Citroën Xsara 2.0 HDI / Ford Focus 1.8 TDCi

El nuevo Focus TDCi con 100 CV de potencia cuenta con un precio mucho más ajustado que el de 115 CV. Sin embargo, la referencia sigue siendo el Citroën Xsara que, con sus 110 CV, resulta todavía más barato que el recién llegado.

Citroën Xsara 2.0 HDI / Ford Focus 1.8 TDCi
Citroën Xsara 2.0 HDI / Ford Focus 1.8 TDCi

La evolución de la oferta de motores turbodiésel de Ford en el Focus ha sido bastante lógica, aunque no muy rápida. En principio sólo se contaba con el 90 CV —que todavía está disponible— y, más tarde se dio el salto al 115 CV. La evolución de los motores turbodiésel en materia de cifras de potencia ha sido asombrosa en los últimos tiempos. De hecho, el contar con menos de 90 CV en un motor de este tipo de tecnología está poco menos que reservado para flotas o para aquellos que sólo precisan el coche para moverse por ciudad. Ford ha aprovechado las posibilidades de su motor TDCi y ahora pone en el mercado una nueva variante de su 1.8 de inyección directa con conducto común, pero con 100 CV de potencia. Las diferencias entre esta mecánica y la de 115 CV son poco menos que de matices, ya que sólo se modifica la electrónica para bajar la potencia. La presencia de esta nueva variante hace pensar que, a buen seguro, la marca está dando el primer paso para dar el relevo a su variante con bomba clásica de 90 CV y, además, conseguir equilibrar más la forma de competir con sus rivales más directos. Citroën es, precisamente, uno de ellos ya que su Xsara, a pesar de su veteranía en el mercado y con un sucesor —el C4— que no estará disponible hasta finales del próximo año o el siguiente, sigue estando en la cúspide de los modelos más vendidos de su categoría. Y una de las razones principales que le hacen estar en esa cima de la lista de ventas es que ofrece un buen producto con un precio ajustado, aunque eso sí, con matices. Hace mucho tiempo que Citroën decidió que todos sus coches se venderían con oferta. O al menos esa es la sensación que deja el hecho de que mes tras mes, y aprovechando cualquier situación, se publicite una rebaja considerable en la compra de sus modelos, incluso de los de reciente lanzamiento. Por ello, aunque el precio "oficial" de tarifa del Xsara HDi 110 CV es de 20.360 Euros, lo cierto es que en ningún concesionario de la marca se maneja esta cifra para aquellos que estén interesados en el coche. En Ford han hecho justamente lo contrario: han puesto un precio fijo, bastante ajustado, y es el que todos sus concesionarios —o casi, porque siempre hay casos para el descuento— manejan para atraer a los posibles clientes y, de paso, todo hay que decirlo, no volverlos locos con tantos números, restas y operaciones matemáticas para llegar a un precio que, de antemano, ya podría estar establecido. Cuestión de marketing, como siempre.

Una de las cosas que más destacan en la gama Focus es la armonía que existe entre todos los apartados que conforman el vehículo, algo que, en el caso de esta variante, nos atrevemos a decir que le confiere el título de modelo más equilibrado de todos cuantos conforman su gama. El tacto de todos sus mandos, la suavidad y precisión de su dirección, el confort de sus suspensiones y el destacable rendimiento de su mecánica hacen que sus ocupantes viajen con verdadero placer. Con el Xsara no se tienen las mismas sensaciones que con su rival. El paso de los años se deja notar en muchos aspectos de su utilización: el tacto de la palanca de cambios, el embrague y el acelerador son duros y menos agradables de usar, el satélite del mando remoto de la radio tiene algunas zonas que resultan casi cortantes —aunque esto no es aplicable sólo a Citroën, Peugeot utiliza el mismo— y los distintos mandos andan un tanto desperdigados por el salpicadero, sobre todo los de los elevalunas.

Pero todas estas cuestiones no dejan de ser matices —de nuevo— a los que unos darán mucha importancia y que pasarán por alto otros muchos. Lo que no pasa desapercibido en ningún caso es que el Xsara ofrece por el mismo precio que su rival unas mejores prestaciones y un equipamiento algo superior, lo que puede ser determinante a la hora de decidirse por uno u otro modelo. Porque la mecánica de inyección directa con conducto común de Citroën no tiene mucho que envidiar a la de su rival; el motor tiene un buen margen de utilización, no presenta apenas puntos de inflexión en la entrega de potencia y, además, resulta todo un cicatero con el combustible a pesar de su superior cilindrada.

El motor TDCI del Focus tampoco se queda atrás en cuanto a calidad de funcionamiento, sube desde bajas vueltas con rapidez, y responde a la perfección cuando se le apura aunque, eso sí, tiene unas 500 rpm menos de margen de utilización que el del Xsara. Además, el consumo de combustible es mayor en todas las mediciones, con unas diferencias que, sin llegar a ser en ningún caso escandalosas, si se hacen muchos kilómetros al año pueden llegar a resultar un importante punto a favor del Xsara. Y eso que el Focus cuenta con unos desarrollos finales más largos que los de su rival, lo que debería favorecer el consumo de combustible. En cuanto a calidad de la pisada en carretera las cosas dan un giro total. El Focus tiene uno de los más equilibrados conjuntos bastidor/suspensiones de su segmento, con lo que las carreteras con muchas curvas no sólo no representan un problema sino que se vuelven lugares con los que disfrutar de la conducción con seguridad y confort. La precisión con que el Focus obedece las órdenes del volante es destacable, la calidad con que la suspensión absorbe las irregularidades del terreno es de primer orden y el conductor "siente" en todo momento lo que sucede entre las ruedas y el suelo gracias a la información precisa que le da la dirección. Sólo hay un punto que desentona en esta idílica conjunción: el Focus TDCI 100 CV no tiene, ni siquiera como parte de su equipamiento opcional, control de estabilidad, una situación que, por mucho que nos quieran explicar, no entendemos en un coche moderno como es éste.

El Xsara mantiene inalteradas sus cualidades dinámicas; el eje trasero con efecto direccional sigue estando presente de forma demasiado acusada para nuestro gusto en un coche de planteamiento y filosofía más bien familiar y a la vez resulta algo más subvirador que el Focus. Sin embargo, el Xsara por 451 euros permite incluir el control de estabilidad, lo que soluciona en buena parte los problemas que pueda plantear su singular eje trasero.

Citroën ofrece un modelo al que sólo se puede achacar en su contra el paso del tiempo ya que esta versión cuenta con unos pros —prestaciones y consumos— más que destacables sin olvidar su precio y equipamiento de serie. Ford, por su parte, consigue un equilibrio notable en esta versión del Focus al que sólo la limitación de no ofrecer ESP se puede poner en su contra. La evolución de la oferta de motores turbodiésel de Ford en el Focus ha sido bastante lógica, aunque no muy rápida. En principio sólo se contaba con el 90 CV —que todavía está disponible— y, más tarde se dio el salto al 115 CV. La evolución de los motores turbodiésel en materia de cifras de potencia ha sido asombrosa en los últimos tiempos. De hecho, el contar con menos de 90 CV en un motor de este tipo de tecnología está poco menos que reservado para flotas o para aquellos que sólo precisan el coche para moverse por ciudad. Ford ha aprovechado las posibilidades de su motor TDCi y ahora pone en el mercado una nueva variante de su 1.8 de inyección directa con conducto común, pero con 100 CV de potencia. Las diferencias entre esta mecánica y la de 115 CV son poco menos que de matices, ya que sólo se modifica la electrónica para bajar la potencia. La presencia de esta nueva variante hace pensar que, a buen seguro, la marca está dando el primer paso para dar el relevo a su variante con bomba clásica de 90 CV y, además, conseguir equilibrar más la forma de competir con sus rivales más directos. Citroën es, precisamente, uno de ellos ya que su Xsara, a pesar de su veteranía en el mercado y con un sucesor —el C4— que no estará disponible hasta finales del próximo año o el siguiente, sigue estando en la cúspide de los modelos más vendidos de su categoría. Y una de las razones principales que le hacen estar en esa cima de la lista de ventas es que ofrece un buen producto con un precio ajustado, aunque eso sí, con matices. Hace mucho tiempo que Citroën decidió que todos sus coches se venderían con oferta. O al menos esa es la sensación que deja el hecho de que mes tras mes, y aprovechando cualquier situación, se publicite una rebaja considerable en la compra de sus modelos, incluso de los de reciente lanzamiento. Por ello, aunque el precio "oficial" de tarifa del Xsara HDi 110 CV es de 20.360 Euros, lo cierto es que en ningún concesionario de la marca se maneja esta cifra para aquellos que estén interesados en el coche. En Ford han hecho justamente lo contrario: han puesto un precio fijo, bastante ajustado, y es el que todos sus concesionarios —o casi, porque siempre hay casos para el descuento— manejan para atraer a los posibles clientes y, de paso, todo hay que decirlo, no volverlos locos con tantos números, restas y operaciones matemáticas para llegar a un precio que, de antemano, ya podría estar establecido. Cuestión de marketing, como siempre.

Una de las cosas que más destacan en la gama Focus es la armonía que existe entre todos los apartados que conforman el vehículo, algo que, en el caso de esta variante, nos atrevemos a decir que le confiere el título de modelo más equilibrado de todos cuantos conforman su gama. El tacto de todos sus mandos, la suavidad y precisión de su dirección, el confort de sus suspensiones y el destacable rendimiento de su mecánica hacen que sus ocupantes viajen con verdadero placer. Con el Xsara no se tienen las mismas sensaciones que con su rival. El paso de los años se deja notar en muchos aspectos de su utilización: el tacto de la palanca de cambios, el embrague y el acelerador son duros y menos agradables de usar, el satélite del mando remoto de la radio tiene algunas zonas que resultan casi cortantes —aunque esto no es aplicable sólo a Citroën, Peugeot utiliza el mismo— y los distintos mandos andan un tanto desperdigados por el salpicadero, sobre todo los de los elevalunas.

Pero todas estas cuestiones no dejan de ser matices —de nuevo— a los que unos darán mucha importancia y que pasarán por alto otros muchos. Lo que no pasa desapercibido en ningún caso es que el Xsara ofrece por el mismo precio que su rival unas mejores prestaciones y un equipamiento algo superior, lo que puede ser determinante a la hora de decidirse por uno u otro modelo. Porque la mecánica de inyección directa con conducto común de Citroën no tiene mucho que envidiar a la de su rival; el motor tiene un buen margen de utilización, no presenta apenas puntos de inflexión en la entrega de potencia y, además, resulta todo un cicatero con el combustible a pesar de su superior cilindrada.

El motor TDCI del Focus tampoco se queda atrás en cuanto a calidad de funcionamiento, sube desde bajas vueltas con rapidez, y responde a la perfección cuando se le apura aunque, eso sí, tiene unas 500 rpm menos de margen de utilización que el del Xsara. Además, el consumo de combustible es mayor en todas las mediciones, con unas diferencias que, sin llegar a ser en ningún caso escandalosas, si se hacen muchos kilómetros al año pueden llegar a resultar un importante punto a favor del Xsara. Y eso que el Focus cuenta con unos desarrollos finales más largos que los de su rival, lo que debería favorecer el consumo de combustible. En cuanto a calidad de la pisada en carretera las cosas dan un giro total. El Focus tiene uno de los más equilibrados conjuntos bastidor/suspensiones de su segmento, con lo que las carreteras con muchas curvas no sólo no representan un problema sino que se vuelven lugares con los que disfrutar de la conducción con seguridad y confort. La precisión con que el Focus obedece las órdenes del volante es destacable, la calidad con que la suspensión absorbe las irregularidades del terreno es de primer orden y el conductor "siente" en todo momento lo que sucede entre las ruedas y el suelo gracias a la información precisa que le da la dirección. Sólo hay un punto que desentona en esta idílica conjunción: el Focus TDCI 100 CV no tiene, ni siquiera como parte de su equipamiento opcional, control de estabilidad, una situación que, por mucho que nos quieran explicar, no entendemos en un coche moderno como es éste.

El Xsara mantiene inalteradas sus cualidades dinámicas; el eje trasero con efecto direccional sigue estando presente de forma demasiado acusada para nuestro gusto en un coche de planteamiento y filosofía más bien familiar y a la vez resulta algo más subvirador que el Focus. Sin embargo, el Xsara por 451 euros permite incluir el control de estabilidad, lo que soluciona en buena parte los problemas que pueda plantear su singular eje trasero.

Citroën ofrece un modelo al que sólo se puede achacar en su contra el paso del tiempo ya que esta versión cuenta con unos pros —prestaciones y consumos— más que destacables sin olvidar su precio y equipamiento de serie. Ford, por su parte, consigue un equilibrio notable en esta versión del Focus al que sólo la limitación de no ofrecer ESP se puede poner en su contra.