Plantearse un coche híbrido hace tiempo que va más allá de la ecología o el consumo. Es cierto que la mayoría pensamos en un coche así y lo primero que nos viene a la mente es un Toyota Prius, un modelo con mucho encanto ecológico, pero que hay que reconocer aburre a todo aquel que tenga un poquito de pasión en las venas. Ahora, mientras te quitas la imagen del Prius que te acabo de meter en la cabeza (eso, si no habías pensado primero en un Lexus), te recuerdo que en el mercado hay coches como los dos que aquí se comparan que aportan a la ecología ciertas dosis de vida. El BMW Serie 3 ActiveHybrid y el Infiniti Q50 Hybrid no sólo no aburren sino que además satisfacen; tienen un nivel prestacional muy bueno y unos consumos lógicos para los tiempos que corren, en los que tener un coche de gasolina de más de 300 CV y semejantes prestaciones parecen ser un lujo innecesario.
BMW inicia su andadura en el mundo de los híbridos en las Series 3 y 5 con una tecnología pensada precisamente para ser todo lo contrario a un coche como el Prius. No dejan de lado las buenas sensaciones, desde la deportividad al sonido, y prefieren hibridar al inicio al poderoso 35i y ofrecerte una potente berlina de 340 CV antes que un coche ecológicamente perfecto -que llegará- pero aburrido. Infiniti hace lo mismo aportando, además, una gama más amplia que incluso cuenta con versión de tracción total, como la del Q50 de esta comparativa, o un curioso sistema de dirección por cable, sin "conexión física" (salvo una redundancia por seguridad) entre el volante y la dirección.
El objetivo de la hibridación es bajar emisiones de CO2 y, por tanto, consumo. Ambos lo consiguen con creces, si bien son coches en los que el gasto medio es todavía sensible a la conducción, en especial en el BMW. Alcanzar los 100 km/h en menos de 6 segundos, el kilómetro rondando los 25 segundos y lograr un consumo medio (en conducción tranquila, claro) de 7,3 y 8,2 litros a los 100 km me parece una auténtica proeza que da a entender lo mucho que ha avanzado el mundo del automóvil ¿Recuerdas el último coche de gasolina que tuviste que hacía medias de consumo como esas? Estoy convencido de que no era ni la mitad de rápido o potente que cualquiera de estos dos. Si te concentras y buscas la mayor eficiencia a la hora de conducir, aprovechando bien la parte eléctrica, en ambos podrás bajar la media de gasto hasta quedarte cerca de los 4 ó 5 litros, pero si te da por aprovechar esa electricidad para ganar prestaciones, verás cifras de consumo cercanas a los 15 litros; hay que encontrar el término medio, que ya ves que es muy bueno en ambos.
Fases solo en eléctrico
En los dos casos la propulsión eléctrica sirve para mover al coche únicamente en eléctrico o como un apoyo al motor de gasolina. La diferencia radica en que en el BMW no podrás circular cien por cien en eléctrico a más de 80 km/h y en el Infiniti sí, pudiendo mantener cruceros de 120 km/h durante varios kilómetros. Tal y como ves funcionar un sistema y otro aprecias que el Infiniti utiliza la propulsión eléctrica durante más tiempo, sin embargo, consume un litro más. La respuesta a esto la tenemos en tres puntos importantes, uno es el peso, otro las mayores pérdidas por rozamiento de la tracción total del japonés y por último las bondades termodinámicas del seis cilindros de BMW, que ya en las versiones convencionales se muestra como uno de los mejores motores del mercado en cuanto a su relación entre prestaciones y consumos. Los dos son coches muy pesados, pero es que el Infiniti se queda a 100 kg de pesar 2 toneladas; demasiado para una berlina media que busca eficiencia.
En marcha resultan agradables en el paseo. En el BMW se ha buscado un precioso sonido de escapes cuando el motor térmico está en marcha. Esto está bien y es bonito, pero resta refinamiento al conjunto puesto que se pierde ese silencio de marcha habitual en los híbridos; esto no lo veas como un defecto y sí como una característica; a mi personalmente me ha gustado. Lo que ya me gusta menos es que es el primer híbrido que conduzco en el que cuando arranca el motor de explosión la transmisión te da un pequeño golpe, como si fuese demasiado par térmico, que lo tiene. Para estas cosas el Infiniti es "más Prius". Todo ocurre con suavidad o refinamiento y hasta que no aceleras a fondo no descubres al motor de gasolina.
El comportamiento dinámico de los dos no me ha convencido. No es malo pero considero que no está a la altura de lo que se espera de estos modelos. El BMW Serie 3 Activehybrid corre mucho pero luego se siente muy pesado y la carrocería balancea en exceso, como nunca he visto hacer en un BMW. Esto se aprecia aun cuando no haces conducción deportiva. Si vas normal no pasa nada, pero es cierto que para eso no necesitas los 306 CV de la parte térmica ni su elevado nivel prestacional y sí una combinación que te de un consumo más de híbrido. El caso del Infiniti Q50 es diferente. De bastidor me ha gustado mucho y lo veo, a pesar del peso, más equilibrado que su rival. Sin embargo la dirección "By Wire" empaña el conjunto. Como su rival, si vas tranquilo -que al final es como hay que ir- es agradable y seguro, pero si pones el modo sport y te da por ir rápido tendrás que luchar con una dirección que piensa por sí sola y eso a veces no es bueno. Este sistema es el futuro, pero este coche paga el peaje de ser la novedad.
Son dos buenos coches, pero no las mejores versiones de sus respectivas gamas. El BMW con menos balanceo de carrocería sería perfecto y el Infiniti con una dirección convencional pone contra las cuerdas a las tradicionales berlinas alemanas con las que compite. El primer problema se debería solucionar a base de opciones M, pero adiós al confort, el segundo sólo tiene solución si se opta por un Q50 Diesel.