Ni los años más negativos de una crisis económica que ha masacrado las ventas de automóviles, han podido con el éxito de un tipo de automóvil, al que acompaña a su flexible funcionalidad, una imagen de alto poder social y exclusividad. Los SUV han seguido creciendo en número, se han involucrado más marcas y prácticamente ya hay un tipo de SUV para según qué necesidades y posibilidades. Para muchos de nosotros, se han convertido en el formato del automóvil convencional, destinados como coche familiar (y ya se consolidan los modelos urbanos) y antes tomando el relevo de las berlinas de representación.
Ahí ha estado desde hace años Lexus con su galáctico RX, competidor de todos esos bien conocidos BMW X5 y Mercedes ML, un modelo que reúne todo el lujo, sofisticación y calidad que representa la marca. Y ahora baja un peldaño con este nuevo NX, un modelo 14 centímetros más pequeño (mide 4,63 metros, como un Audi Q5), pero no mucho menos sofisticado y lujoso que aquel.
Llegará más adelante un NX con motor convencional 2.0 Turbo de gasolina de 238 CV, nunca un Diesel que, seguramente por cómo responde el mercado, los popularizaría, pero desde ya disponemos de esta versión híbrida 300h. Este tipo de mecánicas las hemos relacionado prácticamente como estándar exclusivo de todo Lexus, sin réplicas o muy poco convincentes por parte de una competencia que, ahora, presionados por medidas medioambientales cada vez más restrictivas, sí parece que en la evolución del híbrido normal hacia el plug-in (considerable autonomía y movilidad eléctrica), amenace el cómodo estatus de Lexus en esta materia.
Mientras tanto, el nuevo NX mantiene una planta híbrida "convencional", compuesta por un motor 2.5 de gasolina de 155 CV y uno o dos eléctricos, según el tipo de tracción que queramos, porque también el NX será un SUV 4x2 (desde unos competitivos 38.300 euros).
Un poco teoría
Los dos motores eléctricos aparecen siempre en este deportivo acabado F Sport. Uno de ellos (143 CV) está adosado al motor térmico y juntos o alternándose, asumen el mayor tiempo de la impulsión del NX en la conducción habitual, para deleite del conductor y acompañantes, con una altísima calidad de funcionamiento y agrado de conducción, incomparable al estándar mecánico Diesel o gasolina de cualquier rival. Como ya ideó hace años Lexus en el RX, el segundo motor (68 CV) va colocado en el eje trasero y de esta manera emula una tracción integral. Esto solo sucede en las arrancadas, en los primeros instantes, de pasar de parado a ponerse en movimiento (mayor tracción y reduce el esfuerzo del motor térmico en esa crítica transición, reduciendo mucho el consumo de gasolina en ciudad), para inmediatamente después, desconectarse.
También entra en funcionamiento cuando aceleramos a fondo (mayor tracción) y cuando el sistema detecta pérdida de motricidad en el eje delantero (lluvia, tierra, curva, etc). Los propios motores eléctricos hacen las veces de generadores (en frenadas y deceleraciones principalmente) para recargar la batería de níquel-metal hidruro del sistema híbrido. Por sí misma, la batería es capaz de alimentar a los motores eléctricos a baja velocidad y proporcionar al NX autonomía eléctrica hasta 1,5 kilómetros, fácilmente hasta 60 km/h, para callejear y avanzar en los atascos bajo la magia que supone la propulsión eléctrica. No te asustes por tanta teoría, porque el NX hace todo tipo de combinaciones de sus motores sin que el conductor tenga que intervenir en nada más que no sea acelerar y frenar.
En la práctica
El Lexus NX inicia el avance con una suavidad mecánica idílica cuando solo se mueve con electricidad y no es menos agradable cuando sin apenas percibirlo entra en funcionamiento su suave mecánica de gasolina. Es un gran argumento ese empuje inicial tan lineal y filtrado, sin apenas ruidos mecánicos y nulas vibraciones; sus no pocos metros recorridos en eléctrico en ciudad en función a tu compromiso con el acelerador y su sorprendente eficiencia energética. Y es ahí donde los SUV parecen estar fuera de lugar, donde este NX equilibra la balanza con un agrado de uso incomparable y una economía de consumo como poco al nivel del mejor Diesel.
Pero su sofisticado esquema mecánico marca muchísimo el carácter del NX (como a todos los híbridos de Toyota/Lexus), tanto que, como la frase que he sacado de la web de la marca ("aprender para entender"), te puede convenir mucho aprender su funcionamiento para entenderlo. Su caja de cambios automática es tanto o más singular y aunque seguramente sea vital en la eficiencia energética del NX, responde en fuerte aceleración de forma muy peculiar. El NX se disfruta y se agradece exponencialmente cuanto más suave seas con el acelerador. Los ritmos constantes, que no lentos, dejarnos llevar por el resto del tráfico y ganar velocidad progresivamente, nos lleva a desplazarnos con muchísimo agrado y confort, de nuevo, para anteponer este argumento frente a la conducción de un rival convencional. De hecho, lo percibirás un producto aún más premium por su propio funcionamiento... pero no siempre.
Acelerar medianamente y no por gusto, te lleva a escuchar un revolucionado motor de gasolina al que no le acompaña la velocidad alcanzada y en gran media deteriora lo muchísimo bueno que antes te ha dado. Este "efecto resbalamiento" lo puedes minimizar sabiendo cuánto y cuándo acelerar en la conducción normal, bien por una sensibilidad que terminas por desarrollar o por la información que en su cuadro de relojes dispones; pero un adelantamiento, coronar un repecho, incorporarte en una autopista o el ascenso a un puerto de montaña son momentos que no puedes evitar y cuestionas hasta entonces al soberbio rodador que es el NX.
Su bastidor también define al NX como un SUV especialmente agradable y confortable. Por eso, aunque este acabado F-Sport monte amortiguadores variables con 30 leyes de actuación buscando una mayor precisión de guiado y movimientos, por cómo es todo su conjunto, el NX te agradará siempre por su comodidad general de marcha, no por su deportividad. La cómoda firmeza que puedes obtener con sus amortiguadores lo valorarás en rápidas autopistas, antes que en retorcidos trazados, donde por la respuesta de su cambio/motor, su frenada (tacto y modulación) y agilidad, no te encontrarás a gusto ni natural yendo rápido.
A sus mandos respiras también mucha deportividad, por sus aparentes asientos, puesto de conducción y por su volante con levas. Éstas simulan cambios de marcha, manteniendo al motor de gasolina más activo, reactivo y revolucionado, justo lo que menos agrada en la conducción de este NX. Con 4 modos de conducción (Eco, Normal, Sport y Sport ) mas un eléctrico puro EV, el NX plantea muchas formas de conducirlo, pero su deportividad no la asimilarás. Lexus nos ha convencido especialmente por su confort general y, ahí, sus mecánicas híbridas tienen mucho que decir. Y también en su alta eficiencia, disfrutando de un motor de gasolina.