A pesar de las modificaciones exteriores que ha recibido (paragolpes nuevos con mayores tomas de aire en el delantero, faros que aumentan la luminosidad –según Subaru- un 30 por ciento, espejos exteriores más aerodinámicos y un recién estrenado alerón posterior, en el caso de la versión que nos ocupa, la Sports Wagon), el Impreza sigue siendo inconfundible. Basta con mirar la “chepa" que sobresale de su capó –más redondeado y con una estructura que, según anuncia la marca, ha sido especialmente diseñada para minimizar las lesiones en caso de atropellar a un peatón- para reconocerlo como uno de los vehículos que toman parte en el Campeonato Mundial de Rallies.De hecho, durante el transcurso de la prueba, pudimos oír más de un comentario en este sentido (“Mira, es como el de Makinen, pero más largo..."). Sólo los más “aventajados" lo identificaban como el nuevo Impreza SW de 225 CV, un vehículo concebido, afirma la automovilística japonesa, para satisfacer las necesidades de todos aquellos que buscan prestaciones sin renunciar a la comodidad de un familiar. Subaru lo propone, incluso, como único coche de la casa, apto para el “día a día".Si ésta es la idea que tiene el potencial comprador, primero debe saber que, en ese uso diario, se incluyen frecuentes visitas a la gasolinera. Aunque la marca nipona anuncia que los consumos se han reducido en un 20 por ciento, lo cierto es que el gasto medio de combustible llega a los 9,5 l/100 km. El carburante que debe usarse es gasolina de 98 octanos, necesaria para que el nuevo sistema de gestión del motor permita que éste rinda los 225 CV que promete. Eso sí, merece la pena. Cuando se gira la llave de contacto, un sonido potente anticipa lo que vamos a encontrar cuando pisemos el acelerador: un gran nivel de prestaciones, rapidez a la hora de subir de vueltas y una “patada" (no tan intensa como podría esperarse en un principio) cuando el turbo comienza a “soplar". Para asegurarse de que todo marcha bajo este guión preestablecido, en Subaru han modificado ligeramente el propulsor de 4 cilindros bóxer y lo han dotado de válvulas de admisión huecas para reducir inercias, válvulas de escape refrigeradas por sodio en el interior y colectores más resistentes al calor. El resultado es una mecánica capaz de hacer que los 1.390 kilos del Impreza (1.440 en orden de marcha, según las mediciones de nuestro Centro Técnico) pasen de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos.Los datos son llamativos, aunque pronto serán olvidados: basta con acomodarse en los asientos (tipo “baquet") y lanzarse a la autopista para que las sensaciones aparten las cifras a un lado. Lo primero en lo que repararemos será en la respuesta al acelerador –basta con insinuar un roce para que comience a entregar potencia- y, especialmente, la capacidad de recuperación que posee este Subaru: aunque lo dejemos caer de vueltas, volverá al ritmo anterior con razonable rapidez (gracias al siempre eficaz turbo), dando al conductor la impresión de que, pese a ir en quinta, puede subir una marcha más. Sin embargo, “sólo" hay cinco; eso sí, con unos desarrollos bien escogidos y sin saltos bruscos entre las relaciones, lo que permite ir pasando de una a otra y, una vez instalados en la última –con la que podremos alcanzar una velocidad media bastante alta-, mantenerla durante la mayor parte del recorrido, gracias a la elasticidad del motor.
Subaru Impreza 2.0 WRX Sports Wagon
Digno heredero de los Subaru que compiten en el Mundial de Rallies, el nuevo Impreza ha llegado a los concesionarios para ofrecer a los posibles compradores su imagen renovada, su aumento de potencia (ahora cuenta con 225 CV) y su buen comportamiento en cualquier trazado. Incluso la versión familiar, la Sports Wagon, demuestra desde el primer momento cuáles son sus genes y afronta sin empacho los tramos más estrechos y sinuosos.
