En 1956, un piloto de Ferrari ganó por primera vez el Tour de France Automobile: el piloto a tiempo parcial y vividor a tiempo completo, Alfonso de Portago, a los mandos de un 250 GT. Para conmemorar la victoria pionera de Portago, la Berlinetta 250, con una batalla de 2.600 mm, recibió el sobrenombre Tour de France. Volvemos al día de hoy. Y, para ser más exactos, a las zonas rurales de la Emilia-Romagna (Italia). Allí nos encontramos dentro del nuevo Ferrari F12 tdf, uno de los 799 ejemplares de la edición limitada del F12, sucesor tardío del 599 GTO de 2010.
Hace "brum" y, sin apenas pisar el acelerador, el Ferrari F12 tdf vuela cuesta arriba, catapultado hacia la próxima curva. La segunda marcha llega hasta poco antes de la marca de las 9.000 revoluciones, la siguiente parece bastar para llegar al Mar Tirreno. Pisamos brevemente el freno, y es como si el Ferrari F12 tdf se hubiese topado con un muro. Bajamos una marcha, giramos, pisamos un poco el acelerador, atravesamos la curva, volvemos a pisar, ¡adelante!
Ferrari F12 tdf: sus entrañas
780 CV de potencia y algo menos de 1.500 kg de peso, son algunos de los datos técnicos destacados del Ferrari F12 tdf. Si uno lo piensa, se esperaría una máquina brutal que, en las montañas, te haría sentir tan encajonado como a los mandos de un helicóptero en el salón de tu casa. Pero no es así: a pesar de sus enormes prestaciones, de su pulida aerodinámica y de sus brutales frenos, este Ferrari F12 tdf, siempre y cuando se conduzca con suavidad, es un deportivo ejemplar en cuanto a manejo, con unidades de control que reaccionan a los más mínimos movimientos y te responden alto y claro. La dirección reacciona de modo muy inmediato a las órdenes del conductor. ¿Sobreviraje? Ni rastro, sólo en la pista de carreras y si se pone uno muy pesado pisando el acelerador, tiende la parte trasera a desviarse un poco hacia afuera. La palabra mágica de los ingenieros de Ferrari es "passo corto virtuale".
Antes de salir, investigamos un poco las características técnicas. Unos actuadores eléctricos de ZF mueven las ruedas traseras hasta un máximo de 1,5 grados en función del ángulo de dirección, la aceleración transversal, la velocidad y, en colaboración con el bloqueo electrónico de diferencial, el control de tracción y los sensores del ABS, para lograr una mayor agilidad sin detrimento de una estabilidad extrema en las curvas. Nada de eso se nota en carretera, aparte de que el tdf parezca poder tomar las curvas a la velocidad que quiera, tan estable y estoico como si fuera por raíles.
Naturalmente, la dirección a las cuatro ruedas no es la única novedad en el tdf: en Maranello le han dado un repasito al motor, entre otras cosas, con taqués mecánicos sin ajuste de juego hidráulico y tubos de admisión como los que solían llevar los antiguos V10 de Fórmula 1. A eso hay que añadir un sistema de admisión con más capacidad y mariposa de mayor diámetro. El resultado son 780 CV a 8.500 rpm, así como un límite de 8.900 rpm, y 705 Nm de par máximo a 6.250 rpm. En las gráficas de las curvas de potencia y par parecen perfiles de altura de una competición de saltos de esquí. En la vida real, el doce cilindros con el inusual ángulo de 65 grados entre sus bloques no es un niño bueno, pero sí un compañero muy obediente, que responde solícito a cada milímetro de carrera del pedal con una velocidad extrema. Casi parece que, de tener suficiente tacto en el pie, pudiera uno controlar la potencia caballo a caballo. Visto así, las siete marchas de la caja de cambios de doble embrague parecen un lujo innecesario, y que el motor se las apañaría estupendamente con cinco o seis velocidades. Sin embargo, las marchas de la caja de cambios del tdf están algo más próximas entre sí, y los procesos de cambio resultan algo más rápidos.
Casi huelga mencionar que el tdf acelera algo más rápido que el F12 normal: se trata del primer Ferrari con licencia de circulación capaz de alcanzar los 100 km/h en menos de tres segundos, y los 200 km/h en menos de ocho. Y su velocidad máxima se encuentra en torno a los 340 km/h. El Ferrari F12 tdf también está bien armado en el apartado de aerodinámica. Se han optimizado los bajos, y unas paredes aerodinámicas aceleran el viento bajo el coche, lo que, en combinación con los sistemas de conducción laterales y el difusor trasero, aumenta el efecto suelo. En su parte delantera un complejo sistema de canalización con alas delta, divisores de flujo y flaps corta el viento en porciones. Naturalmente, esto en carretera, por rápido que se vaya, no se nota, como tampoco se nota la reducción de peso total, de más de 100 kg.
Ferrari F12 tdf: vueltas rápidas en Fiorano
Por suerte existe Fiorano, la pequeña pista de pruebas en torno a la residencia de Enzo Ferrari, con una pequeña plaza llamada Piazza Michael Schumacher. Según nos informan, el Ferrari F12 tdf sería tres segundos más rápido que su predecesor, 599 GTO, y dos segundos más aún que el F12 de 740 CV en la pista. El piloto de pruebas jefe Raffaele di Simone nos muestra cómo se hace en un par de vueltas introductorias, demostrándonos la estabilidad del “passo corto virtuale” con un par de cambios de carga y una trasera que apenas se sale de la vía. A pesar de todo nos recomienda que dejemos el selector en la posición "Race", pues desconectar todas las ayudas electrónicas no sería aconsejable, a pesar del efecto estabilizador de la dirección trasera. Las cuatro vueltas cortas pasan en un suspiro, pero bastan para afianzar las impresiones del recorrido por carretera: una potencia enorme, pero bien controlable; una dirección precisa, una adherencia enorme y una estabilidad casi imbatible. Y unos frenos que, incluso si te pasas de optimista al elegir el punto de frenado, difícilmente lograrás poner en un aprieto. Y ya que estamos: un acabado limpio e impoluto en una cabina muy sencilla, amueblada con fibra de carbono y Alcántara en un color negro muy elegante.