El RAV-4 no quiere que le arrebaten el título de “SUV más vendido en Europa" y, para ello, renueva la gama con mínimos cambios de imagen y un interior dedicado a hacer más agradable la estancia de los pasajeros.Por fuera, poco se ha reformado; las modificaciones, más que notarse a primera vista, configuran la percepción de un vehículo más musculoso, con una imagen más agresiva y que continúa rezumando deportividad. Casi hay que tener un ojo de lince para darse cuenta de que los pasos de rueda son más anchos, que la rejilla frontal incluye una red antigravilla o que los nuevos faros antiniebla están integrados en el paragolpes. Así, apenas han variado las dimensiones exteriores de la versión con tres puertas (ahora mide 3,8 metros de largo, 1,7 de ancho y 1,6 de alto), lo que sigue haciendo de este modelo un automóvil muy apto para transitar por la ciudad. Sólo habrá que recordar, a la hora de buscar aparcamiento, que llevamos adosada al portón trasero la rueda de repuesto.Por lo demás, todo invita a circular cómodamente. Toyota ha realizado un esfuerzo especial en la reforma del habitáculo y se deja ver en los detalles que se han colocado para hacer más confortable la vida a bordo. El objetivo de la marca nipona se cumple: podemos pasar horas tras el volante y no acusar el cansancio.Esta virtud se debe a un puesto de conducción más que correcto, en el que los automovilistas de talla pequeña agradeceremos, en primer lugar, su altura. La visibilidad es muy buena, lo que facilita las maniobras. Si necesitamos un “plus", lo obtendremos con echar un vistazo a los espejos retrovisores, de generoso tamaño.
Otro de los “problemas" a los que nos enfrentamos las personas que apenas rozamos el 1,60 m de estatura llega a la hora de localizar la postura correcta al volante. Por desgracia, pese a las múltiples regulaciones que poseen los asientos, no es sencillo dar con ella. Eso sí, una vez encontrada, ya no habrá quien nos mueva. El respaldo del asiento del “copiloto" queda demasiado vertical cuando los asientos recuperan su posición tras dejar pasar a alguien a las plazas posteriores. Casi forma un ángulo de 90 grados, lo que obliga a realizar continuas modificaciones con la regulación correspondiente, con el fin de encontrar una postura más natural para la espalda. La explicación está en el sistema empleado para abatir las banquetas y permitir el paso a los ocupantes de los asientos traseros: éstos pueden accionar con el pie una palanca -que no aparece en el lado del conductor- situada tras uno de los laterales del asiento y el respaldo se pliega. Podremos devolverlo a la posición vertical moviéndolo suavemente sobre sus guías, pero no respetará la inclinación que le hayamos dado previamente y regresará a un ángulo algo incómodo.Para facilitar el manejo del equipo de sonido, el volante –forrado en cuero- cuenta con los controles correspondientes. Resultan cómodos, aunque habrá quien prefiera subir y bajar el volumen o cambiar de CD mediante una pantalla táctil como la que equipaba nuestra unidad de pruebas. Este dispositivo (opcional y con un precio de 3.370 euros, ya que viene en un pack junto con el techo solar) integra el radio-CD y el navegador, que no permite ejecutar la mayoría de las funciones cuando el coche está en marcha. Resulta un acierto, ya que su manejo no es muy intuitivo y nos obligaría a distraernos demasiado a la hora de buscar una dirección. Tras la pantalla, que puede inclinarse con el fin de evitar reflejos, se encuentran el cargador de CD’s y el lector del DVD que contiene los mapas. Para descubrir ambos elementos, basta con pulsar un botón (habrá que repetir la operación para que todo vuelva a su posición original). Esto configura una consola central despejada, pues sólo contiene –además de la citada pantalla- el sistema de climatización.