Volvo V70 XC AWD Cross Country

Su carrocería es de familiar, pero, como su propia imagen sugiere, no es un automóvil convencional, porque lleva tracción total y cuenta con una altura mayor al suelo. Tampoco es un todo terreno, pero permite superar muchos obstáculos fuera del asfalto como si lo fuera. Es el Volvo XC, una combinación excelente para moverse con suma facilidad y confort tanto por carretera como apartado de ella.

Volvo V70 XC AWD Cross Country
Volvo V70 XC AWD Cross Country

El funcionamiento de este motor resulta muy suave y agradable desde prácticamente el ralentí. Y es que la presencia del turbocompresor de bajo soplado apenas se deja notar en la entrega de la potencia, que se realiza de una forma bastante rápida, progresiva y sin empujones abruptos. Las relaciones del cambio cuentan con un buen escalonamiento y no existe un gran salto entre marchas, aunque los desarrollos finales son más bien largos, sobre todo en la última marcha. El accionamiento de la palanca de cambios sigue sin ser rápido y, además, queda un tanto ensombrecido por su tacto poco firme y la posición elevada del reposabrazos delantero, que obliga a levantar el codo para no golpearnos con él cuando se introducen las marchas pares. No, este aditamento, con su ornamental asa metálica para el pasajero, no está muy logrado, pues también dificulta manejar la ruleta de reglaje lumbar.

Las prestaciones dan buena cuenta del buen rendimiento de esta mecánica. Si comparadas con el anterior XC la nueva generación pierde en todas las mediciones, las diferencias no son exageradas y sí lo es la reducción de combustible. Lo cierto es que en carretera los adelantamientos se realizan con rapidez incluso desde bajas revoluciones, y se mantiene la velocidad sin tener que bajar de marcha para ello.

Aparte de las diferencias estéticas, el nuevo XC ofrece el plus, frente a las berlinas de la marca, de una carrocería sobreelevada -la altura al suelo es de 200 mm oficialmente frente a los 235 mm de un Mitsubishi Montero- y una tracción total con bloqueo automático del tren trasero a baja velocidad, con lo que se garantiza un buen comportamiento y confort cuando abandonamos el asfalto. Y, precisamente, en esta situación es cuando más se valora el hecho de tener un vehículo de estas características. Circular por los caminos forestales es "coser y cantar", pero lo más sorprendente es cuando nos aventuramos a pasar por zonas más rotas, en las que el XC demuestra todo su potencial, y se empiezan a notar los beneficios de su gran altura -que se mantiene constante aunque vayamos cargados gracias a la inclusión de la opción denominada Nivomat-tracción total y, no hay que olvidarse, la presencia de los neumáticos mixtos. Evidentemente no es un todo terreno, y no admite pasar por zonas especialmente abruptas, donde se necesitan marchas más cortas, pero resulta más que suficiente para llegar a sitios donde pocos automóviles convencionales llegarían. El sistema de tracción a las cuatro ruedas distribuye la potencia dependiendo del estado del firme. En condiciones normales, el 95 por ciento del par motor se transmite al eje delantero; si se detecta un patinamiento del eje delantero, se traspasa, mediante un diferencial central de tipo viscoso, el par necesario al eje trasero, llegándose, si así lo requiere el momento, a recibir toda la potencia en la parte trasera. Con el fin de garantizar la tracción, el TRACS -que funciona hasta 40 km/h- se encarga de frenar la rueda o ruedas que patinan, transmitiendo la fuerza a las ruedas que sí tienen adherencia. Y todo ello de forma completamente automática, con lo que el conductor únicamente se tiene que preocupar del volante y del acelerador, el coche pone el resto para salir de las situaciones complicadas. En carretera, el Volvo XC cuenta con una actitud en curva más subviradora que un V70 convencional -achacable en parte a la presencia de la tracción total y a las más de 1,7 toneladas de peso- que le resta agilidad en zonas muy viradas ya que el coche tiende a abrir mucho la trayectoria, y obliga a girar más el volante de lo que inicialmente habíamos previsto; además, su mayor altura al suelo y las suspensiones más blandas hacen que la carrocería incline más de lo habitual, circunstancia a la que hay que acostumbrarse, pero ofrece en todo momento una gran nobleza de reacciones y una seguridad muy elevada. Los neumáticos, con bastante vocación campera, cambian la adherencia muy elevada por una progresividad de reacciones notables. Y como en otras berlinas asimiladas hacia el todo terreno, a alta velocidad en línea recta la dirección vagabundea más de lo que las berlinas rápidas acostumbran.

La vocación lúdica y el planteamiento de coche de ocio del Volvo XC se refleja claramente en su interior y en las diferentes opciones que se ofrecen, como la barra mencionada entre los asientos delanteros. Al igual que sucede con todos los modelos de la gama V70, el respaldo del asiento del acompañante se pliega hacia delante con lo que se pueden llevar objetos verdaderamente largos. En las plazas traseras se puede optar por una configuración de partición del respaldo 60/40 ó 40/20/40, esta última, inédita hasta ahora en los modelos de serie, y en el hueco central se pueden instalar desde neveras hasta prácticos receptáculos para llevar cosas. La separación con el poco profundo maletero cuenta con una rejilla rígida que, cuando no se necesita, se pliega hacia el techo del coche, dejando el espacio libre para poder transportar una carga voluminosa con el asiento trasero plegado.

El Volvo V70 XC ofrece las ventajas de una berlina convencional con el añadido de poder circular fuera del asfalto sin ningún problema. Otra cosa distinta es si su propietario estará dispuesto, después de gastarse los más de 7 millones de pesetas que cuesta, a abandonar el asfalto y aventurarse por zonas intrincadas.