Alfa 159

Ya está a la venta en España una de las berlinas más atractivas de la temporada. Es elegante y con clase, tiene un exterior de aires deportivos y un interior cómodo y manejable, pero, sobre todo, es capaz de apasionarte cuando te pones a sus mandos: es el Alfa 159, un bellezón que puede ser tuyo a partir de 28.500 euros.

Alfa 159
Alfa 159

Nació para el gran público en el Salón de Ginebra –el pasado marzo- y lo volvimos a ver en Barcelona, ya en plena primavera. Despertaba admiración por su diseño y por las expectativas que un nuevo Alfa siempre levanta, aguzadas esta vez por el anuncio de la marca de que su nuevo as tenía ganada de antemano la eterna batalla de la calidad y los acabados. Nos moríamos por conducirlo y contártelo, y lo pudimos hacer en mayo. Rafa Guitart, nuestro director técnico, lo condujo por tierras germanas y nos trajo esas primeras impresiones, que puedes leer haciendo clic en el enlace que tienes junto a estas líneas. Ahora, por fin, el Alfa 159 se ha instalado en los concesionarios españoles y su campaña publicitaria invita a los posibles clientes a verlo más de cerca, a tocarlo, a probarlo. De aquí a Navidades, circularán por nuestras calles unas 2.500 unidades –calcula Alfa-; a lo largo de 2006, al menos 6.000 más. Quieren que, en su segmento y salvando las distancias, se convierta en un superventas como el 147. No en vano es el sucesor de todo un buque insignia para los alfistas, el 156, en activo desde 1997 y al que ya le corresponde una merecida jubilación. De hecho, en este primer trimestre de vida comercial del 159, la campaña de lanzamiento será más agresiva y los clientes más interesados podrán realizar pruebas de conducción (“test drives", en la jerga del sector). La apuesta está sobre el tapete del mercado y la baza parece casi perfecta; en ella se han empeñado el trabajo y las ideas de 300 personas, una inversión de 900 millones de euros y un tiempo de desarrollo de más de cuatro años.En el contexto de ese lanzamiento, Alfa ha organizado un test de conducción para la prensa especializada, con un trazado por los alrededores de Madrid que incluía tramos de autovía, carreteras serranas y la subida a un par de puertos; todo un menú de kilómetros, curvas y firmes diversos condimentado para gastrónomos exigentes. En esta toma de contacto con el 159 tuvimos la oportunidad de conducir el 1.9 JTD en sus dos versiones de 120 y 150 CV.El diseño exterior del 159 –obra conjunta de Giorgetto Giugiaro y del Centro Stile de Alfa Romeo- ya nos tenía encadilados: tiene ese registro típicamente Alfa, una mezcla de empaque y de deportividad auténtica y sin estridencias que genera finalmente una impresión general de elegancia y de clase: su delantera con la parrilla dominante, los faros atractivos, la gran uve apoderándose del capó, la línea de cintura marcando los costados para acabar en una zaga subrayada por la horizontalidad de los grupos ópticos traseros. Ahora queríamos sentarnos en su interior y valorar si el envoltorio era sólo un anticipo.Los alfistas pueden estar tranquilos, el código genético sigue intacto. El puesto de conducción permanece con la típica configuración de “cockpit", con la columna central “vuelta" hacia el conductor, incluyendo relojes indicadores, salidas de aire, mandos de audio y control de climatización. El volante, de tres radios; la instrumentación, grande y bien visible; todo a mano, todo con un tacto más que agradable, refinado. Los múltiples reglajes de asiento, espejos y volante consiguen que el piloto configure ese espacio a su medida, aunque el punto ideal es difícil de encontrar en el acceso a los pedales: el panel situado debajo del volante llega muy abajo y, al acercarnos para que los pies alcancen bien a los pedales, las rodillas acaban excesivamente cerca del salpicadero. Tampoco el tacto de los mandos de los intermitentes nos pareció el idóneo, aunque es cierto que la impresión general del puesto de conducción y del habitáculo es excelente. El montante trasero, por su anchura y porque se une a la elevación de la línea de cintura en ese punto, no permite una visibilidad demasiado buena en las incorporaciones por la izquierda o en alguna otra ocasión en que uno tiene que volver la cabeza porque el retrovisor no es suficiente, mientras que se agradece la correcta visibilidad trasera es buena gracias a una luneta de dimensiones muy aceptables. El copiloto disfrutará como el conductor de un alojamiento suficientemente amplio y los ocupantes de las plazas traseras tampoco tendrán queja. El maletero, con sus 405 litros de capacidad, resulta suficiente, con una boca de carga que no es inmensa pero que mejora la del 156, y recoge en su interior una rueda de emergencia que siempre nos parecerá criticable, aunque en los tiempos que corren casi hay que agradecer que no sea sólo un kit antipinchazos…Pero el verdadero disfrute, la auténtica experiencia, surge cuando apretamos el botón de arranque y nos ponemos en marcha. Como hemos dicho, las dos versiones que hemos podido conducir eran Diesel, pero… nada de vibraciones, nada de ruido excesivo (casi todo el rumor que se oye en marcha procede del roce aerodinámico). Ir acelerando y subiendo de marchas para conseguir un buen ritmo es fácil, suave, progresivo. Mejor en aceleración que en recuperaciones (aunque ésta es una impresión que tendremos que corroborar cuando probemos el coche y el 159 pase por las manos de los expertos de nuestro Centro Técnico), lo cierto es que el cambio de seis marchas administra el motor con solvencia, aunque el salto de segunda a tercera podría estar más ajustado; hasta quinta podremos disfrutar con el cambio y la sexta nos proporcionará además el plus de la contención de consumo. La dirección es más que precisa y parece leer, más que las manos, el pensamiento, logrando que los trazados sean suaves y certeros, a lo que colabora el nuevo chasis, de mayor rigidez, y unas suspensiones de comportamiento casi perfecto. De lo más divertido que hemos conducido últimamente.La configuración para España –ya se sabe que, según los países, las versiones y los equipamientos difieren- es, por el momento, de seis motores (tres gasolina y tres Diesel), dos niveles de equipamiento (Distinctive y Selective), nueve colores de carrocería y tres ambientes interiores. Puedes consultar los precios y los equipamientos de serie y opcionales haciendo clic en la pestaña correspondiente que puedes ver en la cabecera de este primer contacto.Como suele ocurrir en estos casos, el 156 se seguirá vendiendo hasta terminar existencias. Se va a mantener el Crosswagon Q4, hasta que aparezca esa versión del 159. Si te interesa el predecesor en lugar del recién llegado, piensa que, por estar al final de su vida y tener ya al sustituto en la calle, puedes lograr un mejor precio, aunque Alfa Romeo cree que el stock se habrá acabado antes de que lleguen las primeras nieves.Nació para el gran público en el Salón de Ginebra –el pasado marzo- y lo volvimos a ver en Barcelona, ya en plena primavera. Despertaba admiración por su diseño y por las expectativas que un nuevo Alfa siempre levanta, aguzadas esta vez por el anuncio de la marca de que su nuevo as tenía ganada de antemano la eterna batalla de la calidad y los acabados. Nos moríamos por conducirlo y contártelo, y lo pudimos hacer en mayo. Rafa Guitart, nuestro director técnico, lo condujo por tierras germanas y nos trajo esas primeras impresiones, que puedes leer haciendo clic en el enlace que tienes junto a estas líneas. Ahora, por fin, el Alfa 159 se ha instalado en los concesionarios españoles y su campaña publicitaria invita a los posibles clientes a verlo más de cerca, a tocarlo, a probarlo. De aquí a Navidades, circularán por nuestras calles unas 2.500 unidades –calcula Alfa-; a lo largo de 2006, al menos 6.000 más. Quieren que, en su segmento y salvando las distancias, se convierta en un superventas como el 147. No en vano es el sucesor de todo un buque insignia para los alfistas, el 156, en activo desde 1997 y al que ya le corresponde una merecida jubilación. De hecho, en este primer trimestre de vida comercial del 159, la campaña de lanzamiento será más agresiva y los clientes más interesados podrán realizar pruebas de conducción (“test drives", en la jerga del sector). La apuesta está sobre el tapete del mercado y la baza parece casi perfecta; en ella se han empeñado el trabajo y las ideas de 300 personas, una inversión de 900 millones de euros y un tiempo de desarrollo de más de cuatro años.En el contexto de ese lanzamiento, Alfa ha organizado un test de conducción para la prensa especializada, con un trazado por los alrededores de Madrid que incluía tramos de autovía, carreteras serranas y la subida a un par de puertos; todo un menú de kilómetros, curvas y firmes diversos condimentado para gastrónomos exigentes. En esta toma de contacto con el 159 tuvimos la oportunidad de conducir el 1.9 JTD en sus dos versiones de 120 y 150 CV.El diseño exterior del 159 –obra conjunta de Giorgetto Giugiaro y del Centro Stile de Alfa Romeo- ya nos tenía encadilados: tiene ese registro típicamente Alfa, una mezcla de empaque y de deportividad auténtica y sin estridencias que genera finalmente una impresión general de elegancia y de clase: su delantera con la parrilla dominante, los faros atractivos, la gran uve apoderándose del capó, la línea de cintura marcando los costados para acabar en una zaga subrayada por la horizontalidad de los grupos ópticos traseros. Ahora queríamos sentarnos en su interior y valorar si el envoltorio era sólo un anticipo.Los alfistas pueden estar tranquilos, el código genético sigue intacto. El puesto de conducción permanece con la típica configuración de “cockpit", con la columna central “vuelta" hacia el conductor, incluyendo relojes indicadores, salidas de aire, mandos de audio y control de climatización. El volante, de tres radios; la instrumentación, grande y bien visible; todo a mano, todo con un tacto más que agradable, refinado. Los múltiples reglajes de asiento, espejos y volante consiguen que el piloto configure ese espacio a su medida, aunque el punto ideal es difícil de encontrar en el acceso a los pedales: el panel situado debajo del volante llega muy abajo y, al acercarnos para que los pies alcancen bien a los pedales, las rodillas acaban excesivamente cerca del salpicadero. Tampoco el tacto de los mandos de los intermitentes nos pareció el idóneo, aunque es cierto que la impresión general del puesto de conducción y del habitáculo es excelente. El montante trasero, por su anchura y porque se une a la elevación de la línea de cintura en ese punto, no permite una visibilidad demasiado buena en las incorporaciones por la izquierda o en alguna otra ocasión en que uno tiene que volver la cabeza porque el retrovisor no es suficiente, mientras que se agradece la correcta visibilidad trasera es buena gracias a una luneta de dimensiones muy aceptables. El copiloto disfrutará como el conductor de un alojamiento suficientemente amplio y los ocupantes de las plazas traseras tampoco tendrán queja. El maletero, con sus 405 litros de capacidad, resulta suficiente, con una boca de carga que no es inmensa pero que mejora la del 156, y recoge en su interior una rueda de emergencia que siempre nos parecerá criticable, aunque en los tiempos que corren casi hay que agradecer que no sea sólo un kit antipinchazos…Pero el verdadero disfrute, la auténtica experiencia, surge cuando apretamos el botón de arranque y nos ponemos en marcha. Como hemos dicho, las dos versiones que hemos podido conducir eran Diesel, pero… nada de vibraciones, nada de ruido excesivo (casi todo el rumor que se oye en marcha procede del roce aerodinámico). Ir acelerando y subiendo de marchas para conseguir un buen ritmo es fácil, suave, progresivo. Mejor en aceleración que en recuperaciones (aunque ésta es una impresión que tendremos que corroborar cuando probemos el coche y el 159 pase por las manos de los expertos de nuestro Centro Técnico), lo cierto es que el cambio de seis marchas administra el motor con solvencia, aunque el salto de segunda a tercera podría estar más ajustado; hasta quinta podremos disfrutar con el cambio y la sexta nos proporcionará además el plus de la contención de consumo. La dirección es más que precisa y parece leer, más que las manos, el pensamiento, logrando que los trazados sean suaves y certeros, a lo que colabora el nuevo chasis, de mayor rigidez, y unas suspensiones de comportamiento casi perfecto. De lo más divertido que hemos conducido últimamente.La configuración para España –ya se sabe que, según los países, las versiones y los equipamientos difieren- es, por el momento, de seis motores (tres gasolina y tres Diesel), dos niveles de equipamiento (Distinctive y Selective), nueve colores de carrocería y tres ambientes interiores. Puedes consultar los precios y los equipamientos de serie y opcionales haciendo clic en la pestaña correspondiente que puedes ver en la cabecera de este primer contacto.Como suele ocurrir en estos casos, el 156 se seguirá vendiendo hasta terminar existencias. Se va a mantener el Crosswagon Q4, hasta que aparezca esa versión del 159. Si te interesa el predecesor en lugar del recién llegado, piensa que, por estar al final de su vida y tener ya al sustituto en la calle, puedes lograr un mejor precio, aunque Alfa Romeo cree que el stock se habrá acabado antes de que lleguen las primeras nieves.Nació para el gran público en el Salón de Ginebra –el pasado marzo- y lo volvimos a ver en Barcelona, ya en plena primavera. Despertaba admiración por su diseño y por las expectativas que un nuevo Alfa siempre levanta, aguzadas esta vez por el anuncio de la marca de que su nuevo as tenía ganada de antemano la eterna batalla de la calidad y los acabados. Nos moríamos por conducirlo y contártelo, y lo pudimos hacer en mayo. Rafa Guitart, nuestro director técnico, lo condujo por tierras germanas y nos trajo esas primeras impresiones, que puedes leer haciendo clic en el enlace que tienes junto a estas líneas. Ahora, por fin, el Alfa 159 se ha instalado en los concesionarios españoles y su campaña publicitaria invita a los posibles clientes a verlo más de cerca, a tocarlo, a probarlo. De aquí a Navidades, circularán por nuestras calles unas 2.500 unidades –calcula Alfa-; a lo largo de 2006, al menos 6.000 más. Quieren que, en su segmento y salvando las distancias, se convierta en un superventas como el 147. No en vano es el sucesor de todo un buque insignia para los alfistas, el 156, en activo desde 1997 y al que ya le corresponde una merecida jubilación. De hecho, en este primer trimestre de vida comercial del 159, la campaña de lanzamiento será más agresiva y los clientes más interesados podrán realizar pruebas de conducción (“test drives", en la jerga del sector). La apuesta está sobre el tapete del mercado y la baza parece casi perfecta; en ella se han empeñado el trabajo y las ideas de 300 personas, una inversión de 900 millones de euros y un tiempo de desarrollo de más de cuatro años.En el contexto de ese lanzamiento, Alfa ha organizado un test de conducción para la prensa especializada, con un trazado por los alrededores de Madrid que incluía tramos de autovía, carreteras serranas y la subida a un par de puertos; todo un menú de kilómetros, curvas y firmes diversos condimentado para gastrónomos exigentes. En esta toma de contacto con el 159 tuvimos la oportunidad de conducir el 1.9 JTD en sus dos versiones de 120 y 150 CV.El diseño exterior del 159 –obra conjunta de Giorgetto Giugiaro y del Centro Stile de Alfa Romeo- ya nos tenía encadilados: tiene ese registro típicamente Alfa, una mezcla de empaque y de deportividad auténtica y sin estridencias que genera finalmente una impresión general de elegancia y de clase: su delantera con la parrilla dominante, los faros atractivos, la gran uve apoderándose del capó, la línea de cintura marcando los costados para acabar en una zaga subrayada por la horizontalidad de los grupos ópticos traseros. Ahora queríamos sentarnos en su interior y valorar si el envoltorio era sólo un anticipo.Los alfistas pueden estar tranquilos, el código genético sigue intacto. El puesto de conducción permanece con la típica configuración de “cockpit", con la columna central “vuelta" hacia el conductor, incluyendo relojes indicadores, salidas de aire, mandos de audio y control de climatización. El volante, de tres radios; la instrumentación, grande y bien visible; todo a mano, todo con un tacto más que agradable, refinado. Los múltiples reglajes de asiento, espejos y volante consiguen que el piloto configure ese espacio a su medida, aunque el punto ideal es difícil de encontrar en el acceso a los pedales: el panel situado debajo del volante llega muy abajo y, al acercarnos para que los pies alcancen bien a los pedales, las rodillas acaban excesivamente cerca del salpicadero. Tampoco el tacto de los mandos de los intermitentes nos pareció el idóneo, aunque es cierto que la impresión general del puesto de conducción y del habitáculo es excelente. El montante trasero, por su anchura y porque se une a la elevación de la línea de cintura en ese punto, no permite una visibilidad demasiado buena en las incorporaciones por la izquierda o en alguna otra ocasión en que uno tiene que volver la cabeza porque el retrovisor no es suficiente, mientras que se agradece la correcta visibilidad trasera es buena gracias a una luneta de dimensiones muy aceptables. El copiloto disfrutará como el conductor de un alojamiento suficientemente amplio y los ocupantes de las plazas traseras tampoco tendrán queja. El maletero, con sus 405 litros de capacidad, resulta suficiente, con una boca de carga que no es inmensa pero que mejora la del 156, y recoge en su interior una rueda de emergencia que siempre nos parecerá criticable, aunque en los tiempos que corren casi hay que agradecer que no sea sólo un kit antipinchazos…Pero el verdadero disfrute, la auténtica experiencia, surge cuando apretamos el botón de arranque y nos ponemos en marcha. Como hemos dicho, las dos versiones que hemos podido conducir eran Diesel, pero… nada de vibraciones, nada de ruido excesivo (casi todo el rumor que se oye en marcha procede del roce aerodinámico). Ir acelerando y subiendo de marchas para conseguir un buen ritmo es fácil, suave, progresivo. Mejor en aceleración que en recuperaciones (aunque ésta es una impresión que tendremos que corroborar cuando probemos el coche y el 159 pase por las manos de los expertos de nuestro Centro Técnico), lo cierto es que el cambio de seis marchas administra el motor con solvencia, aunque el salto de segunda a tercera podría estar más ajustado; hasta quinta podremos disfrutar con el cambio y la sexta nos proporcionará además el plus de la contención de consumo. La dirección es más que precisa y parece leer, más que las manos, el pensamiento, logrando que los trazados sean suaves y certeros, a lo que colabora el nuevo chasis, de mayor rigidez, y unas suspensiones de comportamiento casi perfecto. De lo más divertido que hemos conducido últimamente.La configuración para España –ya se sabe que, según los países, las versiones y los equipamientos difieren- es, por el momento, de seis motores (tres gasolina y tres Diesel), dos niveles de equipamiento (Distinctive y Selective), nueve colores de carrocería y tres ambientes interiores. Puedes consultar los precios y los equipamientos de serie y opcionales haciendo clic en la pestaña correspondiente que puedes ver en la cabecera de este primer contacto.Como suele ocurrir en estos casos, el 156 se seguirá vendiendo hasta terminar existencias. Se va a mantener el Crosswagon Q4, hasta que aparezca esa versión del 159. Si te interesa el predecesor en lugar del recién llegado, piensa que, por estar al final de su vida y tener ya al sustituto en la calle, puedes lograr un mejor precio, aunque Alfa Romeo cree que el stock se habrá acabado antes de que lleguen las primeras nieves.Nació para el gran público en el Salón de Ginebra –el pasado marzo- y lo volvimos a ver en Barcelona, ya en plena primavera. Despertaba admiración por su diseño y por las expectativas que un nuevo Alfa siempre levanta, aguzadas esta vez por el anuncio de la marca de que su nuevo as tenía ganada de antemano la eterna batalla de la calidad y los acabados. Nos moríamos por conducirlo y contártelo, y lo pudimos hacer en mayo. Rafa Guitart, nuestro director técnico, lo condujo por tierras germanas y nos trajo esas primeras impresiones, que puedes leer haciendo clic en el enlace que tienes junto a estas líneas. Ahora, por fin, el Alfa 159 se ha instalado en los concesionarios españoles y su campaña publicitaria invita a los posibles clientes a verlo más de cerca, a tocarlo, a probarlo. De aquí a Navidades, circularán por nuestras calles unas 2.500 unidades –calcula Alfa-; a lo largo de 2006, al menos 6.000 más. Quieren que, en su segmento y salvando las distancias, se convierta en un superventas como el 147. No en vano es el sucesor de todo un buque insignia para los alfistas, el 156, en activo desde 1997 y al que ya le corresponde una merecida jubilación. De hecho, en este primer trimestre de vida comercial del 159, la campaña de lanzamiento será más agresiva y los clientes más interesados podrán realizar pruebas de conducción (“test drives", en la jerga del sector). La apuesta está sobre el tapete del mercado y la baza parece casi perfecta; en ella se han empeñado el trabajo y las ideas de 300 personas, una inversión de 900 millones de euros y un tiempo de desarrollo de más de cuatro años.En el contexto de ese lanzamiento, Alfa ha organizado un test de conducción para la prensa especializada, con un trazado por los alrededores de Madrid que incluía tramos de autovía, carreteras serranas y la subida a un par de puertos; todo un menú de kilómetros, curvas y firmes diversos condimentado para gastrónomos exigentes. En esta toma de contacto con el 159 tuvimos la oportunidad de conducir el 1.9 JTD en sus dos versiones de 120 y 150 CV.El diseño exterior del 159 –obra conjunta de Giorgetto Giugiaro y del Centro Stile de Alfa Romeo- ya nos tenía encadilados: tiene ese registro típicamente Alfa, una mezcla de empaque y de deportividad auténtica y sin estridencias que genera finalmente una impresión general de elegancia y de clase: su delantera con la parrilla dominante, los faros atractivos, la gran uve apoderándose del capó, la línea de cintura marcando los costados para acabar en una zaga subrayada por la horizontalidad de los grupos ópticos traseros. Ahora queríamos sentarnos en su interior y valorar si el envoltorio era sólo un anticipo.Los alfistas pueden estar tranquilos, el código genético sigue intacto. El puesto de conducción permanece con la típica configuración de “cockpit", con la columna central “vuelta" hacia el conductor, incluyendo relojes indicadores, salidas de aire, mandos de audio y control de climatización. El volante, de tres radios; la instrumentación, grande y bien visible; todo a mano, todo con un tacto más que agradable, refinado. Los múltiples reglajes de asiento, espejos y volante consiguen que el piloto configure ese espacio a su medida, aunque el punto ideal es difícil de encontrar en el acceso a los pedales: el panel situado debajo del volante llega muy abajo y, al acercarnos para que los pies alcancen bien a los pedales, las rodillas acaban excesivamente cerca del salpicadero. Tampoco el tacto de los mandos de los intermitentes nos pareció el idóneo, aunque es cierto que la impresión general del puesto de conducción y del habitáculo es excelente. El montante trasero, por su anchura y porque se une a la elevación de la línea de cintura en ese punto, no permite una visibilidad demasiado buena en las incorporaciones por la izquierda o en alguna otra ocasión en que uno tiene que volver la cabeza porque el retrovisor no es suficiente, mientras que se agradece la correcta visibilidad trasera es buena gracias a una luneta de dimensiones muy aceptables. El copiloto disfrutará como el conductor de un alojamiento suficientemente amplio y los ocupantes de las plazas traseras tampoco tendrán queja. El maletero, con sus 405 litros de capacidad, resulta suficiente, con una boca de carga que no es inmensa pero que mejora la del 156, y recoge en su interior una rueda de emergencia que siempre nos parecerá criticable, aunque en los tiempos que corren casi hay que agradecer que no sea sólo un kit antipinchazos…Pero el verdadero disfrute, la auténtica experiencia, surge cuando apretamos el botón de arranque y nos ponemos en marcha. Como hemos dicho, las dos versiones que hemos podido conducir eran Diesel, pero… nada de vibraciones, nada de ruido excesivo (casi todo el rumor que se oye en marcha procede del roce aerodinámico). Ir acelerando y subiendo de marchas para conseguir un buen ritmo es fácil, suave, progresivo. Mejor en aceleración que en recuperaciones (aunque ésta es una impresión que tendremos que corroborar cuando probemos el coche y el 159 pase por las manos de los expertos de nuestro Centro Técnico), lo cierto es que el cambio de seis marchas administra el motor con solvencia, aunque el salto de segunda a tercera podría estar más ajustado; hasta quinta podremos disfrutar con el cambio y la sexta nos proporcionará además el plus de la contención de consumo. La dirección es más que precisa y parece leer, más que las manos, el pensamiento, logrando que los trazados sean suaves y certeros, a lo que colabora el nuevo chasis, de mayor rigidez, y unas suspensiones de comportamiento casi perfecto. De lo más divertido que hemos conducido últimamente.La configuración para España –ya se sabe que, según los países, las versiones y los equipamientos difieren- es, por el momento, de seis motores (tres gasolina y tres Diesel), dos niveles de equipamiento (Distinctive y Selective), nueve colores de carrocería y tres ambientes interiores. Puedes consultar los precios y los equipamientos de serie y opcionales haciendo clic en la pestaña correspondiente que puedes ver en la cabecera de este primer contacto.Como suele ocurrir en estos casos, el 156 se seguirá vendiendo hasta terminar existencias. Se va a mantener el Crosswagon Q4, hasta que aparezca esa versión del 159. Si te interesa el predecesor en lugar del recién llegado, piensa que, por estar al final de su vida y tener ya al sustituto en la calle, puedes lograr un mejor precio, aunque Alfa Romeo cree que el stock se habrá acabado antes de que lleguen las primeras nieves.