Un recorrido por la Málaga más alemana de la mano del Museo Picasso

Aunque hunde sus raíces en el siglo XVII, el pasado germano de Málaga es a menudo desconocido. Hitos históricos o urbanísticos, personajes ilustres, familias destacadas y empresas pujantes demuestran su sólida presencia. Con motivo de la exposición Picasso. Registros alemanes, el Museo Picasso Málaga ha elaborado una cartografía de doce registros alemanes en la ciudad de Picasso para dar a conocer esta parte de la historia y conectarla con el presente.

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Con motivo de la exposición Picasso. Registros alemanes, el Museo Picasso Málaga ha elaborado una cartografía de doce registros alemanes en la ciudad de Picasso. MPM
Con motivo de la exposición Picasso. Registros alemanes, el Museo Picasso Málaga ha elaborado una cartografía de doce registros alemanes en la ciudad de Picasso. MPM

Con motivo de la exposición Picasso. Registros alemanes, el Museo Picasso Málaga ha elaborado una cartografía de doce registros alemanes en la ciudad de Picasso para dar a conocer esta parte de la historia y conectarla con el presente. 

12 arroyo wittembergVista actual del arroyo Witemberg en El Palo. Archivo La Opinión de Málaga
Vista actual del arroyo Witemberg en El Palo. Archivo La Opinión de Málaga

1. Arroyo Wittemberg

El nombre recuerda a una de las familias de comerciantes germanos más antiguas de la ciudad. El primero de ellos, Juan Wittenberg (con el tiempo escrito Wittemberg), nació en Hamburgo y marchó a Málaga en 1660 a trabajar en la casa comercial de un paisano que en 1671 le ayudó a abrir su propio negocio. En ese mismo año la familia adquirió una finca próxima al Monte San Antón. Los Wittenberg supieron imbricarse rápido en la vida social de Málaga y españolizarse, así que no es extraño que en la segunda generación ya hubiese un sacerdote católico, Jorge Wittenberg, quien marchó al Perú, donde llegó a ser capellán del virrey, mientras que su sobrina fue religiosa en el convento del Císter y su sobrino formó parte del cabildo de la Catedral.

En 1764, la casa de comercio al por mayor se llamaba Wittenberg, Lamair y Riecke y era una de las más veteranas de la capital. Parece que funcionó, ya con el nombre Wittenberg, Lamair y Cía hasta finales del siglo XVIII.

El rastro de esta familia de ricos comerciantes lo encontramos en El Palo en los terrenos de la desaparecida Hacienda de los Wittemberg. El arroyo Wittemberg, que pasa por la zona, tomó el nombre de los propietarios.

Un grupo de obreras prepara las cajas de higos en la casa comercial Gross Hermanos, que tenía los almacenes en El Bulto Archivo de Antonio Gross
Un grupo de obreras prepara las cajas de higos en la casa comercial Gross Hermanos, que tenía los almacenes en El Bulto
Archivo de Antonio Gross

2. El comercio de vinos y frutos secos

A finales del siglo XVIII el Puerto de Málaga fue autorizado para comerciar con las colonias americanas. Este hecho, unido a la intensificación de las relaciones con el norte de Europa, desencadenó en el siglo XIX una gran revolución comercial.

Esta prosperidad hizo que cientos de españoles de otras provincias, así como numerosos extranjeros se sintieran atraídos por la idea de emprender una nueva y prometedora vida en una ciudad en plena expansión comercial. Entre los llegados de otros países, los alemanes fueron un grupo muy numeroso. Los Gross, Rein, Krauel, Hirschfeld o Scholtz, entre otros, se dedicaron con éxito a la elaboración y exportación tanto de vinos como de otros productos de la tierra, como frutos secos, jarabes, cítricos, conservas… Pronto se integraron en la sociedad malagueña hasta el punto de que aún hoy es muy frecuente encontrar algunos de estos apellidos asociados a la actividad comercial y profesional de la ciudad.

Información y documentación aportada por Guillermo Jiménez Smerdou y Antonio Gross. 

Mansión de Trinidad Grund hoy en día, en la calle que lleva su nombre en Málaga C&T Editores
Mansión de Trinidad Grund hoy en día, en la calle que lleva su nombre en Málaga C&T Editores

3. Trinidad Grund

Paralela a la Alameda, la calle Trinidad Grund homenajea a la hija de un cónsul natural de Hamburgo –Federico Grund- casado con una sevillana que recaló en la ciudad tras algunas desavenencias políticas. Trinidad Grund Cerero del Campo (Sevilla, 1821) se casó con Manuel Heredia Livermore, hijo del destacado industrial Manuel Agustín Heredia. El posible suicidio de su marido en 1852 en una cacería, la muerte al poco tiempo de su hijo Manolito durante una operación y la pérdida en 1856 de sus dos hijas pequeñas en el naufragio del vapor Miño recondujeron su vida a la entrega a los demás. Así, en los años siguientes, funda el asilo de San Manuel, regala la capilla del Hospital Civil, colabora en el sustento de la Casa Cuna y la Casa de la Misericordia y se convierte en el paño de lágrimas de los desfavorecidos de Málaga. Falleció en 1896 y está enterrada en el panteón de los Heredia del Cementerio de San Miguel, en el barrio malagueño de Capuchinos.

La calle lleva su nombre porque en ella se encontraba su palacete, una mansión del XVIII en la que, cuenta la tradición, se alojó José Bonaparte durante una visita a Málaga en 1810. Actualmente es propiedad de una empresa inmobiliaria.

09 santa tecla
Grabado comercial de Federico Gross con el Cortijo de Santa Tecla a finales de siglo XIX. Archivo Antonio Gross

4. Cortijo de Santa Tecla

En Churriana permanecen los restos de este hermoso cortijo incluido en el catálogo del Patrimonio Inmueble de Andalucía. Fue construido hacia 1850 por el comerciante de ascendencia alemana Federico Gross Lund, fundador de Federico Gross y Cía, con almacenes en la calle Plaza de Toros Vieja, una compañía dedicada principalmente a las bodegas y a la exportación de productos tradicionales malagueños así como jarabe de frutos, vinos quinados, naranjadas, caramelos, productos navideños y hasta jabones. El nombre es un homenaje a su mujer, Teckla Gayen, con quien se casó en 1839.

En la hacienda había plantadas viñas, aguacates y plantas exóticas. En 1906, cuando era propietario un hijo de la pareja, Federico Gross Gayen, recibió la visita de los recién casados Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que hicieron su entrada acompañados por más de medio centenar de carruajes. El joven monarca se quedó sorprendido por la belleza del cortijo y le comentó a la reina que le recordaba “a la villa de Mouriscot”, en Biarritz, donde se habían prometido en matrimonio.

Finca de La Cerda

Postal con el estanque de la finca de La Cerda hacia 1910. Archivo Ignacio Krauel

5. Finca de La Cerda

La histórica finca junto al Arroyo Jaboneros que lleva el apellido de un propietario del XVIII, Manuel de la Zerda, fue comprada en 1857 por el entonces cónsul de Adolfo Pries Saniter, antepasado de los Krauel, familia oriunda de la ciudad alemana de Rostock que puso en marcha las conocidas Bodegas Krauel. En 1920 la adquirió Carlos Krauel Molins, cuarto cónsul de Suecia de la familia. En la noche del 11 al 12 de mayo de 1931, durante la quema de iglesias y conventos, Carlos Krauel trasladó a la comunidad de jesuitas y a los alumnos del colegio del Palo a La Cerda para ofrecerles protección.

Famosa por su exuberancia, La Cerda contaba con magnolias, ficus, palmeras, nogales, lago artificial, pista de patinaje, pista de tenis y una huerta. Tras la muerte de Carlos Krauel en 1932, fue vendida y desde 1935 alberga el psiquiátrico de San Francisco de Asís, que conserva el edificio principal de la hacienda.

La Concepción
Imagen del Museo Loringiano, en La Concepción.
Archivo La Opinión de Málaga

6. La Concepción

Propiedad de los Marqueses de Casa Loring, la casa-palacio de La Concepción fue construida en 1857 por el arquitecto germano August Orth, seguidor de K. F. Schinkel, máximo representante de la arquitectura neoclásica alemana. Miembro como Orth de la escuela berlinesa fue Wilhelm Strack, a quien Jorge Loring le encargó el diseño del futuro Museo Loringiano. Este templete dórico albergaba el patrimonio arqueológico de la familia, entre los que destacaba la Lex Flavia Malacitana, las primeras leyes municipales romanas que se conocen en el mundo.

Precisamente estas tablas motivaron que el gran erudito Manuel Rodríguez de Berlanga –afincado en la ciudad y vinculado a la familia Loring— escribiera a una de las máximas autoridades mundiales en Historia de Roma, el prusiano Theodor Mommsen, futuro Nobel de Literatura. Interesado, éste envió a Málaga a su discípulo Emil Hübner para estudiarlas. De este viaje, surgió entre Rodríguez de Berlanga y Hübner una amistad reflejada en 40 años de intercambio epistolar, científico y cultural atesorado en la Staatsbibliothek de Berlín.

Registro aportado por Ignacio Araujo. Fuentes documentales: Manuel Olmedo y Pedro Rodríguez Oliva.

casas huelin
Arriba: vista del barrio de Huelin en los años 40. Archivo Municipal de Málaga
Abajo: casas de Huelin en la actualidad. Foto: Pepe Ponce para el MPM

7. Barrio de Huelin

Aunque el apellido Huelin entronque con los calvinistas franceses, el Huelin malagueño más famoso también tenía sangre alemana. Se trata de Eduardo Huelin Reissig, que era hijo de la malagueña Luisa Reissig Ruano, descendiente de Zacarías Reissig, nacido en Hamburgo a mediados del XVIII y que vino a trabajar como comerciante a Málaga, donde terminó sus días. Huelin Reissig montó en la actual Carretera de Cádiz, junto a la fábrica textil de los Larios y los altos hornos de Heredia, una fábrica de azúcar.
Consciente de las lamentables condiciones de vida de los obreros, el empresario levantaría el barrio obrero de Huelin, dándoles casas individuales a los trabajadores, como sucedía en Inglaterra, en lugar de los clásicos barracones. Las casas, de una planta, tenían cocina, patio, sala de estar y dormitorios. En esta ciudad para obreros había médico, tiendas de alimentos, barbería, escuela y capilla con la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, germen de la parroquia de San Patricio de Huelin.

En 1875 el empresario malagueño cedió al Ayuntamiento el espacio entre las casas que dio lugar a las calles Lope de Vega, Caramba, Grau, Villarroel, Valero, Marquina, Embajadores, Río, etc, donde aún se pueden ver algunas de las viviendas originales.

avenida pries
Arriba: vista de los terrenos de Adolfo Pries en 1880. Archivo Federico Castellón
Abajo: avenida de Pries en 2015. Foto de Pepe Ponce para el MPM

8. Avenida de Pries

Esta avenida debe su nombre a Adolfo Pries Saniter, alemán nacido en Rostock en 1817 y que en Málaga trabajó como comerciante y banquero, con oficina en la calle San Juan de Dios. Fue además el primer cónsul del Imperio Alemán desde 1871 hasta su muerte en 1883.

Hacia 1870 ya era propietario de los terrenos frente al mar que hoy se extienden en el barrio malagueño de la Caleta, desde los pisos de Cantó hasta el hotel Las Vegas, lo que luego sería la futura avenida de Pries. Enfrente del Cementerio Inglés construyó unas casas, conocidas entonces como barrio de Pries, para los obreros de sus bodegas que se encontraban justo detrás. Además fue uno de los promotores del Teatro Cervantes, el principal teatro de la ciudad.

Su hija Clara Pries Scholtz, casada con Teodoro Gross Gayen, construyó tras la muerte de su padre en esos terrenos heredados Villa Clara, una mansión ya desaparecida, primera casa en la ciudad construida a prueba de terremotos. De Villa Clara, se conserva en la Catedral un altar dedicado a San Ramón Notato.

Familia Scholtz
Enrique Scholtz Caravaca y su mujer Matilde Beer en la década de 1890.
Archivo familia Benthem Gross

9. Las calles de los Scholtz

Junto a la calle Armengual de la Mota, en el barrio del Perchel, tres calles delimitan el espacio que ocupaban las antiguas Bodegas Scholtz: se trata de la calle Don Ricardo, que recuerda a Ricardo Scholtz Caravaca; doña Enriqueta (Aponte Pickman, esposa de don Ricardo) y Don Cristián (Scholtz Aponte, un hijo de esta pareja).

Las Bodegas Scholtz Hermanos, desde 1880 en un amplio almacén del Perchel, ganaron numerosos premios internacionales a la calidad de sus vinos. Permanecieron en el barrio hasta 1977 y desaparecieron hace pocos años.

Un sobrino del fundador de las bodegas, Enrique Scholtz Caravaca, fue el cónsul de Dinamarca que en 1860 acogió de forma muy cálida al escritor danés Hans Christian Andersen durante una visita a la ciudad que, como dejó escrito en su libro de viajes En España, le resultaría inolvidable: «En ninguna otra ciudad española he llegado a sentirme tan dichoso y tan a gusto como en Málaga.»

Antigua casa del consulado alemán
Imagen de la casa en los años treinta. Archivo de la Familia Tiessler.
Imagen del edificio en la actualidad. Foto: Tyk

10. Casa del Consulado Alemán

En la calle Compás de la Victoria y esquina a Pasaje Trigueros, hay un un emblemático edificio que durante muchos años se conoció como la Casa del Consulado Alemán. Construida en 1881, fue comprada a finales de este siglo por Christian Kröger quien, procedente de Fráncfort, se había instalado en la ciudad para dedicarse a la exportación de frutos secos. La residencia la heredó su hija Ana, que se casó con el diplomático hamburgués Rudolf Frömke, que ejerció como cónsul de Alemania durante más de cuarenta años, razón por la que la casa tomó su nombre popular.

Allí acudían los residentes germanos a gestionar las relaciones con su país de origen, cuyo clima político comenzó a complicarse con la llegada del Tercer Reich en 1933. Parece que en protesta contra el régimen nazi, la casa llegó a ser objeto de un asalto por parte de unos jóvenes españoles que trataron de atentar contra la bandera que ondeaba del balcón del edificio.

En su labor como cónsul, Frömke contó con la ayuda de su yerno, Paul Tiessler, procedente Erfurt. Su descendiente Pablo Tiessler continuó con la tradición diplomática de la familia en el Consulado de Brasil.

Registro aportado por Marina Tiessler. Fuentes documentales: José García Castillo, Francisco José Rodríguez Marín y Juan José Palop.

La Alemana
Arriba. Vista de la chimenea La Alemana desde el lado oeste del Guadalmedina.
Abajo. Factura del Archivo Histórico de la Archicofradía de los Dolores de San Juan.

11. La Alemana

Construida en 1896 por la empresa italiana Fiat Lux, la central térmica de carbón de La Purificación se integraría más tarde en la Siemens Elektrische Betriebe, por lo que tanto el edificio como la chimenea fueron conocidas como ‘la Alemana’. Con una capacidad de 1.200 caballos de vapor, la central se convirtió en la más importante de Andalucía. Un año después se levantaría la central térmica de la Malagueta. En la actualidad, enclavado en el barrio de La Goleta, se conservan el edificio y la chimenea, que son propiedad de Endesa, aunque sin uso.

A comienzos del siglo XX, la Archicofradía de los Dolores de San Juan solía contratar iluminación eléctrica únicamente para los días del septenario al objeto de dar mayor esplendor a los cultos de la Virgen.

Información aportada por Federico Castellón.

Colegio Alemán en El Limonar
Vista de El Limonar a comienzos del siglo XX. Al fondo, rodeado con un círculo, el Colegio Alemán en la parcela en la que hoy se encuentra la urbanización Las Yucas. Archivo de Joaquín Cestino.

12. El Colegio Alemán

Fundado en 1898, el Colegio Alemán se creó con el fin de que los descendientes de los alemanes que se habían instalado en la ciudad mantuviesen el contacto con la lengua y la tradición germanas. Se situaba en el Limonar, en una casa grande al final de la calle dedicada al gran escritor y político alemán Wolfgang Goethe y destacaba entonces por admitir a niños y niñas, así como por contar con sala de cine, biblioteca, aparatos de gimnasia y una enfermería con cámara de rayos X.

En 1933, el colegio tuvo que adoptar el espíritu del nacionalsocialismo y desde entonces la bandera del Tercer Reich, con la cruz gamada en el centro, ondeaba sobre su balcón principal. El 8 de mayo de 1945, decidida ya la Segunda Guerra Mundial, la escuela se cerró y se precintó con un escueto cartel: “Inmueble incautado por los gobiernos de los Países Aliados”.

Pasado cierto tiempo, uno de los profesores que pudo evitar su deportación, Herr Werner Träumer, reunió a varios de sus antiguos alumnos y prosiguió la enseñanza en distintas residencias de El Limonar, Bellavista y el Monte Sancha. Aún hoy son muchos los que recuerdan su paso por este colegio y por el aula de Herr Träumer, entre ellos Joaquín Cestino, que ha aportado el material documental de este registro y que evoca aquellos años en este texto.

Fuente: Museo Picasso Málaga (www.museopicassomalaga.org)

Documentación y textos: Alfonso Vázquez. Con la colaboración de La Opinión de Málaga.