Prueba: Mercedes CLA 250 7G-DCT

Hacer referencia a una berlina en la casa de la estrella es hablar de refinamiento y absoluto confort, pero aunque aparente serlo por su diseño, el CLA no es exactamente eso. ¿Qué significa entonces CLA? Yo lo tengo claro: un producto muy específico que sólo te cautivará sí, y sólo sí, te gusta conducir en primera persona.

Raúl Roncero. Twitter: @Rron0_autopista. Fotos: Mikael Helsing

Prueba: Mercedes CLA 250 7G-DCT
Prueba: Mercedes CLA 250 7G-DCT

Hay una cosa de la que estoy convencido: cuando señales al CLA te referirás a él como una berlina. En mi opinión, craso error, aunque sólo sea en parte, porque una berlina en Mercedes no es sólo cuerpo y proporciones, también atañe a otra serie de mensajes que el CLA no está dispuesto a darte. También estoy seguro que no hace falta que te cuente que sus mimbres son los del compacto Clase A, con idéntica implantación mecánica, separa­ción de ruedas y anchura de vías, así que aquí no tienes ni motores longitudinales ni verás un diferencial trasero en el eje posterior salvo en las versiones más potentes —este mismo motor de gasolina que estamos probando y la versión AMG de 360 CV—, dándole al CLA un enfoque todavía más deportivo del que ya de por sí tiene.

 

Mercedes CLA 250Así que, no me llames C, por favor. De momento, Clase C —pronto saldrá una nueva generación mucho mayor— y CLA están, aparentemente, demasiado cerca uno del otro: la berlina media es apenas 3 centímetros ma­yor y a semejanza mecánica te puedes encontrar con un diferencial económico de 1.000 euros a favor del CLA, o de alrededor de 3.000 si lo comparas con la carrocería Coupé del C. Particularmente, creo que el Clase C tiene unas virtudes que no vas a encontrar jamás en el CLA lo configures como lo configures, y en par­te creo que encontrarás mayor o menor encanto en el nuevo sedán derivado del compacto según tengas o no conocimiento directo del resto de berlinas de la marca. Según tu caso te vas a encontrar un producto capaz de enamorarte o justo todo lo contrario.

 

La mayor diferencia entre ambos productos la encuentro en refinamientos, fundamentalmente en calidad de rodadura y confort. El Clase C, incluso con los ajustes más cerrados de amortiguación  que llevan los C Coupé, están en otra galaxia en este sentido. O si quieres te lo digo de otra manera más sencilla de asimilar: el CLA sólo es razonablemente cómodo sobre buen falto, sin suspensiones deportivas opcionales —bastante bien servidas van las de serie— o bajo un estilo de conducción que más adelante analizaremos.

 

Nada menos que 15 y 10 mm rebajan las opcionales suspensiones del paquete AMG —montadas en nuestra unidad de pruebas— el tren delantero y trasero, respectivamente, además de imponer elementos específicos entre rueda y chasis, conjunto que combinado con las ruedas de 18 pulgadas llega a resultar "crítico" en el día a día por la se- quedad que manifiesta. Y matizo en ese uso de CLA turismo y no como CLA deportivo —quédate con este detalles— que llega a ser con esta motorización de también gran carácter, porque es en los desplazamientos a baja velocidad, en el paso por juntas de dilatación, reductores, etc, donde este CLA marca con descaro su personalidad.

 

De cintura para abajo
Mercedes CLA
Es cierto que basta abandonar la ciudad y subir un poco el ritmo para sentir a un gran rodador, con aplomo y tacto de coche mayor de lo que es, aunque siempre nos acompañe de fondo un perceptible ruido de rodadura, pero su puesta a punto parece estar especialmente concebida y afinada para quienes guste conducir teniendo un relación muy directa con su máquina. Decía mi compañero Lorenzo que el Clase A tiene una capacidad sobrenatural de transformarte y rejuvenecer mente y espíritu, y razón no le falta porque lo he llegado a experimentar en mis propias carnes. Conectas realmente con él sí y sólo si vas "a por todas" a explorar sus límites, y es entonces cuando este coche demuestra ser ese un producto de rotunda ingeniería, especialmente en diseño y ajustes de trenes rodante y conducción. Bajo esa exigente tortura, cuando la efectividad adquie­re todo el protagonismo en la conducción, el CLA, y prometo no saber por qué ocurre, empie­za a desprendense de asperezas y sequedades y sus suspensiones empiezan a resultar sublimes en forma y fondo en relación al ritmo y exigencia al en ese momento estamos sometiendo al CLA. Misteriosos. Creo que lo has cogido, pero si no te resumo: a efectos de amortiguación y calidad de rodadura, el Mercedes CLA 250 es un comodísimo deportivo y un casi insufrible coche para todos los días.

 

Noble pero ágil
Algo más retenido en compresión que en ex­tensión, el CLA gira plano garantizado una sensación de seguridad a prueba de bombas, más cuando con su tamaño se encuentra como pez en el agua tam­bién entre curvas. No sé lo que puede afec­tar la inercia del voladi­zo trasero en la dinámica del coche —en vacío he­mos verificado 38 kilos de diferencia sobre el tren tra­sero entre un A y CLA con idéntica mecánica—, pero recuerdo al compacto me­nos participativo que a su derivado tres volúmenes, lo cual añade cierta agili­dad de reacciones a un co­che que diriges prácticamente con un cuarto de giro "de muñeca". Impecable su dirección para­métrica y tren delantero en general, casi sin lí­mites de agarre cuando toca cerrar trayectoria, con excelente motricidad y un muy buen efec­to autoblocante vinculado al ESP que permite abrir gas muy pronto sin requerir una exigente modulación de pedal. Y eso que su moderno dos litros sobreali­mentado transmite una importante caballe­ría sólo a ese tren delantero. Impecable rendimiento en su faceta ahorradora, tacto y exquisito el funcionamiento en la otra, en ambos casos en estrecha colaboración con el cambio de doble embrague y siete marchas con relaciones, eso sí, algo abiertas.

 

Coupé, coupé
Mercedes CLA 250
Buena calidad de acabados aderezada con fresco diseño —creo que esto último ayuda a percibir mejores materiales de los que realmente tiene—, equipamiento digno a coche caro, asientos que te envuelven perfectamente, pedales y reglajes ideales, consola central despejada al ubicar la palanca del cambio automático en la dirección... Pero miras hacia atrás y ves a "tu gente" demasiado cerca de ti. Se queda muy justo bajo el uso familiar que se presupone a una berlina, pero en realidad, salvo la altura —ni lo intentes si mides más de 180 cm— no es un mal coupé si consideras como tal, con la ventaja de sus dos accesos laterales y más que digno volumen de maletero. Carrocería por tanto con doble personalidad, pero que no te quede duda que, de espíritu, el CLA sólo apunta en una dirección: deportividad.

 

En pocas palabras

ACELERACIÓN
Rapidísima subida de vueltas casi sin interrupción mecánica, fruto del buen trabajo del cambio doble embrague 7G-DCT.

CAMBIO
Te da confort mecánico, control, rapidez y relaciones algo largas que benefician el consumo y no penalizan demasiado la capacidad de empuje. Perfecto.

FRENADA
Grandes discos para hacer buena, y sólo buena, la capacidad de deceleración, no la distancia de parada. A tacto y resistencia, exquisitos.

CONSUMOS
Evidente la aportación aerodinámica, la mejor entre coches de producción, pero como turbo pueden ser muy altos. 

ADELANTAMIENTO
Potencia y elasticidad van de la mano. El CLA 250 es muy, muy ágil de reflejos. 

HABITABILIDAD
No te desvelo nada nuevo si te digo que el CLA no es amplio como berlina, pero sí un digno coupé. 

POTENCIA Y PAR
Buen turbo, empuja como tal cuando hundes el acelerador, pero te mueve como gran atmosférico cuando lo acaricias con dulzura. 

SONORIDAD
Perceptible ruido de rodadura, pero se nota la calidad con la que el CLA "corta" el viento fruto de su buena aerodinámica. 

MALETERO
No busca el CLA el enfoque familiar de otros sedanes derivados de compactos pero logra escarbar el mismo maletero que, por ejemplo, Opel en su gigante Insignia.