la palanca de cambios bien alta, el volante pequeño y la capilla de la instrumentación por encima del aro. Hay conductores que están encantados con este planteamiento, sobre todo quienes llevan habitualmente el asiento bajo, pues se adaptan mejor a su postura de conducción, pero también hay quien prefiere no sentirse tan «encajonado» o necesita llevar el volante más alto y se encuentra más a gusto en una disposición más «clásica».
Opel Grandland X, Peugeot 3008 y VW Tiguan: cuidando el confort
Es el caso del Grandland X, que no adopta el i-cockpit del 3008 y busca una presentación más tradicional, con una ergonomía muy bien resuelta, la banqueta en un plano elevado y las piernas algo más flexionadas. Hasta su volante es más «tradicional», con buen grosor y diámetro. Sus excelentes asientos —con certificación AGR, que avala el cuidado de la espalda—, de banqueta extensible y regulable en inclinación, con una típica opción de la marca y aportan gran confort con la firmeza justa.
ESPACIO | Opel Grandland X 1.5 CDTI 130 CV Selective | Peugeot 3008 1.5 BlueHDI 130 CV Allure | VW Tiguan 2.0 TDI 150 CV Advance |
Anchura delantera | 145 cm | 145 cm | 145 cm |
Anchura trasera | 139 cm | 142 cm | 141 cm |
Altura delantera | 93/101 cm | 87/95 cm | 95/103 cm |
Altura trasera | 96 cm | 92 cm | 95 cm |
Espacio para piernas | 73 cm | 73 cm | 58-76 cm |
Maletero | 500 litros | 500 litros | 555 litros |
El Tiguan se siente muy espacioso cuando te pones al volante, aunque con el metro en la mano todos presentan unas cotas muy similares. Su puesto de conducción no sorprende por diseño, pues como es habitual en la marca se apuesta por el orden y la funcionalidad. Es muy fácil sentirse cómodo a sus mandos, con el aporte de unos asientos que convencen por confort y sujeción, destacando el ajuste longitudinal de los reposacabezas delanteros. La instrumentación clásica de relojes es muy legible y completa, aunque está la posibilidad de una digital configurable de 12,3 pulgadas —el 3008 es el que incorpora la digital de serie con cuatro estilos—, mientras que su pantalla central es la más vistosa y le da un cierto aire de sofisticación. También sobresalen sus precisos ajustes, aunque el SUV de VW no renuncia al empleo de plásticos duros en algunas zonas igual que sus competidores.
Las mediciones de habitabilidad dan más anchura detrás al 3008, seguido de Tiguan y Grandland, aunque solo hay 3 cm de diferencia entre el mejor y el peor. La mayor altura en esa zona la ofrece el Opel, por delante de VW y Peugeot, aunque en los tres hay holgura para la cabeza de los pasajeros, mientras que el mayor hueco para las piernas estaría en el Tiguan, que además permite deslizar las banquetas posteriores 18 centímetros. También es el SUV que presenta un maletero más grande antes de jugar con el movimiento de esa segunda fila que permitiría ganar casi 140 litros más. Como anécdota, y en ese afán por diferenciarse del 3008, en el Grandland se han dispuesto al revés los anclajes de los amortiguadores del portón trasero, cambiando la bandeja, la forma de sujetarla o elevando el borde de carga en nueve centímetros, algo incomprensible.