No todas las orugas crecen para convertirse en hermosas mariposas. Algunos se convierten en batidos vivientes para sus papás, que ingieren fluidos corporales de sus orugas para atraer a las hembras.
Los investigadores observaron mariposas adultas de algodoncillo en el norte de Sulawesi, Indonesia, que usaban pequeñas garras en sus pies para rascar heridas en los cuerpos de las orugas para poder lamer el líquido que rezumaban
Recientemente, un equipo de científicos informó sobre la primera evidencia de este raro insecto que bebe de los cuerpos de las orugas, vivas y muertas. Los investigadores observaron mariposas adultas de algodoncillo en el norte de Sulawesi, Indonesia, que usaban pequeñas garras en sus pies para rascar heridas en los cuerpos de las orugas para poder lamer el líquido que rezumaban.
Esto se debe a que las mariposas macho buscan ciertos compuestos producidos por el algodoncillo (plantas con flores de la familia Apocynaceae), que repelen a los depredadores y ayudan a producir feromonas que atraen a las hembras. Dado que las orugas están rellenas de jugos de plantas masticadas, son un blanco fácil para estos extraños insectos que buscan aumentar químicamente su atractivo.

En busca de los alcaloides tóxicos
Las mariposas de la familia Danainae se conocen como mariposas algodoncillo, porque la mayoría de las orugas de este grupo se alimentan de plantas de algodoncillo, que contienen alcaloides tóxicos que son absorbidos por las orugas y luego procesados en sustancias químicas útiles que las protegen de los depredadores. Otro uso de estos alcaloides es en las feromonas de apareamiento, que se transfieren a las hembras en el paquete de esperma de los machos "como un regalo nupcial", escribieron los científicos.
Los adultos complementan la savia de la planta que absorben raspando las hojas de ésta con sus pequeñas garras, con la finalidad de liberar más savia cargada de alcaloides, que beben a través de su larga probóscide
La mayoría de las especies de este insecto se encuentra en Asia, pero cuatro viven en América del Norte, una de las cuales es la colorida mariposa monarca (Danaus plexippus), según el Atlas digital de Idaho. Los machos de esta familia son conocidos por un comportamiento único llamado rascado de hojas, en el que los adultos complementan la savia de la planta que absorben raspando las hojas de ésta con sus pequeñas garras, con la finalidad de liberar más savia cargada de alcaloides, que beben a través de su larga probóscide. A veces, los machos se reúnen por cientos para rascar y beber hojas de algodoncillo, según el estudio.

Una fuente muy diferente
Sin embargo, el 9 de diciembre de 2019, el autor principal del estudio, Yi-Kai Tea, candidato a doctorado en la Facultad de Ciencias de la Vida y el Medio Ambiente de la Universidad de Sydney, en Australia, y el coautor Jonathan Soong Wei, un naturalista de Singapur, observaron estas mariposas algodoncillo en los bosques costeros de la Reserva Natural Batuangus Tangkoko, en Indonesia, y se dieron cuenta de que estos insectos estaban rascando una fuente muy diferente cargada de savia: orugas de algodoncillo vivas, que parecían ser sus objetivos preferidos.
Tanto les gustaba que “las mariposas que se alimentaban a menudo estaban tan absortas que no se daban cuenta de que los observadores humanos las tocaban”
"Se observaron varios adultos rascando muchas orugas a lo largo de un tramo de vegetación costera" que se extendía durante más de 500 metros, informaron los investigadores. Luego vieron a las mariposas beber activamente "de las orugas heridas y rezumantes".

Tanto les gustaba que “las mariposas que se alimentaban a menudo estaban tan absortas que no se daban cuenta de que los observadores humanos las tocaban”, recoge el estudio.
En total, los científicos detectaron siete especies de danaine rascando larvas, tanto muertas como vivas.