Opel Astra 2.0 DTI 16V

A pesar de haber incorporado la inyección directa en la gama Astra, a Opel le faltaba un propulsor capaz de competir en esta categoría de modelos, con un rendimiento equivalente al de sus rivales más directos. Con los 100 CV de la nueva mecánica la firma alemana actualiza su oferta.

Opel Astra 2.0 DTI 16V
Opel Astra 2.0 DTI 16V

Como el resto de sus rivales, el aspecto más destacado del nuevo Astra DTI es el de consumos, con unas cifras que, a pesar de habernos acostumbrado a manejar, no dejan de sorprendernos. Menos de 5 litros en carretera a cruceros legales y poco más de cinco litros y medio en autopista a 120 km/h sitúan al Astra entre los mejores de esta categoría en este apartado, que es, sin duda, de los más valorados por el usuario En cuanto a comportamiento, esta nueva versión presenta unas cualidades francamente mejoradas respecto al modelo predecesor. La relación muelle/amortiguador está más equilibrada y aunque la utilización de muelles bicónicos dejan un recorrido de suspensión inicial algo «suelto», ahora el aplomo es mucho mayor. Los apoyos son más francos y digiere mejor las ondulaciones del firme en curva que, en otras versiones precedentes, le descomponían la figura. La generosa distancia entre ejes también contribuye a que dispongamos de una excelente estabilidad lineal y en curva rápida. Por otro lado, la ausencia de estabilizadora posterior anula prácticamente por completo cualquier reacción parásita del eje trasero. A pesar de ello, el tren delantero se inscribe con mucha mayor precisión que anteriores Astra en las curvas y el subviraje, aunque siempre presente, se manifiesta de forma mucho menos machacona. Mención especial merece el apartado de frenos, que no sólo han presentado unas excelentes distancias de detención, sino que su resistencia al calentamiento ha resultado sobresaliente. Absolutamente infatigables y bajo unas condiciones durísimas, son capaces de mantener un buen tacto de pedal y no perder apenas eficacia, incluso cuando la temperatura ha superado con creces los límites de lo razonable. Todo ello hace que, a pesar de su enfoque funcional, el nuevo Astra DTI admita un tipo de conducción marcadamente deportiva sin rechistar. El único «pero» que se le puede poner es que, en estas condiciones, la falta de carácter que muestra el motor a bajo régimen, nos obliga a hacer uso del cambio con más frecuencia que en otros motores sobrealimentados. Con todo, el resultado final del conjunto se nos antoja muy satisfactorio. Se ha mejorado el equipamiento, se aprecia un mejor equilibrio de suspensiones y la cifra de potencia está más acorde con lo que se lleva en la categoría. Tan sólo queda por averiguar si al desarrollar esta nueva versión se ha trabajado para reducir el consumo de aceite que este propulsor tiene desde su nacimiento y que es el único inconveniente que hasta la fecha hemos podido constatar desde el punto de vista mecánico.