No es ningún secreto que Hyundai tiene en el punto de mira a las marcas más consolidadas. Hace tiempo que pasó de ser una alternativa “low cost” a ofrecer convincentes productos capaces de rivalizar con los europeos, y el compacto i30, que apunta a la categoría más competitiva de todas, es seguramente la mejor prueba de ello. Eso sí, con la mejora sustancial que ha experimentado en todos los ámbitos, el precio también ha aumentado y ha dejado de ser su principal virtud. De hecho, ahora no queda tan lejos de modelos como el VW Golf, que tradicionalmente ha sido la referencia con la que se han comparado los integrantes de este segmento C de los copmactos. Pero, obviando el aspecto económico, ¿cómo se posiciona en el resto de apartados?
Hyundai i30 y VW Golf: sus motores de gasolina
Con permiso de las deportivas versiones N y N Performance, de 250 y 275 CV, respectivamente, el Hyundai i30 1.4 T-GDi DCT se encuentra en la zona alta de su gama. Cuenta con un prestacional motor de gasolina que aporta mucha suavidad y agrado de uso, unido a un cambio de doble embrague y, en este acabado –el Style-, acompañado de un completo equipamiento de serie. El VW Golf, por su parte, recientemente ha estrenado esta eficiente motorización 1.5 TSI Evo, que sustituye al anterior 1.4 TSI. En su caso, también incorpora cambio de doble embrague -el DSG de 7 velocidades-, revisado respecto al anterior y con un funcionamiento ligeramente diferente. Su motor es incluso más refinado y sedoso que el del Hyundai, también porque está mejor aislado acústicamente —respecto al 1.4 TSI también resulta más silencioso—, además cuenta con algo más de potencia y una mayor capacidad para empujar en la zona alta de cuentavueltas. Adicionalmente, hace uso de un sistema de desconexión de cilindros pensado para lograr un mayor ahorro de combustible si se dan las condiciones apropiadas. Cuando se desactivan dos de sus cilindros el sonido varía ligeramente, pero es un cambio bastante discreto que sólo se nota a muy baja velocidad, generalmente en trayectos urbanos o atascos, que son las situaciones donde más habitualmente actúa el sistema... siempre que seamos cuidadosos con el acelerador.
Es difícil saber hasta qué punto es responsable esta función en las cifras de consumo, que en cualquier caso son muy bajas para tratarse de un motor de gasolina de este nivel de potencia. En carretera es donde más ventaja saca comparado con el Hyundai, un litro de diferencia —5,2 frente a 6,2 l/100 km, respectivamente—, influenciado sin duda por unos desarrollos del cambio un poco más largos, y porque cuenta con función de circulación por inercia, que se activa en caso de conectar el modo “eco”.
CONSUMOS | Hyundai i30 1.4 T-GDi 140 CV DCT Style | VW Golf 1.5 TSi 150 CV DSG Sport |
Consumo en ciudad | 7,3 l/100 km | 7,1 l/100 km |
Consumo en carretera | 6,2 l/100 km | 5,2 l/100 km |
Consumo medio | 6,7 l/100 km | 5,9 l/100 km |
Hyundai i30 vs VW Golf: comportamiento
En cuanto a su conducción, una de las diferencias más significativas viene dada por algunos matices de sus respectivas transmisiones. Aunque está bien resuelto, el cambio del Hyundai es menos predecible, ya que en alguna ocasión el grado de patinamiento del embrague al dosificar la arrancada no es el que esperas, o, al cambiar a una marcha superior cuando estás acelerando a fondo, resulta más lento (tarda en desembragar y, al mismo tiempo, interrumpe el empuje del motor mientras lo hace, quizá en busca de una mayor suavidad, o para conservar el embrague). En general, las leyes de funcionamiento del cambio del Golf parecen estar más evolucionadas, como si de antemano conociera mejor tus intenciones, no sólo evitando ciertos cambios innecesarios, sino también adaptándose a tu estilo de conducción con más de naturalidad. También tiene sus peculiaridades, pero resulta fácil acostumbrarse. Por ejemplo, al iniciar la marcha de forma suave, apenas utiliza la 1ª durante unos pocos instantes, únicamente para romper la inercia inicial, y cambia a 2ª con una rapidez inusitada, en muchas ocasiones a tan sólo 3 km/h. Esta estrategia minimiza la fase que podríamos definir como de arrancada, que suele ser la menos gratificante en un cambio de este tipo debido a la falta de progresividad respecto a una transmisión automática con convertidor de par, en la que sueles tener un mayor control de la aceleración inicial.
PRESTACIONES | Hyundai i30 1.4 T-GDi 140 CV DCT Style | VW Golf 1.5 TSi 150 CV DSG Sport |
Acel. 0-100 km/h | 8,81 s | 8,08 s |
Acel. 0-1000 metros | 30,9 s | 29,2 s |
Sonoridad 100 km/h | 67,9 dBA | 66,8 dBA |
Sonoridad 120 km/h | 71,0 dBA | 69,9 dBA |
Frenada desde 140 km/h | 67,5 m | 71,55 m |
Peso en báscula | 1.375 kg | 1.333 kg |
Una vez en carretera, y cuando el ritmo de marcha es más dinámico, el accionamiento manual/secuencial del cambio —ya sea por medio de las levas del volante o con la propia palanca— permite que te impliques en la conducción, garantizando cambios de marcha muy rápidos y suaves, y con el correspondiente golpe de gas en las reducciones. Sus motores son bastante silenciosos, por lo que su sonido, salvo que giren muy altos de vueltas, queda eclipsado por el ruido de rodadura de los neumáticos. Por este motivo resulta útil el indicador de marcha insertada que hay en el cuadro de instrumentos, si bien en el caso del i30, queda sobrescrito por el indicador de marcha recomendada, que impide ver la velocidad que está insertada en ese momento cada vez que te aconseja subir una o dos marchas.
ESPACIO | Hyundai i30 1.4 T-GDi 140 CV DCT Style | VW Golf 1.5 TSi 150 CV DSG Sport |
Anchura delantera | 142 cm | 142 cm |
Anchura trasera | 138 cm | 135 cm |
Altura delantera | 95/101 cm | 91/98 cm |
Altura trasera | 94 cm | 96 cm |
Espacio para piernas | 69 cm | 75 cm |
Maletero | 390 litros | 380 litros |
Como no podía ser de otra manera, ambos cuentan con varios modos de conducción, que afectan a la dureza de la dirección, respuesta del acelerador y leyes del cambio. En el Golf, en caso de equipar amortiguadores adaptativos —no era el caso de nuestra unidad de pruebas—, su tarado también se ve afectado por el programa seleccionado. La suspensión del Hyundai es más confortable, y no por ello prescinde de un comportamiento brillante gracias a un tren trasero que puede ser bastante direccional en apoyo, aportando al mismo tiempo bastante precisión, aplomo y confianza. Únicamente muy al límite el Golf resulta más consistente y preciso, con movimientos de la carrocería más controlados, que se traducen en una mayor estabilidad a ritmos muy elevados. El nivel es muy alto en los dos, y lo mismo ocurre con unas opciones de equipamiento de lo más sofisticadas, que conviene estudiar con detenimiento, ya que posibilitan configurar dos coches prácticamente a la medida de nuestras necesidades, siempre con un alto contenido tecnológico y de seguridad.
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