El tacto del atleta
Con este motor bajo el capó, uno está deseando ver cómo se comporta el Alfa en las carreteras ratoneras que cruzan la sierra de Madrid. Y, como esperábamos, el 147 no defrauda. Sobrado de garra, el coche italiano impone la eficacia de su bastidor en un trabajo impecable.La suspensión, bastante dura, ofrece un tacto muy vivo, muy deportivo. El coche entra en las curvas plano y sale de ellas catapultado, sin evidenciar ningún tipo de tendencia poco sana. Sólo levantando el pie del acelerador en apoyos fuertes se consigue descolocar el sólido tren trasero. Y hay que hacerlo con el control de estabilidad desconectado, porque, con él funcionando, no hay forma de romper la unión entre las ruedas y el asfalto.
La carrocería oscila muy poco y la sensación de dominio que se tiene es total. Unos frenos inagotables contribuyen a que nada se salga de lo establecido. Pero, sin duda, lo más llamativo del conjunto bastidor-suspensión es la dirección. Rápida y vivaz, responde al mínimo movimiento del volante y empieza a “buscar" el exterior de la calzada. Cuando se circula rápido, exige un alto nivel de concentración y manos ágiles.
A cambio, para circular por la ciudad es una dirección muy antipática. Gira muy poco y se maniobra realmente mal. Unos neumáticos de gran sección y diámetro no aportan nada de soltura a estas tareas.
En carreteras fáciles y autopistas el Alfa 147 es una verdadera bala. Corre mucho y no gasta nada, pero uno se baja del coche con la espalda bastante castigada por la dureza de la suspensión. El confort no se ha puesto para nada por delante de la eficacia dinámica. Pero esto no debe sorprender a nadie: su estampa de atleta ya auguraba un verdadero deporte al volante. Puede ser una debilidad, pero estos coches tienen algo único. Alfa Romeo, el último bastión comercial de Fiat (Ferrari es de otro mundo), lucha por mantener sus niveles de exclusividad. Sentarse en un Alfa Romeo tiene que ser una experiencia que se recuerde y, a mi juicio, los 147 son la quintaesencia de esta idea.
Dentro del derribo que es hoy en día el grupo Fiat, sorprende comprobar cómo Alfa mantiene el tipo. No sólo en la calidad, sino en la cantidad: en España van a vender un 15 por ciento más este año y esperan multiplicar por cuatro los beneficios. Esto se explica únicamente pensando que Alfa Romeo ha dejado atrás la leyenda de coches poco fiables y ha recuperado el favor del público.
Las cifras en España parecen contrastar esta idea: las ventas a particulares han crecido un 12 por ciento en lo que va de año.