Nissan X-Trail 2.0i 16v Elegance

A los mandos del X-Trail uno siente que, con un poco más de empeño por parte de Nissan, este coche hubiera sido una maravilla del cuatro por cuatro. Sin embargo, su refinado concepto de SUV compatible con las grandes rutas por carretera lastra decisivamente su comportamiento campero. Eso sí, sobre el asfalto, está entre los mejores. Lástima que le falte el músculo para el duro trabajo del monte. Son servidumbres de la nobleza y la buena educación.

Nissan X-Trail 2.0i 16v Elegance
Nissan X-Trail 2.0i 16v Elegance

De puertas adentro, el aspecto ya no es tan conservador en cuanto al diseño. Un acabado muy bueno, asientos muy cómodos y una instrumentación de lectura fácil configuran un habitáculo bastante atractivo al que es muy fácil entrar gracias a unas puertas de gran tamaño.

Los relojes van situados en el centro del salpicadero, pero inclinados levemente hacia el conductor. A simple vista, esta posición desagrada un poco. Sin embargo, al conducir uno se da cuenta de que esa ubicación facilita mucho la consulta de los indicadores, pues los ojos no se enredan en los radios del volante.

Por lo demás, el nivel de equipamiento es alto. El coche lleva climatizador, airbags delanteros y laterales, dos termos para mantener bebidas a temperatura estable, techo solar… De serie está casi de todo y, además, el espacio es más que sobrado. Las plazas delanteras son muy confortables y en las traseras sobra sitio por todas partes. El maletero, con 455 litros de capacidad, resulta más que suficiente para las necesidades de un viaje para cinco personas.

El X-Trail reúne muchas virtudes para ser el coche idóneo de aquellas personas que quieran un vehículo capaz de ir al campo de vez en cuando. Sin exigirle mucho entre piedras y barros, se tiene un SUV aceptable, al tiempo que, en carretera, se comporta tan bien como un turismo, sólo que con más espacio habitable. Un aristócrata de campo que no gusta de ensuciarse en el barro.