Chevrolet Corvette Grand Sport

Dicen de él que es el Porsche 911 americano y argumentos no faltan: arquitectura muy particular, potencia, cilindrada, glamour, tradición, prestaciones de infarto y efectividad... al otro lado del charco. En Europa pensamos diferente y entendemos la deportividad del automóvil de otra manera bien distinta pero ¿nos gustará el Corvette?

Chevrolet Corvette Grand Sport
Chevrolet Corvette Grand Sport

Antes de subir en un Chevrolet Corvette uno no sabe si calzarse las botas de vaquero y un sombrero tejano o si lo que hay que ponerse son los botines de piloto, los guantes y el casco. La mayoría tenemos en mente dos imágenes, la del adinerado norteamericano paseando por Rodeo Drive en Beverly Hills y la del tejano con su enorme sombrero conduciendo sin techo de camino a su enorme rancho. El cine así lo ha mostrado siempre. En cambio, el aficionado a las carreras tiene la imagen de las múltiples victorias en competición ¡en Europa! Los prejuicios iniciales nos hacen pensar en el Corvette como la típica «americanada» nacida para acelerar en las carreras del 1/4 de milla en las que las curvas brillan por su ausencia; total, como allí no se puede pasar de 75 millas por hora en el mejor de los casos.

Pero este modelo es diferente, no solo ha venido a Europa a lucir palmito sino también a ganar carreras de tanto nombre como las 24 horas de Le Mans, luego algo tendrá. Su arquitectura es diferente y, como el caso del Porsche 911, es fiel a su tradición desde que saliese a la luz el primero hace más de 50 años. Se han modernizado materiales y cuenta con chasis de viga central, cabina de aluminio, carrocería de fibra y ¡suspensiones con ballestas! De acuerdo, van transversales y son de un material compuesto en lugar de las longitudinales de «madera» en las que todos pensamos, pero no me negarás que este último detalle asusta un poco en un superdeportivo de 437 caballos, que incluso tiene una versión ZR1 con 647 CV. Pues créeme que en este aspecto no hay motivo de alarma, ya que funcionan como el mejor de los muelles, y más si van acompañadas de los opcionales amortiguadores de dureza variable por campo magnético como el del modelo que probamos.

La tradición también se deja ver en el motor; dispone ahora de un enorme V8 de gasolina y 6,2 litros, con el que con­sigue los 437 caballos. Esto, que es uno de sus mayores encantos, en Europa nos choca un poco, porque aquí estamos acostumbrados a que los 8 cilindros ron­den los 4 litros de cubicaje para conse­guir potencias similares a la del Corvette, ya que subir la cilindrada lo podríamos entender más para sobrepasar los 500 caballos; sus 70,5 CV/l son mucho menos eficientes que los 105 CV/l que, por ejem­plo, tiene el V8 de un M3. Es otra forma de pensar. Además, olvídense de sistemas como la recuperación de energía cinética o el Stop/Start.

La gracia de este motor, que no por ser grande es malo o menos deportivo, se encuentra en su docilidad y agrado. La mayor parte del tiempo se conduce en quinta y sexta, hasta el punto que pa­rece un cambio automático. De hecho, se puede transitar por los túneles de la madrileña M30 en los que la velocidad máxima está limitada a 70 y 50 km/h, en sexta velocidad sin problema de tirones o esfuerzos mecánicos, y eso que a 50 km/h el motor se encuentra por debajo de las 1.000 rpm. La utilización que el conductor habitual hará de este coche será en el margen comprendido entre las 500 rpm y las 3.000 vueltas como muchí­simo, ya que a 2.700 en sexta velocidad ya va a 200 km/h. Las otras 3.000 vueltas se reservarán para un uso deportivo.

Obtiene un nivel de prestaciones real­mente bueno, siendo de media tan sólo unas 2 décimas de segundo más lento acelerando que un Porsche 911 con pro­pulsión trasera, al que sólo consigue ba­tir en la medición de los 1.000 metros, de la que sale 1,5 décimas más rápido. Esto está muy, pero que muy bien. Recu­perando es más lento, debido a sus lar­gos desarrollos —en sexta velocidad se podría hacer un 50-300 km/h perfecta­mente— y los descomunales neumáticos de esta versión Gran Sport ¡325/30 ZR19 atrás!

En condiciones normales, el gasto de combustible no es muy alto, pudiendo hacer medias rondando los 9 l/100 km si no se hace mucha ciudad; entre 1.000 y 2.000 vueltas apenas gasta. Cuando se disfruta algo más de su motor, el gasto subirá hasta los 15 ó 20 litros con facili­dad, algo lógico dadas las prestaciones. Su comportamiento, en contra de lo que pueda parecer, no es nada estresante, si bien hay que domarlo y atarlo en corto, como cualquier deportivo potente. Tiene muy buena capacidad de tracción y frenada, las suspensiones son confortables en uso normal y firmes, pero no incómodas, en uso deportivo. Se encuentra más cómodo sobre asfalto en buen estado, ya que en baches con mucha frecuencia de trabajo acaba rebotando un poco.

En uso cotidiano resulta hasta cómodo. No es lo mejor para ir por ciudad dado su amplio radio de giro, el duro guiado del cambio y la ausencia de ayudas al aparcamiento. Admite muy bien el uso en viajes y en carretera se puede ir mucho más rápido de lo permitido con facilidad... siempre y cuando seamos sensatos con el acelerador, ya que, aunque noble, la cruzada estará a la orden del día. En conducción deportiva tenemos una dirección rápida y obediente, pedales duros, buena capacidad de tracción y, sobre todo, nobleza; me ha gustado mucho más de lo que esperaba. No es un Nissan GTR, pero es que tampoco lo pretende, su encanto es otro.

La vida a bordo de este coche es algo especial. Por un lado tenemos detalles muy tecnológicos, como el excelente Head up Display configurable ¡lleva sensor de fuerzas G! o que la apertura de puertas sea electrónica, al igual que todos los reglajes menos el de altura de volante. Los asientos son cómodos aunque mantienen la holgura de toda la vida —una vez con el cinturón puesto desaparece— y el volante no está totalmente centrado con el conductor. Tiene encendido de faros automático, pero probablemente usted haya salido del túnel para cuando se hayan encendido. No hay Bluetooth para conectar el teléfono y en la guantera que hay sobre el túnel central la temperatura es muy alta, pero les aseguro que a pesar de todo la vida a bordo es agradable; se disfruta mucho de la conducción, ya sea rápida o lenta. Ya sólo espero que no le llegue nunca la moda del downsizing.

  • Motor de los de antes
  • Precio
  • Comportamiento deportivo

  • Sin Bluetooth

  • Apertura de puertas
  • Temperatura guantera central