El Mini siempre ha sido algo más que un utilitario y por diseño, calidad y deportividad ha seguido su propio camino, en muchos aspectos al margen de los convencionalismos. Por diseño, el Audi A1 quizá no sea un modelo tan exclusivo y singular como el Mini, pero Audi hizo de él también un utilitario con cierto valor añadido, fruto de los niveles de calidad y tecnología de la marca. En este sentido, hace unos meses que el A1 estrenó esta sofisticada mecánica de gasolina 1.4 TFSI CoD de 140 CV, cuya particularidad está en la desconexión de dos de sus cilindros (2º y 3º), simplemente cerrando las válvulas de admisión y escape de esos cilindros y cortando momentáneamente el suministro de combustible en fases de poca carga de acelerador, como vuelta de tuerca para seguir reduciendo los consumos, especialmente en muchas de las cotidianas situaciones en las que la mecánica se presta a ello.
En el caso del Mini, esta tercera generación, rehecha de arriba a abajo, ha estrenado inéditas mecánicas de 3 cilindros y en concreto este Cooper adopta un compacto y ligero 1.5 Turbo de gasolina y 136 CV. Ambas propuestas mecánicas son dos formas de validar el concepto ‘downsizing’, con pequeños bloques (de aluminio) combinados con sofisticados sistemas de alimentación (turbo, inyección directa y distribución variable en ambos casos), que tanto en un modelo como en otro, transmiten un alto agrado de uso y prestaciones.
Pero entre ellos nada es igual. El motor de cuatro cilindros del A1 lo sientes tan convencional como cualquier otro TFSI y esto significa que gira equilibradamente con muchísima suavidad y su respuesta desde muy bajo régimen resulta muy brillante. Hay que aclarar, que Audi combina este motor inseparablemente con el cambio automático de doble embrague S Tronic, que además conlleva un 1ª velocidad muy corta, por lo que se acentúa la llena y rapidísima respuesta desde el mismo inicio de la marcha.
El tricilíndrico del Mini tiene un tacto de giro y acústica muy diferentes, menos suave, equilibrado de giro y silencioso, pero lejos de transmitir la desagradable sensación de antaño de este tipo de motores, creo que aporta aún más personalidad a la deportividad del Mini. Su respuesta es fabulosa desde muy bajo régimen y si bien estira hasta las 6.500 rpm, te lleva a que aproveches lo mucho que da a bajo y medio régimen.
Con el 1.4 TFSI del Audi A1 también te sobrarán las últimas rpm, por lo que queda claro que son motores muy solventes, rápidos y agradables de utilizar en todas las situaciones. El cambio S-Tronic de 7 velocidades del A1 simplifica las cosas y magnifica las buenas sensaciones, pero el buen cambio manual de 6 velocidades del Mini se presta a ser utilizado cuanto quieras.
Con una marcha menos, pero no mucho menos desarrollo final y saltos más abiertos, el Mini no solo ha acelerado mejor, también nos ha consumido menos en carretera. Es difícil saber cuándo el A1 1.4 TFSi CoD desconecta sus cilindros centrales, porque apenas en alguna ocasión percibes unas frecuencias acústicas que deben producirse cuando esto sucede y en nuestra caso siempre ha sido en situaciones tan favorables como suaves descensos donde por momentos mantienes una mínima presión sobre el acelerador.
Quizá el resultado sea fruto del conjunto final que supone cada coche y no solo de lo que aporta un solo elemento. La modernidad del Mini frente a la veteranía (4 años en el mercado) del A1 se percibe con notable claridad en la calidad de rodadura de uno y otro. El Mini Cooper se ha convertido en mucho mejor deportivo que antes y no solo por su motor sobrealimentado. Con mayores vías y batalla (incluso más que el A1 siendo más corto de carrocería) y la posibilidad de montar amortiguadores activos, como en nuestra unidad, compatibiliza muy bien precisión y firmeza de pisada con calidad de rodadura.
El A1 1.4 TFSI CoD monta de serie suspensión deportiva, pero en conjunto no resulta tan fina (ni variable) como la del Mini. Ninguno de los dos son especialmente cómodos e incluso les puede sobrar firmeza también como pequeños deportivos, pero el Audi pierde consistencia sobre baches, badenes o momentáneamente en maniobras rápidas de dirección, a la vez que puede llegar a transmitir vibraciones al habitáculo; mientras la solidez y precisión del Mini se mantiene en toda situación y además el habitáculo se siente mejor filtrado de vibraciones y ruidos. Por todo esto, se siente mejor producto el Mini, tanto en autopista como en carretera de montaña.
El Audi puedes sentirlo tan ágil o más que el Mini, tanto por dirección como por la insinuación de girar de atrás de ambos, pero también percibes el Mini más asentado y despreocupado cuando circulas a alta velocidad y en general parece menos ‘coche pequeño’, salvo cuando frenas fuerte, que esconde menos las reacciones de coche corto.
Si bien chasis y mecánicas hacen a estas versiones dos grandes pequeños deportivos, su funcionalidad como utilitarios también está muy presente. No obstante, en el entorno urbano el Mini sigue transmitiéndote sensaciones de deportivo adaptado, mientras el A1 lo sientes un utilitario más convencional. Mucho puede influir el diseño de sendos salpicaderos y por tanto los ambientes que recrean, pero en el Mini te sientes más bajo incluso más cerca del eje trasero. Esto lleva a encontrarte dos plazas traseras más pequeñas y de difícil acceso, pero tampoco como para descartarlo frente al A1.
Más deficiente es el maletero del Mini, poca cosa para cumplir quizás hasta con unos mínimos, aunque no falte un respaldo abatible. En el Audi todo resulta más normal, más cercano a otro utilitario, salvo por una calidad percibida más elevada también de lo normal. En este sentido, el Mini no se queda atrás y aporta su toque de exclusividad, por calidad percibida y por el equipamiento más avanzado que puede montar, aunque sean gadgets no especialmente resolutivos, como su mando táctil para introducir dibujando con la yema del dedo números y letras al sistema de navegación o al teléfono, o un pantalla head-up display donde puedes concentrar información muy concreta en tu campo de visión, todo ello fruto de la comentada mayor modernidad del Mini.